Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 31 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 30.1.2003

Hoy se cumplen 60 días del paro. Una gesta en desarrollo, difícil de celebrar. Sesenta días de motivación y esperanza, de sacrificios económicos y sociales, de admiración por quienes han comprometido su vida, su carrera, su bienestar económico, sus inversiones y su visión de un futuro cómodo, tranquilo y sereno. Son muchos días de poco hacer, de mucho pensar y poco producir, de mucho rezar y poco entender. La perplejidad sigue, como la sombra, a las noticias. Sólo el gobierno produce noticias. La oposición no genera noticias. Ella es la noticia. Está ahí, simple y llanamente. Sigue oponiéndose, tranquilamente, alegremente, seguramente.
También se cumplen hoy 100 días del pronunciamiento de los militares en la Plaza Francia de Altamira. Han ocupado ese bastión por el mismo tiempo que le tomó a los franceses restaurar en su trono a Luis XVIII, luego de haber sido destituido por Napoleón que se había escapado de Elba. ¿Ironía del destino? ¿Quién sabe? Francia siempre ha luchado fuerte y parejo por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y a la tan frecuente pregunta ¿Qué hacen esos militares ahí, de que sirve eso?, respondo que hacen lo mismo que hago yo, que han hecho los de PDVSA, los marinos mercantes, los maestros y todos los que nos hemos declarado y estamos practicando la resistencia activa y pacífica
Incómodo, muy incómodo, es como me siento ahora.
Ya no estoy tan bravo ni tan desilusionado y frustrado. Incomodidad es la palabra que define mejor lo que sentimos algunos, después de los últimos acontecimientos políticos-judiciales y en presencia del desarrollo de la actualidad venezolana. Molesto y disgustado sí, además de tener esa sensación de indignidad que no me abandona y que no he podido aliviar a pesar de las muchas cosas que me digo, del mucho énfasis que pongo en sentirme orgulloso de mis congéneres y del optimismo rampante que impongo a mi vida y pensamientos, y que comparto con todos los alegres optimistas de este país. Quisiera poseer la llama perpetua del optimismo, el altruismo y el contento de estar actuando bien y por las más nobles causas: la paz, el bienestar, la justicia y la confraternidad.
Una muchedumbre, deslumbrante de colores y alegría, estuvo por casi 32 horas seguidas en la autopista, entre Chacaíto, el distribuidor Altamira y el Distribuidor Los Ruices. Independientemente del numero de personas, que era muy alto, lo que llamaba la atención era la alegría y la determinación de estar allí, a pesar de lo frustrante y retorcido de los últimos acontecimientos y la indigna bofetada a la disposición democrática electoral de todo el pueblo venezolano. Esa actitud es como la de aquellos juguetes que si los mueves o acuestas, de inmediato retornan a su posición original, los “porfiados”. Eso es lo que somos, unos verdaderos “porfiados vivientes”. Eso es lo que tenemos que seguir siendo, porfiados hasta el final y después también. La obstinación y terquedad, en este momento, son nuestras primeras actitudes colectivas e individuales. Si mil veces nos tumban, mil una nos volveremos a levantar. Si mil veces se apaga mi espíritu, mil una se encenderá.
Lo que va a suceder en los próximos días, ya está escrito. El guión lo intuimos todos. Así fue con el que acaba de ser representado. Esperábamos el referéndum, pero sospechábamos que no lo tendríamos. Esta es como una de esas novelas por entregas o de la televisión, que tiene capítulos y capítulos y no termina nunca y, mientras más esperas que algo suceda, sucede lo contrario. Así se mantiene el interés y se permite al tiempo que regule o cambie las cosas. El gobierno pretende ganar tiempo, por que están seguros de que el tiempo les brindará el reconocimiento electoral que hoy les estamos negando y que el propio presidente, que tiene más de veinte años empeñado en representar el papel que hoy actúa, cree tener; a pesar de nuestras manifestaciones en contrario.
Si alguien piensa que el presidente se va a ir y dejar el gobierno como resultado de nuestra presión supuestamente “light”, que no lo siga haciendo, pues así no se va a ir. El también es un porfiado y se siente atornillado.
¿Y entonces. Qué hacemos. Cual es nuestro próximo paso?
Es muy importante acordarse de la gota de agua que horada la piedra. De la terrible agresividad y energía que se esconde tras la resistencia pacífica. De la fuerza de la alegría en el momento de asumir las más dramáticas posiciones de rechazo, resistencia y expresión de nuestros ideales. Es un embate imposible de contrarrestar.
Las soluciones son muchas. Obviamente van desde la violencia montonera desorganizada e impulsiva, a la resistencia pacífica organizada, paralizadora y porfiada. La sociedad venezolana pareciera haber escogido esta última. La gama de oportunidades será mayor y el tiempo de ejecución efectivo será menor, mientras más desorganizada, violenta e impulsiva sea nuestra lucha; por el contrario, habrán menos oportunidades, el tiempo que tomará será mayor –por no decir, largo- pero las posibilidades de éxito se multiplican, si escogemos, como lo hemos hecho, la resistencia pacífica organizada, paralizadora y porfiada. Las razones son muchas, pero baste saber que en el caso de las montoneras impulsivas, violentas y desorganizadas, son menos los que luchan y muchos los que mueren o salen heridos, de ambos bandos. Aunque la sorpresa, la agresividad demostrada visible, el caos y el miedo, abren oportunidades para el éxito.
