¿Arco Minero, arco de triunfo? (1)
-->
(Artículo de opinión publicado en
la página 6 del diario El Nacional, y en http://www.el-nacional.com/opinion/Arco-Minero-arco-triunfo_0_892111014.html,
el viernes 29 de julio de 2016)
Algunas cosas que suceden en el
mundo son tan similares de un lugar a otro, que pareciera que se copian el
suceso y lo ponen en práctica sus ejecutores, con el mismo descaro y desprecio,
en todas partes. Las explicaciones de los involucrados siempre son parecidas y
la mayoría de las veces buscan la comprensión y aceptación de la humanidad para
sus actos de violencia desmedidos e injustos. Veamos, por ejemplo, la historia
de “Carlos el Chacal”, quien en uno de
los últimos procesos legales que le han tocado, en 2013, confesó haber matado
1.500 personas, 80 de ellas con sus
“propias manos”, pero se declaró inocente de varios atentados, una decena de
muertos y cientos de heridos. Los últimos terroristas que andan matando gente
inocente en lugares impensados, actúan, aparentemente, solos. Habrá que verlo.
El Chacal, dicen las autoridades francesas, nunca ha mostrado arrepentimiento
alguno y sigue vivo. Los últimos asesinos terroristas han muerto todos. Quizá
arrepentidos, como Judas, que se ahorcó.
Crímenes no solo los cometen
humanos que se creen imbuidos de un mandato celestial o demoníaco, pero en todo
caso, mandato. También lo hacen los grupos, las corporaciones, las sociedades y
hasta los Estados. Muestra de ello son las masacres, linchamientos, genocidios,
juicios amañados y el establecimiento de leyes “ad-hoc” para solventar
situaciones incómodas, guerras, conquistas y abusos de todo tipo. La historia
abunda en ejemplos.
Pero hay otras acciones
igualmente condenables que pasan desapercibidas porque los intereses las opacan
o porque la conveniencia, la complicidad o la corrupción las disimulan, hasta que
aparece el desastre.
Los problemas ecológicos surgidos
del acucioso estudio de quienes comprendiendo con inmensa tristeza el daño que
hemos perpetrado a nuestro único hogar —por el momento—, han logrado develar
daños al planeta que son indiscutiblemente criminales y han sido escondidos
detrás de argumentos falaces y sofistas como los de contribuir a la riqueza de
las naciones, disminuir el empobrecimiento, incrementar la cultura y aumentar
los niveles de salud.
Muchos países han sufrido en
carne propia la descarnada manipulación de sus bienes: oro, diamantes, coltán,
uranio, cobre, plata, platino, bauxita, petróleo, maderas, pesca, animales,
antigüedades y seres humanos. La esclavitud, todavía existe.
Los grandes responsables de estas
pérdidas incuantificables no solo son las corporaciones o los individuos que
las dirigen, también, y más importante y de mayor peso moral, los empleados
públicos, los administradores de los bienes de esas naciones que por sordos,
ciegos, mudos y ausentes, permiten crímenes que ni todas las sentencias a
cadena perpetua que se puedan juntar, cubren su mala y aviesa intención de no
cuidar, no proteger y no mantener las bondades de la naturaleza para con las
naciones bendecidas por esas riquezas.
Como se desprende del título, mi
intención es referirme a ese proyecto que han llamado el arco minero y a todos
los otros (p.ej. Petroleros) que en vez de acariciar y mantener nuestros bienes
, los explotan de forma inclemente y generan ecocidio. Seguiremos con este
tema, Dios mediante y si la naturaleza no se opone, en dos semanas.