Reflexión en Navidad
(Artículo de opinión
publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/Reflexion-Navidad_0_758324307.html),
el viernes 18 de diciembre de 2015)
Desde hace años acostumbro escribir en los días previos a la Navidad,
una nota con mis más caros pensamientos sobre esa fecha y los acontecimientos
que polarizan mi atención. No se trata de una lista de sucesos ni de
esperanzas, es más bien una disquisición sobre las angustias que padecemos y
las barreras que surgen a nuestra felicidad, por tanto la conclusión lógica y
también natural a tales pensamientos es siempre la esperanza renovada en virtud
de la conmemoración del nacimiento del niño Jesús y la felicidad del arribo de
un nuevo año.
Dicho lo anterior, puede entenderse que la Navidad representa en mi
vida y en la de mis seres queridos un oasis, un espacio de felicidad, entrega,
ternura, compasión y comunión espiritual. Es el gran momento de compartir y de
tener, en medio de lo triste, dramático, trágico y oprobioso, un destello de
alegría y una oleada de esperanza.
Nunca mejor momento para esa oportunidad de felicidad buscada e
inducida, que estas navidades de 2015. Los acontecimientos de los últimos días
han sido tan renovadores de esperanzas y tan ricos en experiencias, que solo
son comparables a la Navidad en sí. Nuestras expectativas para el futuro están
plenas de oportunidades, pero al igual que con la historia de Jesús de
Nazareth, de quien sabemos que nació como esperanza para la humanidad y
conocemos su trayectoria de predicación incansable y sufrimiento indecible y
redentor de nuestras infelicidades espirituales, sabemos también que, hoy, lo
que nos espera para sacar nuestro país adelante pasa por la predicación
incansable de los valores democráticos y de nuestro compromiso con el pueblo, y
por el sufrimiento personal y colectivo mientras se enderezan las cargas y se
establecen nuevos parámetros económicos, judiciales, educacionales, de salud y
el cambio electoral de este gobierno incapaz.
Circunstancias que tendrán que darse por la actitud firme, constante y
batalladora de nuestros representantes diputados elegidos por mayoría
significativa y esperanzadora el pasado 6D. Pero esa fuerza que todos
necesitamos requiere de una retroalimentación dual y simultánea de nosotros, el
pueblo llano votante y confiado en sus representantes y de ellos, los diputados
que han recibido ese mandato y deben informar sustancialmente al pueblo de sus
planes, logros y dificultades. Esa conjunción será la piedra angular que
mantendrá exitosa la actitud popular actual y hará muy difícil a los actuales
agresores y tergiversadores del sistema democrático, continuar con su discurso
de exclusión, descalificación y de maltrato a quienes no siguen sus líneas
políticas.
Hoy, es más fácil desear a todos una Feliz Navidad y un Año Nuevo
próspero, pleno de trabajo, resistencia, tolerancia, compasión y solidaridad.
¡Qué Dios bendiga nuestra nación!