La resistencia pacífica, pasiva o activa, no está exenta de peligros, sobretodo en regímenes de tipo dictatorial, policial o miliciano. Pero al haber más gente comprometida, además de empresas, gremios, sociedades, grupos de cualquier tipo, etc., estar organizados, con estrategias claras y bien definidas, la paralización final del gobierno, medida por la ingobernabilidad, la ineptitud ya manifestada y la escasez de recursos del estado, traerán como consecuencia la victoria electoral de los resistentes. Sin derramamientos de sangre, con unión cívica, solidaridad, respeto y lealtad con los principios democráticos. Que es, después de todo, el resultado que queremos tener. La sociedad en la cual queremos vivir.

jueves, 23 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 23.1.2003

Hoy se cumplen 45 años del 23 de enero de 1958.
Recuerdo bien las tensiones que vivimos esos días. Mi padre andaba de un sitio a otro, escondiéndose de la policía política, la Seguridad Nacional. Dos o tres esbirros se apostaban en un camioneta gris en la esquina de la cuadra donde vivíamos y habían intervenido nuestro teléfono. No obstante, llamaba por teléfono: “soy Víctor…”, decía, (se llamaba Antonio, pero era conocido socialmente como “Sony”) y conversaba muy corto con mamá. No sabíamos nada más. La gran aventura para mi, que tenía casi 15 años; el gran compromiso para él, que había cumplido 47 años, ese 21 de enero, en la clandestinidad.
Desde hacía meses sentíamos las tensiones del progresivo deterioro del régimen pérezjimenista, pero entre diciembre y enero el suspenso había llegado a ser insoportable. No podía esperar el momento de vivir alguna otra pequeña aventura en la radio especial que permitía oír a las policías y a los militares. Me sentía que llenaba, en las pequeñas historias que escuchaba o algún comentario de alguien, las más aceleradas aventuras que mi imaginación podía desarrollar. Se me quedaron cortos los libros de aventuras de Emilio Salgari. Como él, sin salir de casa, viví cien veces aventuras como las del Corsario Negro y El Tigre de la Malasia. Fui, en mi fantasía, capaz de todo, excepto de captar, verdaderamente, lo que estaba sucediendo. Hoy en día pienso que ni que me lo hubiesen explicado lo habría entendido. El sentido de aventura estaba por encima de la apreciación de la realidad. Lo que viví entre el 1º y el 23 de enero, fue una mezcla de temor con placer, de incertidumbre y aventura, para mi algo tan peligroso y apasionante, como haber entrado por primera vez en la tumba de un Faraón, o estar pendiente del viaje de Lindbergh…
Por supuesto que sentía angustia por mi padre, pero él, como todo padre, estaba más cerca de ser Supermán que de víctima. Esa noche oímos a la “Vaca Sagrada” despegar del aeropuerto de La Carlota con su carga ignominiosa. Al rato supimos que papá estaba bien y de ahí en adelante, en mi casa, todo fue hablar de política y hacer política, hasta que en 1959, se enfermó muy gravemente y tuvo que ir a USA a operarse, recuperarse y luego cuando regresó: no más política.
En los siguientes 45 años, apartando los devaneos políticos propios de los estudiantes, nunca he andado en la política, que me atrae e interesa mucho, pero que no es para mí. Lo sería, si fuese como aquella que viví a los quince años: un continuo sentido de aventura, suspenso y tensión, con no más peligro que aquel de un apasionante libro o una electrizante película.
De repente, hoy, estamos todos en la política. Aún sin quererlo. No militamos, ni lideramos nada que tenga que ver con la política, pero la estamos practicando. Hemos estado en paro cívico, hemos ido y vamos a las marchas, paseamos con la bandera, vemos televisión y oímos la radio con frecuencia y dedicación religiosa, opinamos aquí y allá, escribimos, hablamos, pensamos incesantemente…
Trato de no sentir tanta rabia, ira, odio, deseos de venganza, impotencia, vergüenza, indignación ni miedo. Pero no puedo. Debo estar alejado de la mano de Dios y sin Ángel de la guarda, por que ¡siento tantas bajas pasiones…! Al menos controlo, por ahora, las conductas que deberían seguir esas pasiones y no grito ni agredo, no maltrato ni insulto y no rompo nada ni ahorco a nadie. Todavía creo confiar en el futuro, en la negociación, en el acuerdo, en la calidad del resto de los venezolanos, pues estoy absolutamente seguro de que aquí los malos son muy poquitos. Pero, ¿y esas pasiones, porqué, de dónde surgen? ¿Por qué pasiones bajas y hasta viles, y no sentido de aventura, pasiones enaltecedoras, fantasías de actos trascendentes e ilimitados?
Analizando el diario vivir en estos últimos meses y días, es fácil darse cuenta de la frustración e indignación que nos ha invadido. La actitud del gobierno al negarse a entender y aceptar nuestro desencanto y nuestra protesta, de negarse a sus obligaciones económicas con las regiones del país que no le son afectas, el habernos dividido en dos trozos, uno pequeño que domina y administra las arcas y el poder del estado, y otro, grande, inmenso, que dependemos de nosotros mismos y que nos hemos creído que el volumen, el número, nos daba la fuerza para solicitarle al gobierno su retiro y nuevas elecciones. Hicimos lo que la fuerza garantizada por los grandes números hace. Se intentó todo, demandas ante el Tribunal Supremo de Justicia, expresiones públicas de opinión, huelgas, paros escalonados, cada vez más días y más fuertes, hasta llegar al gran paro cívico del 2 de diciembre, al cual se sumaron, con pleno derecho, los empleados de la industria petrolera. Se planteó y se instauró la mesa de Negociación y Acuerdos. Se recogieron las firmas para un referendo consultivo el 2 de febrero. Seguimos con las marchas, lo mítines, las aglomeraciones y los cacerolazos a las 8.00 PM, todos los días, en todo el país. Por supuesto, no hubo celebraciones de Navidad, empezó a escasear el alimento, ya falta la gasolina y el gas doméstico. Los centros comerciales, las tiendas grandes, las industrias, etc., siguen cerradas.
