Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

domingo, 19 de enero de 2003

Actualidad venezolana al 17.01.2003

Ver a un general y a sus soldados seguir ciegamente, sin cuestionamiento alguno, las órdenes del Presidente, que, obviamente, no están apegadas a las leyes más elementales de la República, es muy penoso; pero, peor es verle coger –robar- una malta, tomársela e inmediatamente eructar sonoramente ante las cámaras de TV y de fotografía de los periodistas, que, justificadamente y con la misma vergüenza que siento yo hoy, le mostraron al mundo el “grito de guerra” (Televisión española), que el general creyó era un acto divertido de ejercicio del poder. Hacía pocos segundos, había dicho, sobre su presencia y actitud en ese lugar, que estaba efectuando una “visita” con cizallas, empujones y entrada no permitida en propiedad privada, sin los permisos correspondientes y sin las razones de necesidad, y que ésta se justificaba en las órdenes directas del Sr. Presidente. Pienso que se le ordenó también la actitud jaquetona, prepotente, presumida, burlona y vulgar que le vimos y también la enorme e injustificada agresividad y ensañamiento de sus soldados, en contra de los empleados de las empresas invadidas, de los manifestantes y en especial, en contra de las damas. La gracia criolla –recordemos que la risa surge cuando cede el temor- llama ahora al muy conspicuo general: “el toripollo”.
Ese mismo día nos habíamos despertado con las noticias de las palabras del Presidente en la ONU. Sus comentarios descalificadores de la gestión del Sr. Gaviria y de lo inconveniente de un grupo de “amigos”, que debían reconocer primero que el de él es un gobierno constitucional, elegido libremente y por tanto legítimo, y segundo, que la oposición era saboteadora, golpista y subversiva. Terminando con la frase de que “no negociaría con subversivos, saboteadores y golpistas”. No dejando pues resquicio alguno por el cual negociar o llegar a algún tipo de consenso, aunque sólo fuese como dijo Horacio: “concordia discors” (estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo).
Horas después, restregó al país el mismo comentario, pero además lo sazonó con frases que definen claramente que él es el único que puede escoger y designar los líderes de la oposición y.. lo hizo. Nos escogió los líderes que el quiere y además los alimentó con la posibilidad de que sean ellos los impulsores de una enmienda a la constitución. Insertando una cuña maligna en la oposición.
Así pues, es el gobernante el que dice qué es verdad y qué no lo es; qué pueden ver los televidentes, oír los radioescuchas y leer los lectores de noticias y qué no; qué es información veraz y qué no lo es; qué es legal y qué es constitucional, y qué no lo es. Ahora también escoge los líderes y les dice qué tienen que hacer, y cómo. Ya no es necesario el Estado. El Gobernante es suficiente. Él es el Estado. De los cinco poderes del Estado venezolano, el Ejecutivo (Hugo Chávez y sus cómplices) y el Electoral, son los únicos verdaderamente autónomos, aunque el único independiente económicamente es el Ejecutivo.
Parte del futuro será procurar la independencia económica del Poder Electoral. Ya se verá cómo, pero se hará.
Entretanto, seguiremos con la mirada puesta en el futuro y la esperanza en la mesa de negociación, los amigos de Venezuela, Gaviria, la Virgen María, las tres divinas personas y la determinación altruista que ha demostrado la ciudadanía y que ahora deberá aderezar con la capacidad y generosidad de convivir con todos por igual y no caer en lo que los otros han caído. La renovación, la restauración y la reconstrucción del país debe comenzar antes, ya; y debe demostrar que hay apertura y generosidad, para que quienes nos oprimen ahora sepan que después no habrá retaliación, pero si responsabilidad legal: para ambos bandos

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