¿Desencanto?
(Artículo de opinión
publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/Desencanto_0_632336878.html),
el viernes 22 de mayo de 2015)
En estos últimos días he pasado más tiempo del usual en el computador
contestando algunos mensajes de amigos que se enteraron de que no estaba feliz
con el resultado de las primarias. Ellos querían saber por qué y yo, la verdad,
al final del domingo y durante el lunes siguiente, no sabía muy bien ese “por
qué”. Mi desencanto se reducía a la desilusión.
Mi esperanza de una avalancha de votantes que nos sobrecogiese a todos
y al gobierno, se vio radicalmente frustrada por ese 7%. A medida que fueron
pasando las horas y yo describiendo mi desilusión y falta de entusiasmo, se me
fue haciendo claro que era un problema íntimo, de mi persona. Como dijo Jean
Paul Sartre: "Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la
verdad".
640.000 votantes es mejor y más ilustrativo que 7%, aunque sean lo
mismo, y así, con esos argumentos se mejoró mucho mi espíritu y poco a poco fui
recobrando mi paciencia, mi serenidad y mi esperanza, que hoy, diría yo, está
otra vez plena de ilusión y apasionadamente solidaria con las decisiones
electorales que tome la MUD.
Tres o cuatro días duró mi ensombrecido futuro político nacional. Luego
comprendí que la verdad es otra, que mi desilusión del momento no tiene que ver
con los sucesos del futuro. Que mi apreciación del domingo de las primarias no
tiene que ver con mi esperanza de que las crudas realidades que estamos
viviendo y nos tocará vivir por un tiempo largo a los venezolanos, no sean
igualmente perturbadoras y a su vez esclarecedoras y eso signifique que los
votos se dirigirán a quienes representan un cambio ideológico y una estrategia
económica, financiera, judicial y de desarrollo social, diferente a la actual.
No soy diferente de cualquier otro ciudadano que viva en Venezuela,
puede ser que oriente mi vida con un estilo diferente, pero los acontecimientos
y las expectativas que me inundan son similares en esencia a las de los demás.
Está claro que la mayoría de los habitantes del país no estamos contentos con
el actual gobierno y está también claro que ese descontento puede ser
capitalizado por la oposición en muchos casos y en otros, simplemente, se
mantendrá hasta el punto de no votar en las parlamentarias.
Esas son las verdades a las que me refiero, los votos vendrán básicamente
de la conquista, estímulo y entusiasmo que logren los líderes opositores, en
segundo lugar del convencimiento personal de que la oposición puede presentar
una estrategia diferente que es interesante al votante y decide apoyarla, en
tercer lugar el votante afecto al régimen que siente la desilusión colectiva
del fracaso en que se encuentra el país, decide no votar por el oficialismo. Y,
como siempre ha sucedido, se mantendrán una suma de votos oficialistas que
permanecerán inalterados en su numero, representando la ilusión concretada por
el chavismo.
En definitiva, veo claro que la oposición se llevará una buena cantidad
de curules, suficientes para ser mayoría y tendrá que aprender a convivir con
un gobierno problemático que no tolera ni lo hará, la esencia de la democracia.
Esa es la cruda verdad. Sin pasión, sin ilusiones ni fantasías.