El país se desmorona. El gobierno sigue ciego y sordo. Juega a nuestro desgaste y al del país, como corolario. No hay dinero para pagar los salarios de los empleados, pero si lo hay para importar gasolina. No hay negociación para disminuir la conflictividad y reabrir las industrias, pero si para hacer negocios millonarios en el exterior, e importar alimentos de segunda y baja calidad a precios de oro, como las harinas de trigo importadas desde el Uruguay, que llegan a un puerto colombiano y como tardan más de lo previsto en descargar y enviarla en camiones a Venezuela, se descubre en Montevideo, que la dicha harina está contaminada con un hongo o la parte tóxica que queda de él. Ahora, debido al silencio oficial, no sabemos dónde está esa harina. Pero lo sabremos, tristemente, por los enfermos que resulten de su consumo.
Para remate, ayer y anteayer, en una cascada de decisiones, el gobierno multa y amenaza con el cierre a dos plantas televisoras. El Tribunal Supremo de Justicia, en franca complicidad con el gobierno y de forma injusta, ilegítima y mal disimulada, le dicta al General Martínez, a quien ya habían detenido ilegalmente y está preso en su casa, 30 días más de detención, con prohibición absoluta de hablar con la prensa, dar entrevistas y sin visitas ni teléfono.
El presidente asciende a un grado más alto a un general indigno, que sin mediar por la paz, agredió una manifestación pacífica de forma violenta y descarnada. Le da un espaldarazo proponiendo su ascenso, a otro general indigno y patán, el famoso general eructador, de cuerpo de toro y mente de pollo, el “toripollo” , quien, antes de ayer fue criticado fuertemente por sus pares y hablaron de llevarle a juicio.
El gobierno canceló la venta de dólares por cinco días como preámbulo al control de cambio. Nombraron Ministro del Interior y Justicia al general de tres soles que jugó el infame papel de engañar a todo el país el 12 de abril de 2002, cuando dijo que le había pedido la renuncia a Chávez y que él la había “aceptado”, barbaridad semántica que, según dijo posteriormente el propio Chávez, fue mentira; el mismo inefable general que junto al alto mando militar pusieron sus cargos a la orden, para irse luego a dormir, tan tranquilo como lo podían dejar aquellas granadas de asalto que mantenía a su lado. Nombró jefe de las fuerzas armadas a otro general indigno e infame, que teniendo apellido de carnicero ha sido más verdulero y mercader; famoso administrador de planes de bienestar y construcción de viviendas populares para las barriadas de Caracas, planes inconclusos todavía y dedicado agente represor de la Policía Metropolitana y de los manifestantes caraqueños.
Al comienzo de la tarde de ayer el vicepresidente dio a unos periodistas la primicia noticiosa del año: suspendido el referendo consultivo. A pesar de que todavía no se había emitido la sentencia correspondiente. Por lo que el Tribunal Supremo de Justicia, que no podía dejar en la intemperie al inefable, flemático y distante vicepresidente, tuvo que emitirla apresuradamente. Lo cual en condiciones normales hubiese sido imposible, pues la magistrada suplente que había sustituido a la magistrada suplente que había sustituido al magistrado principal –así es, no es broma, ni error de imprenta-, apenas se había incorporado al tribunal un par de horas antes que la sentencia fuese conocida por todos. Ese corto tiempo fue suficiente para que este prodigio de la eficiencia judicial bolivariana y revolucionaria, se leyera el voluminoso expediente, de poco más de 800 páginas, pensara, reflexionara, cogitara, o hiciera lo que tuviera que hacer, para que junto a sus otros 3 cómplices, tomaran la decisión.
El mismo tribunal de marras, devuelve a otro general sus derechos y así el general Vásquez será reintegrado (¿?) al ejército, de donde fue sacado ilegalmente, dos veces. Pero si una es de arena, la que sigue es de cal: el tribunal sentencia que la declaratoria de desobediencia civil y el derecho a la resistencia y a la rebelión, según el artículo 350 de la Constitución *, no es legal, ya que debería previamente haber existido un juicio o varios y además solo se aplicaría a nuevos gobiernos, espurios, de facto o ilegalmente constituidos en su origen; por tanto, ningún gobierno pierde jamás su legitimidad, haga lo que haga, si es que ha sido elegido. Ese churro pastoso, aceitoso y meloso, es lo más absurdo que jamás pensé que vería en materia de justicia y equidad. Sólo les faltó decir que la elección de un gobierno era un sacramento y por ello indisoluble, pase lo que pase, hasta que ese gobierno no lo decida por él mismo, o haya nuevas elecciones al final de su período.
Total, si hace cuatro días habían al menos dos poderes autónomos de los cinco constitucionales, hoy hay sólo UNO, autónomo e independiente de los otros y del país.
En medio de estos acontecimientos, el ex–presidente Carter propone lo que ya se había propuesto, pero le da el giro de fijar una fecha: el 19 de agosto de 2003, que, supuestamente, el presidente aceptó. El problema es que sin Consejo Supremo Electoral –inhabilitado por el Poder Judicial- no pueden hacerse elecciones. Es decir, la solución es votar pero ¡está prohibido hacerlo!
Está claro que estamos celebrando los 45 años de la democracia, con el inicio y consolidación de su antítesis. ¿Fin de un ciclo? ¿Inicio de otra revolución de la historia?
¿Qué va a pasar ahora? ¿Quién lo sabe?
El sentimiento que todos tenemos, incluyendo a los propios chavistas, es que este gobierno terminó. ¿Por qué Chávez no lo acepta así? Las razones son muchas, la primera y más importante es que él no lo ve así. Se sigue sintiendo ganador y siente que no tiene que hacer ninguna negociación, ni ceder, ni luchar por lo que es de él. Sólo tiene que imponer y limpiar los estorbos. Para él no se está desmoronando el país. Se están desmoronando y hundiéndose los oligarcas, neoliberales salvajes, conspiradores y saboteadores, y por tanto sus plantas y sus industrias serán tomadas por el pueblo y la soldadesca. No importa que saqueen la panadería y que de paso la destruyan (como contaba Ortega y Gasset), o que se coman los huevos y la gallina también, eso es lo que hace la masa anómica victoriosa. Es lo que estamos viendo con la industria petrolera, y lo seguiremos viendo con las fuerzas armadas, la industria alimentaria, etc…
*Artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 24/3/2000: «El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.»

lunes, 20 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 20.01.2003

Hoy se cumplen 50 días de paro general.
Se ha detenido la economía, se ha exacerbado la política y la diatriba; se ha incrementado el irrespeto por las personas, las instituciones, las leyes y las buenas costumbres; ha aumentado nuestra angustia vital y la del diario vivir; la adrenalina se ha liberado de forma incontrolada y frecuente; los lagrimales se han vaciado casi a diario, por sufrimiento y por los gases lacrimógenos; se han desatado instintos definitivos y terribles, que no conocíamos mas que por las películas y las novelas; nos hemos convertido en seguros controladores de las más bajas y vengativas pasiones; ha disminuido nuestro ritmo de vida -estamos más tiempo en casa-; se ha incrementado la unión familiar; ha mejorado nuestra condición física -marchamos todos los días, o casi todos-; hemos comido más "sano" - menos restaurantes y hasta menos comida-; hemos gastado menos dinero, que además no tenemos y finalmente, nos hemos convertido en obcecados y encolados videntes de la TV y desesperados oyentes de la radio, cuando no de ambas.
El anhelo de noticias se torna en desagrado y frustración al aparecer súbitamente en una cadena radiotelevisiva, un personero del gobierno o el Presidente, con un discurso abusivo, pseudo lógico, mitómano e insultante, que tiene la intención de minimizar y descalificar todos nuestros pensamientos y apreciaciones de la vida que tenemos que vivir, en esta locura colectiva disociada de la realidad, que constituye el gobierno actual del Estado venezolano.
La frustración y la indignación son ubicuos.
Los opositores estamos más esperanzados, por que estamos empeñados en una lucha a futuro que no tiene vuelta atrás y ya decidimos que sólo puede haber un final colectivo, sea cual sea mi destino individual.
Los oficialistas, que se sienten hoy tan acorralados por nosotros y la opinión internacional, como ayer nos sentimos nosotros por ellos, no ven otra salida que la imposición, la fuerza, el silencio forzoso, la censura, la propaganda fantasiosa y falaz. Se ha instalado en el pensamiento colectivo chavista, la actitud agresiva y violenta, la búsqueda del resultado con desprecio del individuo, de las formas, de las leyes y del respeto a la moral y a las buenas costumbres. El colectivo chavista ya no lo conforman mayoritariamente quienes ingenua y auténticamente, creyeron en Chávez. Ahora, están con ellos, muchos que ven en esa agrupación política una guarida o un medio para expresar su rabia, frustración, violencia, agresividad y desencanto consigo mismos y con la sociedad que los vio nacer y los nutrió mal, tanto de calorías y vitaminas, como de valores, cultura y fuerza moral.
El gobierno cree que la pintura que ellos ordenan que se pinte y se muestre, o la realidad que no permiten que se vea, es la realidad que los demás debemos creer. Si los helicópteros con cámaras de video no vuelan por encima de la manifestación, o de la marcha, o del lago de Maracaibo, entonces, ni la manifestación, ni la marcha, ni los derrames de petróleo existen…
Nada es más claro y transparente que el disimulo, el disfraz y el engaño, cuando todos sabemos que pasa. Quizás sea por eso que, contrastando el fondo con la forma, se presenta a mi mente el pensamiento de que algo profundamente traumático y tautológico, se oculta en esas conductas tan repetidas y constantes de justificarlo todo, sea como sea, de mentir y desdecirse, de quebrar y anular la policía y las fuerzas armadas, de desposeer a quienes poseen y generan trabajo y estabilidad social, de usar, abusar y maltratar a las mujeres, de dejar en el camino a sus amigos y a quienes se exigió lealtad que no fue reciprocada. Pareciera que esa manera de expresar la tormenta interior se contagia a sus cómplices, y en el entendido de que existe un permiso, una autorización para actuar, por virtud del verbo y ejemplo del jefe, estos repiten las acciones del padrón, más retorcidas, más agresivas y violentas, más bizarras y más frecuentes, cada vez.
La escalada de agravación de la situación política, económica y social, seguirá. Ya conocemos mejor a quienes adversamos. Sabemos de que pié cojean. En forma de chisme, bola, mentira, pauta de guerra psicológica o verdad, el juego tanático ya está en la calle: Cincuentamil bolsas negras para cadáveres. Mil quinientos cubanos armados, setecientos y pico de guerrilleros, los círculos del terror, los delincuentes armados que liberó el sistema judicial, o los adeptos al régimen. 300 taxis armados hasta los dientes. 5.000 motos agavilladas. Los saqueos organizados. Los tribunales populares. Los gritos y aspavientos del Ministro de Defensa, de García Carneiro, de Acosta Carles. Las amenazas y desplantes de Hugo Rafael y del Vicepresidente –experto en chismes-. Los enroques ministeriales y militares, etc, etc, etc… Sea verdad o mentira, es más un malabarismo maligno, ensordecedor, obnubilante y amedrentador, que realidad. Si hay pelea, la habrá, será dura y fuerte, probablemente breve y estará ganada de antemano, por que no es lo mismo luchar por ideales y principios, que por liberarse de demonios interiores. Estos últimos pueden aliviarse también con alcohol, dinero, alabanzas, loas, disfraces y, he aquí la clave para atraer al hoy adversario, con la oferta de una vida mejor en un grupo social que enfrenta sus retos como comunidad, como sociedad y no como series y grupos de individuos auto segregados, resentidos, etc.. y con la práctica inmediata de la aceptación, del rechazo a la división y a la agresión, y con la actitud incluyente.
