Miraflores
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El palacio de Miraflores ha sido la meta, la gloria y la perdición
para muchos venezolanos y algunos extranjeros. Construido como palacio presidencial
por un arquitecto italiano, fue su gloria y su perdición, pues parece ser que
se suicidó allí mismo.
Por la pasión de estar en él, como visitante, invitado o habitante
en comando del país, muchos políticos han abandonado intereses altruistas y
generosos y cultivado alianzas, no siempre ejemplares, pero sí indicativas de
poder y riquezas.
También ha tenido sentido para el pueblo, tradicionalmente, como
el lugar al cual ir a pedir gracias, ventajas y favores.
Manifestaciones de aprecio y desagrado, han pasado por sus inmediaciones.
Alegrías, tristezas y desilusiones han celebrado su momento al frente del
palacio.
Esa fue la historia de ese lugar. Ya no lo es más. Por arte de
birlibirloque se tornó en un lugar inhóspito para quienes no son adeptos al
régimen oficialista, excluyente de venezolanos no reconocidos por el partido de
gobierno, que estuviesen en la lista de Tascón o que hubiesen firmado para
iniciar el revocatorio. Todos ellos anatemas, con condenas de ostracismo perpetuas
y prohibición absoluta y total de soñar con Miraflores, ni para bien, ni para
mal.
Miraflores devino en el paradigma moral del gobierno: solo para
cómplices. Y si para entrar en el infierno, según el Dante, había que abandonar
toda esperanza, para entrar en Miraflores, según Maduro, Aristóbulo, Jaua y
Jorge, también habría que hacerlo. Pues si la esperanza era llegarle al sentido
común del gobierno con la presencia del pueblo representando la mayoría, que en
este momento, sin lugar a dudas, es la oposición, y con su sola presencia
incitar al Presidente y al gobierno a la reflexión y a la reconsideración de
las últimas desacertadas decisiones, como la de suspender la recolección de
firmas para el revocatorio y el desconocimiento de la Asamblea Nacional.
Esa decisión de no marchar la oposición a Miraflores, que
pareciera, a primera vista, prudente, como fue recomendado por el Cardenal
Urosa y algunos partidarios del gobierno y de la oposición, que, con toda
lógica, veían venir un enfrentamiento cruento, es, sin embargo, la más grande
metida de pata y falacia política que ha habido en este país después de la
justificación para suprimir el revocatorio, meter preso a Leopoldo López, a
Ledezma y, como no, acusar a la oposición, a los empresarios, a Obama y a la
Polar de los problemas económicos y la escasez que vivimos hoy día. Puras
suposiciones. Puro cuento. Pura especulación. La MUD aceptó lo inaceptable: que
no podían conducir como sus respetados líderes naturales, a un pueblo ansioso
de manifestar su necesidad.
El gobierno dejó sentado que Miraflores es y seguirá siendo
territorio vedado para el pueblo mayoritario, pero no para los oficialistas.
Se les acusó de agresivos y violentos a pesar de que la oposición
demostró con creces su voluntad y capacidad de controlar las manifestaciones de
indignación y rabia, pero hubo amenazas gubernamentales claras de agresión bajo
el supuesto de defender a Miraflores. Injusta, innecesaria, artera y manipulada
aseveración de Aristóbulo.
A lo que hemos llegado, nos tenemos miedo y la intolerancia nos
ahoga.
O somos cómplices o somos enemigos.