Otra cosas que no marchan
(Artículo de opinión
publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/alvaro_requena/cosas-marchan_0_481152067.html),
el viernes 12 de septiembre de 2014)
Es evidente que muchas cosas no
marchan en este país. Algunas de ellas ya no son arreglables pues el deterioro
es total, son irrecuperables. Otras, estoy seguro, es sólo cuestión de tiempo
para que se pierdan. Entre las cosas irrecuperables se cuentan equipos
electrónicos y mecánicos, que por obsolescencia, deterioro, falta de
mantenimiento y ausencia de repuestos, ya no resulta rentable su reparación.
Imagino que cada uno de los lectores tendrá su propia lista de ejemplos.
Algo parecido pasa con la salud,
el deterioro de algunas personas que no encuentran los medicamentos o los
tratamientos quirúrgicos apropiados para el control o cura de sus enfermedades,
puede llevarlos a una situación de irreversibilidad y hasta de muerte.
Similar situación vivimos en el
medio social y económico. El rezago es tal que muchos negocios son
irrecuperables y los alquileres y otros gastos más la escasez de inventarios
hacen que sean improductivos.
Los servicios igualmente padecen
de deterioro, tanto los privados como los públicos. Las líneas aéreas
impuntuales y descuidadas en su mantenimiento, limpieza y atención al público,
los aeropuertos, sucios, malolientes, sin servicios sanitarios adecuados y con
personal disgustado e incumplido. Las carreteras sin mantenimiento ni
modernización, con señalización insuficiente y vigilancia escasa o nula.
En cuanto a la información, está
reducida a su mínima expresión. No hay noticias y las que hay son obsoletas,
parciales y hasta inútiles. Con el agravante de que la tendencia es hacia la
desaparición de los periodistas como tales y por tanto de la información veraz
y oportuna.
En cuanto a la política, ésta ha
desaparecido. Por un lado el gobierno ha entubado la manera de pensar y las
tendencias ideológicas de sus adeptos, favoreciendo y estimulando el
pensamiento único, el desprecio por la disidencia y la descalificación de los
opositores. Por otro lado la oposición ha llegado a creer que el planteamiento
gubernamental de entubar la voluntad popular es adecuado y se ha dedicado a
hacer lo mismo: candidato único, programa único, etc. Ni el gobierno ni la
oposición son verdaderamente democráticos. Otro gallo cantará y un nuevo
amanecer iluminará nuestra política venezolana, cuando actuemos de acuerdo a
nuestras conciencias con algo más en la mira que ganar elecciones con las
mismas mañas de los otros. Los líderes políticos deben mostrar sus preferencias
ideológicas y sus inclinaciones electorales diáfanamente para que los votantes
se sientan identificados y parte del futuro, no simplemente robotizados
depositantes de votos necesarios para cumplir castigos electorales contra el
adversario. La MUD ya no sirve y no tiene arreglo. La coalescencia voluntaria
de opiniones y votos, sí sirve, pero entubada no.