¿Inventaremos nosotros malabarismos mediáticos semejantes? No creo, nuestra gesta es trascendente y diáfana. No estamos juntos en esto por que padecemos de traumas que generan identificaciones para lograr el alivio de nuestros demonios internos. No siento que tengo identificaciones con ninguno de los señores de la Coordinadora Democrática o de la mesa de Negociación y acuerdos, pero los respeto, apoyo y reconozco su papel en esta lucha. Ellos no son mis líderes, son nuestros representantes. Nuestros líderes somos todos. Se acabaron esos liderazgos verticales y los liderados ciegos, obsecuentes y sumisos, cuando no serviles. Esos son los líderes que quiere Chávez y compañía. No son los que queremos, ni los que tenemos nosotros. Se acabaron también los partidos políticos tradicionales con sus esferas de influencia, sus líneas de acción y sus estructuras de comando y liderazgo, anticuadas e improductivas, y por supuesto ineficientes. Los nuevos partidos políticos tendrán que ser los grandes facilitadores de la expresión y acción del individuo. La formación política es y será indispensable, pero el respeto y estímulo a la acción individual, inspirada y apoyada por el colectivo, es la clave. No es un sistema piramidal de liderazgos, es una actitud horizontal igualitaria, colectiva en cuanto a comunitaria, y popular en cuanto a que todos participamos con igual responsabilidad y así somos y seguiremos siendo reconocidos. Mi ciento por ciento de compromiso y participación es igual a tu ciento por ciento de lo mismo, aunque yo sólo escriba y tu en cambio, seas alcalde, militar, policía, diputado o maestro de ideología política.
Idealismo romántico y quijotesco, ciertamente; contra el pragmatismo criminal, pseudo lógico y paranoide persecutorio del gobierno. La lucha de la flor contra el fusil. Sólo los opuestos, lo terriblemente opuesto, dará, en estos momentos, al buscar acercarse, resultados no malditos por el sufrimiento, la sangre, la venganza, el dolor, las pérdidas y el rencor. Si actuamos parecido, parecidos seremos.

domingo, 19 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 17.01.2003

Ver a un general y a sus soldados seguir ciegamente, sin cuestionamiento alguno, las órdenes del Presidente, que, obviamente, no están apegadas a las leyes más elementales de la República, es muy penoso; pero, peor es verle coger –robar- una malta, tomársela e inmediatamente eructar sonoramente ante las cámaras de TV y de fotografía de los periodistas, que, justificadamente y con la misma vergüenza que siento yo hoy, le mostraron al mundo el “grito de guerra” (Televisión española), que el general creyó era un acto divertido de ejercicio del poder. Hacía pocos segundos, había dicho, sobre su presencia y actitud en ese lugar, que estaba efectuando una “visita” con cizallas, empujones y entrada no permitida en propiedad privada, sin los permisos correspondientes y sin las razones de necesidad, y que ésta se justificaba en las órdenes directas del Sr. Presidente. Pienso que se le ordenó también la actitud jaquetona, prepotente, presumida, burlona y vulgar que le vimos y también la enorme e injustificada agresividad y ensañamiento de sus soldados, en contra de los empleados de las empresas invadidas, de los manifestantes y en especial, en contra de las damas. La gracia criolla –recordemos que la risa surge cuando cede el temor- llama ahora al muy conspicuo general: “el toripollo”.
Ese mismo día nos habíamos despertado con las noticias de las palabras del Presidente en la ONU. Sus comentarios descalificadores de la gestión del Sr. Gaviria y de lo inconveniente de un grupo de “amigos”, que debían reconocer primero que el de él es un gobierno constitucional, elegido libremente y por tanto legítimo, y segundo, que la oposición era saboteadora, golpista y subversiva. Terminando con la frase de que “no negociaría con subversivos, saboteadores y golpistas”. No dejando pues resquicio alguno por el cual negociar o llegar a algún tipo de consenso, aunque sólo fuese como dijo Horacio: “concordia discors” (estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo).
Horas después, restregó al país el mismo comentario, pero además lo sazonó con frases que definen claramente que él es el único que puede escoger y designar los líderes de la oposición y.. lo hizo. Nos escogió los líderes que el quiere y además los alimentó con la posibilidad de que sean ellos los impulsores de una enmienda a la constitución. Insertando una cuña maligna en la oposición.
Así pues, es el gobernante el que dice qué es verdad y qué no lo es; qué pueden ver los televidentes, oír los radioescuchas y leer los lectores de noticias y qué no; qué es información veraz y qué no lo es; qué es legal y qué es constitucional, y qué no lo es. Ahora también escoge los líderes y les dice qué tienen que hacer, y cómo. Ya no es necesario el Estado. El Gobernante es suficiente. Él es el Estado. De los cinco poderes del Estado venezolano, el Ejecutivo (Hugo Chávez y sus cómplices) y el Electoral, son los únicos verdaderamente autónomos, aunque el único independiente económicamente es el Ejecutivo.
Parte del futuro será procurar la independencia económica del Poder Electoral. Ya se verá cómo, pero se hará.
