Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

domingo, 23 de octubre de 2016

Resteados, todos

Artículo de opinión publicado por mi en la red de internet hoy domingo 23 de octubre de 2016.
Nuestros peores temores se están haciendo realidad, el revocatorio está suspendido, a pesar de tanto pedirle a Dios y al destino que no permitieran que nos echaran la partida para atrás y nos defendieran de todo mal, Amén.
Más pudo el temor de perder piso y poder político, por parte del gobierno, que los valores que preconiza detalladamente nuestra Constitución y que son harto conocidos por todos y sobre todo por aquellos que la soslayan o tuercen. Con el agravante que las personas escogidas para defender esa Constitución y hacerla efectiva, son, en este caso, quienes más la han maltratado, con la anuencia y pasividad cómplice de las fuerzas armadas y el poder judicial.
Ahora, y por unos días, vamos a estar un poco desubicados.
Nuestras mujeres, como siempre, saben más que hacer que nosotros. Si por ellas fuera ya las cosas se habrían resuelto a la brava y a la fuerza, y se habrían acabado tantas mingonerías y bravatas que no conducen a nada. El gobierno sería otro y no tendríamos mayores cosas de las que preocuparnos excepto del bienestar familiar y los pagos perentorios. Es que así son nuestras mujeres y las de todo el mundo. Saben manejar el hogar, su empresa, su reino, su nación y lo hacen bien.
Nosotros, los varones, en cambio, nos diluimos con bastante frecuencia, tratando de evitar males mayores, protegiendo nuestros hogares, ingresos y estabilidad psicosocial. Nosotros estamos convencidos que sí sabemos de política y de elecciones y de palos, golpes, maltratos, asesinatos, sicariatos, cárcel, interrogatorios policiales y del SEBIN, juicios amañados, siembra de evidencia, chantajes, ilegalidades, inseguridades, exclusiones, cesantías laborales y falta de trabajo e imposibilidad de que te contraten. Es decir, nosotros tenemos un miedo que ellas no suelen tener. ¡Gracias a Dios!
Pero como dice el refrán: ni tan calvo ni con dos pelucas.
Yo, francamente admiro a nuestras mujeres. Ellas son como éramos los varones antes: proactivos, impacientes, arrojados, directos, imbuidos de energía inagotable y optimismo incurable, siempre dispuestos a las más difíciles tareas en la búsqueda de los más altos, honrosos y exaltados honores y recompensas morales. Los cuentos ancestrales infantiles lo atestiguan. No hubo príncipe que no luchara con denuedo por sus creencias, su amor, o la felicidad de un pueblo. La guerra se hacía por que sí. Alejandro salió, conquistó batallando y ni lo pensó dos veces, él era el portador de la felicidad para los pueblos sometidos y para su Macedonia. Julio César conquistó las Galias y lo hizo sin meditar mucho las consecuencias para él y su familia. No se le aguaba el ojo. Lo mataron por populista y por disponer de los bienes y derechos de los demás.
Los hombres, salvo excepciones, por supuesto, siempre fuimos carne de cañón. La primera línea de la defensa y del ataque. Las mujeres el apoyo logístico, como se dice hoy día.
Ya, los hombres y nuestra explosiva brutalidad, no somos tan necesarios. La electrónica hace la guerra por nosotros. Sin embargo, a la hora de la lucha política y desde hace más de cien años, con la inclusión de las mujeres, el voto individual sigue siendo el arma más contundente para el control y estabilidad política, y ahí, somos iguales. Nuestros votos valen lo mismo. Afortunadamente.
Ante sucesos tan adversos a la modernidad, como son los vividos en estos últimos dos años en Venezuela y particularmente los sucedidos en las últimas semanas y hace apenas tres días, en los que se truncaron las aspiraciones de más del 75% de la población de ir a un referendo revocatorio para enjuiciar en ese acto la gestión de Nicolás Maduro, Presidente de la República, basados en argucias y tramoyas con complicidad de jueces temporales venales de tribunales penales sin capacidad para incidir, según la Constitución, en materia electoral, pero con la también complicidad necesaria del CNE, que finalmente y en una movida manipulada y concertada, suspendieron la recolección de firmas del 20% necesarias para efectuar posteriormente el revocatorio.
Son más que evidentes la artera actitud del gobierno, su debilidad política, la escasez de apoyo popular que tienen y el temor que les embarga ante la realidad de su fracaso en todos los órdenes, sus mentiras y falsos testimonios sobre los líderes y personas de la oposición y el pavor que representa para muchos de ellos la inmediata y futura divulgación de corrupciones, tráfico de influencias y drogas, así como lavado de dinero, en los que estuvieron o están inmersos.
Pues bien, ese panorama caótico y desalmado en contra del pueblo, exige de parte de todos una actitud que tienda a resolver, en el corto plazo, la situación y monte de nuevo en los rieles ese tren descarrilado, con tantos vagones volteados y fuera de servicio útil, que son, en este momento: la democracia, la seguridad, la alimentación, la economía, la justicia, la salud, la educación, los poderes públicos y la Asamblea Nacional y ni que decir de los valores cívicos, morales y religiosos y de las buenas costumbres y el respeto a los semejantes.
Toda una tarea y como hombres y mujeres de esta misma tierra debemos afrontarla en igualdad de condiciones.
Mujeres resteadas con hombres que las apoyamos de forma irrestricta, varones proactivos, decididos y sin condicionamientos mayores que el respeto por sus familias y sí mismos y el amor por el país, apoyados y estimulados, como siempre, por el amor y la dedicación de esas valientes compañeras y que todos echemos a andar juntos, sin parar, cumpliendo aquello que decía Antonio Machado: “… caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”
Yo no sé que tenemos que hacer, ni cómo hacerlo, así que hagamos lo que ayer iniciaron nuestras mujeres. Caminemos, salgamos a la calle, veamos qué nos ocurre haciendo camino al andar. Nada se nos va a resistir.

Archivo del Blog

Acerca de mí

Mi foto
Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio