Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Ilusión

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(Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/opinion/Ilusion_0_959304289.html), el viernes 18 de noviembre de 2016)
La ilusión es parte importante de nuestra vida. De hecho no tener ilusiones debe ser algo terrible. Mantenerse en un constante contacto con lo concreto, ser pragmático y objetivo y no echar al vuelo la imaginación y no desear metas de fantasía o realidad en apariencia inalcanzables, debe ser tan estático, monocromático y desprovisto de emoción, como mirar la vida por un tubo. En otras palabras, la alegría y las penas, la luz, el movimiento, la energía, la esperanza y la fantasía, son el alimento básico de nuestra imaginación y el motor de nuestros deseos e ilusiones, es de ahí de donde sacamos las energías para esperar, luchar, mantener y reforzar nuestro espíritu y nuestras creencias, así como inducirnos a luchar por lo que queremos, lo que creemos y aquello que nos parece justo y adecuado. Una vida sin ilusiones es una vida gris, mate, tosca, hueca, tiesa y oscura. Es una vida sin sombras ni contrastes. Es la vida de quienes han perdido las esperanzas. Es la vida de quienes ya no tienen el timón, de quienes se ven batuqueados y llevados por los vientos que soplan, sin rumbo propio, sin pensar en el después.
Allí quieren llevarnos y a punto están de hacerlo. Poco falta para que nuestras ilusiones de un país más brillante que el sol y más dinámico que la energía del universo, se conviertan en la opaca cara de la luna, solo iluminada, sin luz propia. Eso es lo que desean los gobernantes actuales de esta tierra de gracia. Que no tengamos ilusiones, que vivamos solo aquello que nos permiten vivir, que hagamos solo aquello que nos permiten hacer, que comamos lo que nos den, que creamos solo lo que nos dicen que debemos creer y que nuestras potencialidades se plieguen a las necesidades del partido, del gobierno y de la camarilla de cómplices que diseñan, por incultura, desconocimiento, envidia y falta de imaginación, un camino ciego, sin más retorno que el carrusel de volver a empezar, una y otra vez, una y otra vez.
Hasta ahí nos han traído, pero está en nosotros mantener viva la llama de nuestro espíritu, de nuestra energía y de nuestra esperanza. Hay que mantener las ilusiones y crear muchas más. Pero no entregar esa tarea a otros, es una tarea personal, igual para todos, que suma su valor individual al colectivo cuando encuentra la identificación con otros. Me da igual quien lo hace siempre que lo haga, me da igual quien me represente, siempre que lo haga con probidad. Hay muchas ilusiones en juego en Venezuela y somos muchos los que sentimos la cercanía de la penumbra.
Debemos fomentar la ilusión y la lucha por la claridad, la brillantez de la verdad y de las acciones positivas para la nación. Plegarse a arreglos que solo benefician al gobierno y perjudican en sus intereses colectivos más preciados a la ciudadanía, es inaceptable. No hay diálogo cuando privan la defensa de hechos anticonstitucionales, juicios amañados, presos de conciencia, mentiras generadas para cubrir incapacidades y negligencias, además de amenazas permanentes, manipulaciones mediáticas sobre la violencia que es practicada de forma continua por el gobierno y acusaciones e insultos personales e institucionales además de protección y engavetamiento de denuncias y pruebas de corrupción.
Es esta la hora de estar en la calle, de defender y buscar lo que nos corresponde. Ya no hay que seguir pidiendo ni esperar la concesión graciosa de derechos que me pertenecen. No ya no. Es la hora de cumplir alguna de mis ilusiones y de las tuyas.


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