Entretanto, seguiremos con la mirada puesta en el futuro y la esperanza en la mesa de negociación, los amigos de Venezuela, Gaviria, la Virgen María, las tres divinas personas y la determinación altruista que ha demostrado la ciudadanía y que ahora deberá aderezar con la capacidad y generosidad de convivir con todos por igual y no caer en lo que los otros han caído. La renovación, la restauración y la reconstrucción del país debe comenzar antes, ya; y debe demostrar que hay apertura y generosidad, para que quienes nos oprimen ahora sepan que después no habrá retaliación, pero si responsabilidad legal: para ambos bandos

domingo, 12 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 11.1.2003

El 13.12.2002 apareció en el diario El Universal una caricatura de un supuesto tejano con sombrero de ala ancha, parecido, quizá, al vaquero del norte que comanda las huestes policiales de la democracia occidental; el vaquero en cuestión decía: "Advertimos a los venezolanos que el derramamiento de sangre se puede hacer sin que se derrame el petróleo..." desde entonces no he podido dormir bien.
Mi sueño plácido y reconfortante, se acabó. Todas las noches y a la hora que sea que intente dormir o descansar, mi mente no para de buscar formas, maneras, caminos, vías, vericuetos, actitudes, palabras, que nos permitan explicar, dibujar, pintar, comunicar, transferir, inculcar en los actuales gobernantes de este país, que quienes les oponemos también queremos lo mejor para todos, pero que lo que no queremos es que lo mejor para todos sea lo que una persona y su grupo de afectos decidan y a la fuerza; queremos que sea lo que la mayoría desee, con respeto y tolerancia por la divergencia y el disenso, y no podemos convivir por más tiempo con la agresión verbal y física y el odio contra el que disiente, la violencia verbal y física contra el que ha hecho de su vida una vida de estudio, formación y trabajo exitoso, pero no milita en el grupo oficialista. He soñado y pensado mil maneras de marchar y dar aspecto de solidez, fuerza, potencia y decisión... Así, a lo mejor, el presidente se intimida algo y cede su posición y camina la mesa de negociación y acuerdo... ¡Qué no he pensado y soñado...!
¿Por qué me puse así?
Esa caricatura de Rayma Suprani, muestra la visión internacional del problema que tenemos en Venezuela. No importa lo que pase a los venezolanos, siempre y cuando sigamos pro-duciendo petróleo, o siendo consumidores. En todo caso somos un eslabón importante de la cadena de consumo de la familia feliz del occidente democrático y altruista, que además no nos tomará en cuenta si no somos un productor consumista, confiable y constante. Los orientales, por cierto, opinan igual.
A esto le sumo que por esos días, un tal Fabián Chacón, abogado que abogaba ante el Tribunal Supremo de Justicia por la legalidad del acto inconstitucional por el cual se intervino la Policía Metropolitana, dijo de lo más tranquilo y satisfecho con su actitud y pensamiento: "El problema no es la Constitución o la legalidad de nuestra actuación, sino que producimos resultados positivos." Defendía además que ellos no habían intervenido la Policía Metro-politana, ya que: "Negamos que haya habido una intervención, pues no ha habido ninguna fuerza que haya penetrado en las instalaciones." (de la Policía Metropolitana, se entiende)
¿Qué es peor, el secuestro, el sitio, o la intervención?
Y que el fin justifica los medios, cualquier medio, ¿Qué?
Ahí está la clave del problema: un gobierno mentiroso, que justifica lo injustificable al mejor estilo sofista, visto internacionalmente como un problema que será menos problema en la medida en que sus nacionales puedan vender su petróleo y tengan capacidad de consumir para que se de el retorno de lo que se pagó por el oro negro.
Pero si ha sido difícil la lucha hasta el momento, pues a la actitud internacional de no querer reconocer la realidad interna del país, de hacerse sordos a nuestras demandas de ayuda, se le ha sumado la actitud prepotente, despreciativa, desvalorizadora e infantil del gobierno, que, no sólo no reconoce las acciones y consecuencias de los actos de la oposición, si no que además se paraliza en su condición de gobierno e invierte todo su esfuerzo, tiempo, energía, inteligencia y dinero –por cierto, de todos los venezolanos- en aparentar que nada pasa que todo está bien, que ellos son más fuertes y más que nosotros. Una mascarada maligna y costosa que al final nadie, en éste país, cree.
Blandiendo la constitución –elástica para él y los suyos, rígida, acerada y determinante para los demás- y un cristo –manoseado y no atendido- que en una oportunidad le esquivó en me-dio de uno de sus larguísimos discursos, se dirige a todos con frecuencia e impositivamente, a la fuerza, con sus interminables e inagotables arengas.
“Quien mucho habla, mucho yerra”, o como decía Aguiló: “Aquel que dice cuanto piensa, piensa muy poco lo que dice”, y nuestra esperanza es entonces que “por la boca muere el pez”.
Mientras el pez muere por sus propias acciones y dichos, los demás nos desgastamos en la espera, con esperanza e impaciencia.
El gobierno profundiza sus diferencias y radicaliza sus actitudes, la oposición también.
El gobierno está, paulatinamente, empleando e incrementando la violencia, la oposición, todavía no.
El gobierno utiliza a los civiles que le son afectos a través de los llamados círculos del terror (Los círculos bolivarianos armados), para que sean ellos quienes ejerzan la violencia y no los militares o la policía política del estado, o mejor dicho, no tantas veces ellos.
El gobierno ahorca a las gobernaciones y alcaldías que no le son afectas, no dándoles el diezmo correspondiente –por llamarlo de alguna forma- al impuesto nacional.
¿Qué va a suceder ahora?
