Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario
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Artículo de opinión publicado en la revista electrónica Analítica.com (http://analitica.com/opinion/ni-lo-uno-ni-lo-otro-sino-todo-lo-contrario-3/) el jueves 9 de abril de 2015.
Francamente, jamás pensé que esa
frase, que en algún momento de la vida política venezolana fue motivo de chanza,
a pesar de haber sido proferida como profunda reflexión por el finado Carlos
Andrés Pérez (CAP), en su primer gobierno, fuera a resucitar en 2015 con la
pertinencia que hoy lo hace. En aquel momento pretendía CAP delimitar
políticamente el rumbo de su gobierno y así aseveraba que no era ni comunista
ni capitalista, sino todo lo contrario.
Otros jefes de Estado, como
Fidel en Cuba y Chávez en Venezuela, fueron muy tajantes al describir sus
gobiernos como no comunistas. No les creyó casi nadie y la historia los probó
mentirosos, acomodaticios y manipuladores.
Siguiendo las enseñanzas de CAP
y otros que en el mundo han sido, el gobierno actual, aprendió a no llamar las
cosas por su nombre y a definir vagamente lo indefinible. Con el juego de las
indefiniciones y de las acciones inconclusas, del aplazamiento de la decisiones
importantes, de los rumores conmovedores, la falta rotunda de información, la
interacción con los cooperantes y la perenne amenaza, el gobierno nos produce
el mareo suficiente para que la orientación de nuestras acciones sociales y
políticas no vayan más allá de la queja y del lamento tímido y precavido.
Pero lo más grave es que lo
mismo pasa en la oposición. Si el gobierno usa frases vacías, sin sentido
aparente o contrasentido y hasta inútiles, la oposición también. Las frases
terminan siendo entonces las guías definitorias del estilo de lucha política y
el miedo es el ritmo, color y volumen en tonos desvanecidos de la confrontación
política.
La oposición dice: “Sin partidos
no hay democracia. Pero sin ciudadanos tampoco.” Frase explosiva pero inútil.
Es a la oposición a quien le corresponde formar y sumar ciudadanos y a estos agruparse, por sí
mismos, no es una tarea pastoril de la oposición, es una necesidad individual,
por aquello de la unión y la fuerza.
El catálogo de frases
rimbombantes, altisonantes, estrambóticas, pegajosas y en apariencia profundas
y plenas de sabiduría, es en realidad una colección de dichos sin mayor sentido
o inútiles en cuanto a su aplicabilidad. Así es como se está desenvolviendo la
política actual en Venezuela y seguimos aplicando planes y posibles soluciones que,
como dijo una vez un alto oficial israelita a propósito de Gaza (Amos Gilad,
2010): “… son malas soluciones, muy malas soluciones y peores soluciones.”
La labor de construir el país es
no sólo batallar electoralmente, es también generar y construir la infraestructura
de la democracia, contra viento y marea, y eso no es sólo tarea del Estado, es
de todos y la parte que como oposición nos corresponde es clave, vital y
necesaria. No es con lo que brinda el gobierno que articularemos la democracia
es también con nuestra creatividad, experiencia, arrojo, valores y esperanzas
que daremos apoyo sólido a una democracia en la cual esperamos electoralmente
figurar exitosamente sin indignidades ni subordinación alguna, incluyendo,
respetando y enalteciendo los valores de los ciudadanos y de la Nación.