Actualidad venezolana al 20.01.2003
Hoy se cumplen 50 días de paro general.
Se ha detenido la economía, se ha exacerbado la política y la diatriba; se ha incrementado el irrespeto por las personas, las instituciones, las leyes y las buenas costumbres; ha aumentado nuestra angustia vital y la del diario vivir; la adrenalina se ha liberado de forma incontrolada y frecuente; los lagrimales se han vaciado casi a diario, por sufrimiento y por los gases lacrimógenos; se han desatado instintos definitivos y terribles, que no conocíamos mas que por las películas y las novelas; nos hemos convertido en seguros controladores de las más bajas y vengativas pasiones; ha disminuido nuestro ritmo de vida -estamos más tiempo en casa-; se ha incrementado la unión familiar; ha mejorado nuestra condición física -marchamos todos los días, o casi todos-; hemos comido más "sano" - menos restaurantes y hasta menos comida-; hemos gastado menos dinero, que además no tenemos y finalmente, nos hemos convertido en obcecados y encolados videntes de la TV y desesperados oyentes de la radio, cuando no de ambas.
El anhelo de noticias se torna en desagrado y frustración al aparecer súbitamente en una cadena radiotelevisiva, un personero del gobierno o el Presidente, con un discurso abusivo, pseudo lógico, mitómano e insultante, que tiene la intención de minimizar y descalificar todos nuestros pensamientos y apreciaciones de la vida que tenemos que vivir, en esta locura colectiva disociada de la realidad, que constituye el gobierno actual del Estado venezolano.
La frustración y la indignación son ubicuos.
Los opositores estamos más esperanzados, por que estamos empeñados en una lucha a futuro que no tiene vuelta atrás y ya decidimos que sólo puede haber un final colectivo, sea cual sea mi destino individual.
Los oficialistas, que se sienten hoy tan acorralados por nosotros y la opinión internacional, como ayer nos sentimos nosotros por ellos, no ven otra salida que la imposición, la fuerza, el silencio forzoso, la censura, la propaganda fantasiosa y falaz. Se ha instalado en el pensamiento colectivo chavista, la actitud agresiva y violenta, la búsqueda del resultado con desprecio del individuo, de las formas, de las leyes y del respeto a la moral y a las buenas costumbres. El colectivo chavista ya no lo conforman mayoritariamente quienes ingenua y auténticamente, creyeron en Chávez. Ahora, están con ellos, muchos que ven en esa agrupación política una guarida o un medio para expresar su rabia, frustración, violencia, agresividad y desencanto consigo mismos y con la sociedad que los vio nacer y los nutrió mal, tanto de calorías y vitaminas, como de valores, cultura y fuerza moral.
El gobierno cree que la pintura que ellos ordenan que se pinte y se muestre, o la realidad que no permiten que se vea, es la realidad que los demás debemos creer. Si los helicópteros con cámaras de video no vuelan por encima de la manifestación, o de la marcha, o del lago de Maracaibo, entonces, ni la manifestación, ni la marcha, ni los derrames de petróleo existen…
Nada es más claro y transparente que el disimulo, el disfraz y el engaño, cuando todos sabemos que pasa. Quizás sea por eso que, contrastando el fondo con la forma, se presenta a mi mente el pensamiento de que algo profundamente traumático y tautológico, se oculta en esas conductas tan repetidas y constantes de justificarlo todo, sea como sea, de mentir y desdecirse, de quebrar y anular la policía y las fuerzas armadas, de desposeer a quienes poseen y generan trabajo y estabilidad social, de usar, abusar y maltratar a las mujeres, de dejar en el camino a sus amigos y a quienes se exigió lealtad que no fue reciprocada. Pareciera que esa manera de expresar la tormenta interior se contagia a sus cómplices, y en el entendido de que existe un permiso, una autorización para actuar, por virtud del verbo y ejemplo del jefe, estos repiten las acciones del padrón, más retorcidas, más agresivas y violentas, más bizarras y más frecuentes, cada vez.
La escalada de agravación de la situación política, económica y social, seguirá. Ya conocemos mejor a quienes adversamos. Sabemos de que pié cojean. En forma de chisme, bola, mentira, pauta de guerra psicológica o verdad, el juego tanático ya está en la calle: Cincuentamil bolsas negras para cadáveres. Mil quinientos cubanos armados, setecientos y pico de guerrilleros, los círculos del terror, los delincuentes armados que liberó el sistema judicial, o los adeptos al régimen. 300 taxis armados hasta los dientes. 5.000 motos agavilladas. Los saqueos organizados. Los tribunales populares. Los gritos y aspavientos del Ministro de Defensa, de García Carneiro, de Acosta Carles. Las amenazas y desplantes de Hugo Rafael y del Vicepresidente –experto en chismes-. Los enroques ministeriales y militares, etc, etc, etc… Sea verdad o mentira, es más un malabarismo maligno, ensordecedor, obnubilante y amedrentador, que realidad. Si hay pelea, la habrá, será dura y fuerte, probablemente breve y estará ganada de antemano, por que no es lo mismo luchar por ideales y principios, que por liberarse de demonios interiores. Estos últimos pueden aliviarse también con alcohol, dinero, alabanzas, loas, disfraces y, he aquí la clave para atraer al hoy adversario, con la oferta de una vida mejor en un grupo social que enfrenta sus retos como comunidad, como sociedad y no como series y grupos de individuos auto segregados, resentidos, etc.. y con la práctica inmediata de la aceptación, del rechazo a la división y a la agresión, y con la actitud incluyente.
¿Inventaremos nosotros malabarismos mediáticos semejantes? No creo, nuestra gesta es trascendente y diáfana. No estamos juntos en esto por que padecemos de traumas que generan identificaciones para lograr el alivio de nuestros demonios internos. No siento que tengo identificaciones con ninguno de los señores de la Coordinadora Democrática o de la mesa de Negociación y acuerdos, pero los respeto, apoyo y reconozco su papel en esta lucha. Ellos no son mis líderes, son nuestros representantes. Nuestros líderes somos todos. Se acabaron esos liderazgos verticales y los liderados ciegos, obsecuentes y sumisos, cuando no serviles. Esos son los líderes que quiere Chávez y compañía. No son los que queremos, ni los que tenemos nosotros. Se acabaron también los partidos políticos tradicionales con sus esferas de influencia, sus líneas de acción y sus estructuras de comando y liderazgo, anticuadas e improductivas, y por supuesto ineficientes. Los nuevos partidos políticos tendrán que ser los grandes facilitadores de la expresión y acción del individuo. La formación política es y será indispensable, pero el respeto y estímulo a la acción individual, inspirada y apoyada por el colectivo, es la clave. No es un sistema piramidal de liderazgos, es una actitud horizontal igualitaria, colectiva en cuanto a comunitaria, y popular en cuanto a que todos participamos con igual responsabilidad y así somos y seguiremos siendo reconocidos. Mi ciento por ciento de compromiso y participación es igual a tu ciento por ciento de lo mismo, aunque yo sólo escriba y tu en cambio, seas alcalde, militar, policía, diputado o maestro de ideología política.
Idealismo romántico y quijotesco, ciertamente; contra el pragmatismo criminal, pseudo lógico y paranoide persecutorio del gobierno. La lucha de la flor contra el fusil. Sólo los opuestos, lo terriblemente opuesto, dará, en estos momentos, al buscar acercarse, resultados no malditos por el sufrimiento, la sangre, la venganza, el dolor, las pérdidas y el rencor. Si actuamos parecido, parecidos seremos.
Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.