Las cosas están cambiando rápidamente. Ya no hay petróleo para vender, o muy poco. Ya no hay gasolina para consumir, o muy poca, ya no hay dinero para gastar, o muy poco y no hay cosas para comprar, o muy pocas. Además sigue el “paro cívico”: no debemos mover la economía ni la sociedad, ni la ciencia, ni nada, hasta que el pez muera por su boca; hasta que sea otro y otros quienes dirijan al país, al menos en teoría. Primero contarnos en las urnas de votación, luego apoyar con los votos un nuevo gobierno. Falta mucho en verdad.
¿Estaremos más cerca que antes?
Creo que sí.
Ayer y hoy se han despertado los grandes padres blancos del norte. Están preocupados con los criollitos venezolanos. Por fin llegó el momento de forzar una decisión en ese país. Parece que después de todo el problema no es como lo plantea Chávez de una oligarquía en contra de un pueblo; de una rebeldía contra un pardo, como expresión de un racismo solapado y soterrado, que viene carcomiendo las dulces y puras entrañas de los niños venezolanos desde la colonia y que, ¡Por fin! Hizo explosión y se manifiesta con una acción artera y disgregadora de la venezolanidad, encarnada en el más puro de los espíritus llaneros, en el heredero de Maisanta y de Zamora.
La prensa internacional ha dicho todo lo que les ha venido en gana. Han creído al gobierno todas sus mentiras. Se han ocupado solo de retransmitir lo que se les ha servido como información, verdaderos reporteros. No han entendido ni han querido entender el papel protagónico que se ha visto obligado a ejercer el periodismo venezolano en todas sus formas. Los periodistas y los medios de información audiovisuales tuvieron que dejar de ser reporteros objetivos, para ser protagonistas de la noticia, para ser portadores para el resto del pueblo de la información que les era negada y además tergiversada por parte de los gobernantes y han tenido que actuar así para salvar su integridad física, cuando no sus vidas y presentar la verdad de los hechos. Hoy están seriamente amenazados los medios audiovisuales, no sabemos si mañana estarán allí. Tampoco los periodistas. Los informadores, en general se han convertido en los agentes de propaganda más formidables para ese 80% o más, de venezolanos que no aceptan y no comulgan con el gobierno que tenemos. Quizás han perdido objetividad en el reporte de la noticia, pero han ganado bonhomía en su actitud de apoyo a la justicia, la decencia, el respeto y la esperanza.
Una palabra sobre la gestión de Gaviria. Si de paciencia hablamos, Job y Gaviria andarán siempre juntos. No puedo imaginarme a alguien como mediador o facilitador en una mesa en la cual la representación del gobierno, desde el primer día, demostró que no tenía autonomía, ni espacio para expandir su limitación, tampoco tenía más que la voluntad de arrastrar en el tiempo lo más posible las discusiones. Pero, siento que el juego también lo ha venido jugando la oposición: dejar que el gobierno se muestre como es: rígido, inflexible, pretencioso, obtuso, mentiroso y cínico. Así pues, le agradezco al Sr. Gaviria que haya tenido la paciencia de aguantar tanto para que todos vieran en corto tiempo lo que aquí vivimos a diario. Gracias a su paciencia y a la de los representantes de la oposición se está viendo como es el “maní”.
Los niveles de sacrificio y determinación han sido marcados por los periodistas, la marina mercante, los industriales, los grandes comercios, los profesionales de la salud, tantos hombres y mujeres que a pesar de depender de un salario se han declarado en paro, los maestros y los empleados bancarios, los transportistas. Pero descuellan en esta lista, por su persistencia, claridad de objetivos y solidaridad, los empleados petroleros, que una vez más han sido abanderados de la libertad de conciencia y de metas en la vida. Somos todos un ejemplo para todos. De esa interrelación se desprende que la fuerza para continuar la compartiremos y reforzaremos en la desgracia.
El fin está cerca. ¿Qué quedará después…?
“Porque sembraron viento
recogerán torbellino;
no tendrán frutos, el trigo no dará harina;
y si la diere, se la comerán los extranjeros”
(Oseas, VIII-7. Sagrada Biblia)
No es casualidad. Cuando el profeta Oseas escribió esto, se refería a la inminente caída de Israel en castigo por sus crímenes, que eran tan grandes que Dios había anulado la Alianza con su pueblo. La corrupción a todo evento y nivel, era uno de esos crímenes.
Como pueblo (Israel), permitimos que se sembraran los vientos que nos han azotado, vivimos y lo seguiremos haciendo, con torbellinos y vendrán las fuertes tempestades que no queremos, y después vendrá la calma, hasta entonces sufriremos la benigna explotación de los extranjeros, mientras ordenamos el hogar que destruimos.
Lo que no se es cuándo…

Actualidad venezolana al 19.12.2002

En Venezuela lo estamos pasando muy mal. La situación política del país es terrible, la económica es pavorosa y la social es explosiva. Espero que no lleguemos a las armas de forma definitiva. Hay quienes lo desean. Los perros de la guerra están en todos sitios, en todos los momentos y es esta una oportunidad más para ellos.
La violencia es la regla hoy día.
La resistencia pacífica es una actitud que estamos tratando de demostrar. Con grandes esfuerzos y sacrificios, pero con convencimiento.
La política ha invadido nuestra paz, nuestros hogares, nuestra confianza y desde luego la fe. No entendemos por qué, pero así ha sido.
Ya tenemos 17 días de paro. Yo estoy de paro. Sólo he atendido algunas emergencias y suspendí la consulta hace 17 días. No se cuanto más podremos aguantar, pero lo haremos.
