El drama de ser opositor
(Artículo de opinión
publicado en el diario El Nacional (http://www.el-nacional.com/opinion/drama-opositor_0_430756949.html)
el viernes 20 de junio de 2014)
Cuestiones a tener en cuenta en la vida de quiénes comprometidos
con sus ideas y principios, esperan que su sacrificio sea premiado con
el triunfo al llevar a sus líderes al podio gubernamental y disfrutar así de la
ansiada sensación de éxito que anhelamos cuando se trata de elecciones.
En primer lugar, en
Venezuela nos hemos tomado a la ligera las
acciones del gobierno que ha reprimido con
alevosía, agresividad y exceso, las manifestaciones y protestas y ha
encarcelado a Leopoldo López, a los alcaldes, a los estudiantes y a otros que
también han protestado.
Ahora, les toca sacar también del juego político activo a otros líderes de la
oposición y para ello seguirán “juicio” con privación de libertad a los supuestos
convoyados en conspiraciones confabuladas por el propio gobierno.
En segundo lugar, vendrán los juicios
populares y hasta sumarios, que, dicen, los
llamarán “Juicios de calle”.
En tercer término, como la Constitución no
permite la pena de muerte ni prisión por más de treinta años, no veremos
fusilamientos, todavía, pero si tendremos noticias de los valientes prisioneros
que al enfrentarse con las fuerzas del orden público perdieron su vida ("ley de fuga").
Además, como estas injusticias y abusos no se los cala nadie, ni los pranes
querrán saber de esos prisioneros. Así que otro de los "inventos" serán las colonias de reos de delitos
políticos, como sucedió en Rusia (Gulag) y también en nuestro país (Guasina y Sacupana).
Aprendamos
de una vez que ni este gobierno dictatorial e irrespetuoso, ni ningún otro que
se considere por encima del bien y el mal y piense que la única conducta
posible para el ciudadano es la que ellos decidan, va a actuar de manera diferente
y va a inventar una forma de convivencia con la disidencia y la oposición que
esté signada por el respeto a los derechos personales y colectivos de los
ciudadanos.
Siento mucho
respeto por quienes se juegan su paz, tranquilidad y vida por sus ideas. Admiro
el tesón y la fuerza de voluntad de los líderes de la oposición. De quiénes
están presos siento que sus actos les han transformado en modelos del bien
hacer, del respeto a sus semejantes y de prueba fehaciente e indiscutible de
que estamos viviendo en un país en el que no existe estado de derecho. Ellos
son la demostración, además, de la importancia de una familia unida,
responsable e incansable.
Si quienes
no estamos presos todavía –no hacen faltan razones ni actos cometidos, buenos o
malos, para tal cosa– no logramos que nuestros conciudadanos se percaten
finalmente de lo que estamos viviendo, nuestros admirados líderes presos se
seguirán enmoheciendo y sus nombres, aún dichos con respeto, no serán más que
historias, anécdotas tenebrosas de un pasado que sigue presente y un futuro que
pertenecerá cada día más al terreno de la fantasía.