Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 17 de julio de 2015

Ni paz, ni nada.


(Artículo de opinión publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/paz_0_666533409.html), el viernes 17 de julio de 2015)
Todos los días aparece alguna situación que nos muestra la inconsistencia de nuestros gobernantes y su terrible falta de sentido común, además de sus estilos:  burdos, insultantes, degradantes y peligrosamente irritantes.
Pero también, entre quienes no gobiernan y entre quienes aspiran a hacerlo, hay de lo mismo, agravado por la supuesta ingenuidad que les hace ver inocentes y translúcidos. El papel de víctimas del oficialismo es útil. Es ganador de aprecio electoral, aunque la gente no sepa porqué, pero la identificación con los “sufridos” nos incita a la simpatía y mueve la mano al votar. Ninguno de ellos se chupa el dedo, seguro que conocen el guión y saben qué esperar.
Mientras más malos sean los malos, más interesante la película, mientras más se defiendan los buenos y más duro ataquen al final, más apasionante la lucha.
Quiénes son los buenos y quiénes los malos es lo que cada quien tendrá que decidir el 6D.
Nuestra realidad se viene develando lentamente, el malandraje criminal que ha crecido bajo la mirada oblicua del gobierno, se ha juntado con el populismo armado inducido por el gobierno y, una vez establecido, demostró la imposibilidad de controlarlo con palabras bonitas políticamente incorrectas y llenas de promesas incumplibles por ambas partes, se llegó hasta la delimitación de las llamadas zonas de paz, en las que paz hubo y guarida y almacén de lo mal habido, también.
Mientras tanto los órganos del estado, amañados, subyugados, cómplices e ineficientes, obviamente, hacían de las suyas y lo siguen haciendo: impunidad, retardos procesales, inhabilitaciones, carcelazos ad hoc, etc.
Pronto las listas de candidatos de la oposición será una lista de procesados o inhabilitados, y daremos gracias a Dios porque están vivos.
Lo más importante para el grueso del pueblo, que siente tanta inseguridad y ve caer muertos a sus parientes y amigos, además de sentir que sus pertenencias les son arrebatadas por desaprensivos partisanos del crimen y la violencia, es que, al ser testigos de las razias policiales que atrapan malandros indocumentados, recuperan autos y enseres robados y de paso siquitrillan más de una docena de esos indeseables, sienten que se está haciendo algo por ellos: ¡Llegaron los salvadores del pueblo oprimido y asustado por la criminalidad desatada!
Así es la cosa.  Aquí ni hay paz ni hay nada. Tenemos que construir nuestra patria desde los cimientos. Quienes ahora no puedan por estar borrados del sistema político, nos ayudarán mañana. Otros deberán tomar sus puestos y ellos desde la cárcel o desde la palestra pública, aún sin poder acceder al poder civil de ninguna forma “legal”, deben saber que en nuestra opinión y afecto, son nuestros líderes y seguirán siéndolo y ojalá que quienes les sustituyan en las listas de candidatos sean como todos deseamos que sean: exitosos y comprometidos diputados que sientan el apoyo de todos quienes creemos en ellos.

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