Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 28 de agosto de 2015

Otro porqué sin respuesta


(Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/respuesta_0_691131117.html) el viernes 28 de agosto de 2015)
Impresiona ver como este país se va hundiendo progresivamente en un barrial de absurdos sociales, económicos, judiciales, políticos, sanitarios y metidas de pata internacionales. El gobierno no solo no cuida las formas mínimas del decoro ejecutivo, como podrían ser discutir en el parlamento o solicitar la opinión pública e, incluso, solicitar el apoyo internacional. No, se lanzan como burro ciego, sin contemplación ni medida de las consecuencias y sin prever tampoco la extensión de la gravedad de la situación y la duración de ese exabrupto. A eso debe sumársele la falta de memoria, de lealtad con sus mentores y de congruencia en los actos gubernamentales.
Recuerdo con claridad cómo el torbellino épico que fue Chávez, prohibió a las fuerzas armadas que tomaran acciones de fuerza de cualquier tipo con los invasores, con los tomadores de empresas o fincas y en general contra aquellos que estuvieran de alguna manera levantándose o usurpando bienes de otros en nombre de la “revolución”. También recuerdo la cedulación de tantos extranjeros como fue posible y, entre ellos, mayoría de colombianos, para apabullar electoralmente a la oposición. Se usó vilmente, arteramente, a indocumentados en necesidad y obvia pobreza, para propósitos electorales chavistas.
Hoy, cuando por la ineptitud global de los gobernantes de turno, el país ya no aguanta más, cuando las bondades de la madre naturaleza ya no son enajenables a precios elevados, cuando las carencias de servicios, alimentos, medicinas y justicia, han llegado al colmo y la nación se va rebelando, lenta, pero continuamente, con saqueos, críticas, protestas, paralizaciones y sobre todo con la constante emigración de nuestros mejores ciudadanos y ante la posibilidad cierta de que el pueblo cobre con votos en contra tanta impericia gubernamental, esos ineptos sugestionables, cambiantes como los vientos, han decidido indisponer a nuestros compatriotas en contra de aquellos hermanos, que tanto han dejado en este país y que siempre hemos acogido y respetado. Para los venezolanos de la frontera y de casi todo el resto del país, un colombiano, es otro familiar que vive allá, un hermano más y, para ellos, los de aquí somos también eso, hermanos. Colombianos y venezolanos han formado por siglos familias de nacionalidades compartidas, que jamás tuvieron problemas entre ellas y ahora, por necesidades egoístas de la caterva de ineptos que nos gobiernan, resultan que son execrables personas que solo merecen la deportación, la ruina, el despojo de sus bienes y hasta la destrucción indiscriminada de sus viviendas.
Pero no es solo con colombianos el ensañamiento, también contra aquellos, que necesitados, carentes de todo y de vivienda, además de trabajo, en su momento escogieron ser invasores, construyeron sus viviendas primitivas en lugares casi inhóspitos, sin servicios y sin vigilancia ni cuido social ni sanitario, pero se lo permitieron, y ahora en virtud de una operación de limpieza social, también son echados de sus viviendas y sus enseres confiscados.
¿En qué quedamos. Somos o no somos una nación respetuosa de los derechos y sobretodo de aquellos que el pueblo se ha dado, con razón o sin ella? Ya sabemos que La Constitución, al igual que los billetes, no sirve, no vale ni el papel en el que está impresa. Pero si alguna vez la palabra de Chávez sirvió...¿Qué pasó? ¿Por qué esos cambios, quién los está sugiriendo y por qué?

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Médico psiquiatra en ejercicio