¿Son diferentes?
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(Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/opinion/diferentes_0_942505988.html) el viernes 21 de octubre de 2016)
Viendo los
acontecimientos que suceden en este país y en otros como Colombia, EE.UU. y
Suecia, siento que algo muy serio y desproporcionado está pasando en mi y,
obviamente, en el planeta. Lo peor es que mi capacidad de asombro sigue intacta
y sensible ante los acontecimientos del mundo que rodea a Venezuela, pero aquí,
en mi terruño querido, nada me asombra, me tomo las cosas con cierta angustia
que no guarda proporción con los sucesos y, finalmente, paso la página al
próximo terrible acontecimiento local y sigo esperando, con la esperanza
–perdónenme la redundancia– de la solución al enredo nacional.
Yo pongo mi
granito de arena: trabajo y como todo lo que puedo, tomo las medicinas que
encuentro, no respondo a las agresiones de nadie, escribo cuando siento que
tengo algo que decir, leo y veo noticias cuando las difunden, trato de no oír
chismes y no comparo este país con ningún otro. Pero no puedo menos que
asombrarme de como tolero las cosas que nos suceden en Venezuela, aunque me
duelan o molesten, y la incredulidad que me producen los sucesos en otros
países. Lo de aquí me lo tomo a veces a la ligera, aun a sabiendas del drama
que conlleva el suceso. Cuando lo veo muy serio, me digo que ya se resolverá. Que
aquí nunca pasa nada.
Lo de afuera
me lo tomo más a pecho.
Trump, de
ganar la presidencia, con ese ego tan deslindado es un peligro para la paz y
decencia del “American Way of Life”, la dinámica interna de ese país puede
terminar en una entropía tan desordenada como explosiva.
Hillary es
peligro de otro tipo. Sabe demasiado, tiene demasiada experiencia y confía
mucho en eso, cuando la realidad es que nos encontramos inmersos en un mundo
cambiante de nuevas experiencias cada minuto y de nuevos e incomprensibles
valores en casi cada situación. Los imponderables son la regla, los imprevistos
son seguros. Yo creo que sí podrá con el cargo, pero el costo personal va a ser
muy grande. Su vida lleva ya un gasto emocional mucho más intenso y fuerte que
el de cualquier otra persona y, gústenos o no, los eventos maltratan, desgastan
y cobran un precio a las personas. En estas elecciones Hillary ha sido muy
maltratada, ha prevalecido su reciedumbre, pero gane o pierda lo que le espera
es muy fuerte.
Suecia,
siempre sorprende, este año más que de costumbre. Santos en el premio de la paz
y Dylan en el de la literatura. La ficción se llevó el Nobel. La metáfora en su
mejor forma. El intento y la crítica. Ambos atraen, ninguno resuelve. Dylan me
encanta.
Mientras eso
sucede, en Venezuela tenemos un nuevo cardenal, un papa negro, al menos dos
jesuitas más y unos cuantos obispos diciendo verdades como templos, mientras,
algunos diputados insultan y agreden a otros, el Presidente también insulta,
denigra, humilla y soslaya a personas e instituciones y las otras instituciones
no acatan la Constitución. No se atiende al clamor del pueblo. No se permiten
noticias.
En Nueva York,
enjuician por tráfico de drogas a los sobrinos de la primera dama y salpican a
un gentío.
Aumentan los presos
políticos y los forjamientos de delitos para entrampar y condenar a inocentes
incómodos. Pronto serán los adolescentes quienes volverán a la carga contra lo
establecido que les ahoga y les limita, como siempre lo han hecho y lo harán,
hasta el fin de los tiempos.
Ese es el
panorama, pero: ¿Porqué me preocupan los EE.UU., Suecia y Colombia, si aquí
tenemos más que drama, una tragedia continuada, cuyo final presentimos y no nos
atrevemos ni a pensar?