Pérdida es lo que sentimos todos aquí en este momento. Todos nuestros actos pareciera que están orientados en recuperar el sentido de la vida que queremos vivir en contra del que perdimos y del que nos obliga a vivir este régimen mentiroso, cínico, agresivo, violento, coartador, indignante, empobrecedor (no sólo en el sentido económico de la palabra, también en el cultural, educacional, profesional y espiritual).
La sensación es la de una enfermedad muy consuntiva y limitante que solamente se cura si desaparece, no tienes ya la posibilidad de vivirla crónicamente, no es posible adaptarse. Es como convivir con la maldad o con la mentira, simplemente no se puede.
Un amigo, Pepe Rodríguez, escribe una columna en el diario El Universal y llama siempre al presidente Chávez, “belcebú”. Eso da una idea de lo que estamos viviendo.
Quizá la única enseñanza que hemos visto hasta ahora es la de la solidaridad que se inicia en gran escala en nuestro país, y la siguiente cosa que veremos es la “desmaterialización” de los actos cotidianos del individuo. Los venezolanos están aprendiendo a la brava que el dinero y los bienes no sirven de nada si no tienes la paz, la libertad y el sentido de pertenencia a la sociedad humana. Por primera vez en años hemos oído personas que prefieren perder o no tener (poseer), o no ganar, que seguir como estamos. Esa es la Venezuela verdadera.
En Venezuela cumpliremos el próximo julio del 2003, cien años sin guerras, después de haber pasado 90 años ininterrumpidos de guerras, desde 1811 al 1903. Desde entonces hubo escaramuzas y pequeños actos bélicos, o levantamientos, como los hemos llamado, pero sin más.
También celebramos este año los 66 años de la gran huelga petrolera del 14.12.1936, que duró 42 días, y que la llamaron del “agua fría”, pues ese fue el detonante, nuestros obreros petroleros solicitaban de sus patrones yanquis el derecho a tomar agua fría, igual que lo hacían ellos. Eso duró 42 días y los hijos de los obreros y sus esposas se morían de hambre, y las personas de Caracas y de otras ciudades se trajeron a esos niños mientras duró la huelga, para alimentarlos, cuidarlos, educarlos y hacerles sentir con fuerza la solidaridad que sentían por la gesta de sus padres y darle así a los huelguistas el fuelle que necesitaban para seguir adelante con su gesta, que no sólo resultó exitosa, marcó a su vez el inicio de los modernos sindicatos de trabajadores, la central obrera única, la Ley del trabajo –para su época una de las más avanzadas del mundo- y por sobre todo eso, el inicio de una era democrática y de crecimiento social y personal, como no hemos conocido otra, hasta que en 1945 un golpe de estado malhadado e infeliz, truncó nuestras esperanzas vitales. Desde entonces andamos a trancas y barrancas. Los 40 años de democracia que finalizaron en 1998, fueron una engañifa, una obra de teatro en seis o más actos similares. La nueva democracia, actual, igual, esperanza en la letra pero fatalidad, aprovechamiento y explotación emocional en la música.
Los venezolanos somos un grupo bastante especial de individuos, físicamente nos parecemos a los demás latinoamericanos, pero ahí terminan las comparaciones, no somos belicosos, agresivos ni pugnaces como nuestros vecinos, ni taimados o guardados pero violentos como otros vecinos, sin embargo a la hora de pelear por las causas de la libertad y la paz, somos, o mejor dicho, fuimos capaces de formar y dirigir los ejércitos libertadores de cinco países, o de salir a pelear por la Rusia revolucionaria o la Francia republicana consular. El venezolano parece un tanto superficial y hasta fatuo, pero a la hora de los “¿qué hubo?, su actitud es resteada, entregada y solidaria. En su aparente liviandad hay una fuerza tremenda, su natural afabilidad no es un signo taimado de ocultamiento de debilidades, es un afrontamiento directo de la relación interpersonal. No hay obstáculo que no podamos soslayar con paciencia y buen humor. Por eso yo confío que en medio de esta debacle política encontraremos una salida.
Al contrario de lo que presentan las apariencias, aquí no estamos dando una batalla ideológica. Ésta es una batalla privada del jefe del estado y sus acólitos contra todos. Es la guerra de los contrarios, si decimos sí, el quiere no, si cuidamos esto, el destruye aquello y esto. La clave es lo que él piensa, lo que él desea. Nadie es inocente o culpable, si él no lo acepta así. La constitución es como él dice que debe ser y no como es, pero cuando somos los demás quienes buscamos su apoyo, sólo sirve de rígida armadura desvitalizada, imposible de flexionar o arbitrar, o cuando menos interpretar. Es su constitución para mi.
Así son las personalidades anormales del tipo narcisista, quienes además de no aprender por la experiencias, justifican lo injustificable siempre que sirva a sus intereses, piensan lo impensable, hacen lo indecible y dicen lo imposible. El asunto es que en su pensamiento todo ello hace sentido pues es loa a sí mismo. Hace sufrir a los demás, sin descanso. Las personas son sólo objetivos útiles, usados con pasión y desdeñados con presteza quirúrgica. Pero como todo, tienen su límite. Puede ser exacerbado hasta el desespero delirante y agresivo, pleno de violencia y entrar en un estado de rabia irracional y cometiendo grandes desafueros, procurar, con su locura, su propia destrucción por manos de otros. O puede ser llevado hasta el límite de la desesperanza y la tristeza, ante el abandono y la falta de apoyo a su proyecto y a su actitud, y entónces, replegarse, doblarse sobre sí mismo y posteriormente huir, desertar, rendirse, para eventualmente recuperarse y empezar otro ciclo, pero sintiéndose todo el tiempo, mesiánico e incomprendido. Son salidas extremas y tormentosas, pero así serán.

Archivo del Blog

Acerca de mí

Mi foto
Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio