Independencia: vivir en paz
(Artículo de opinión
publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 5 de julio de 2013)
Afortunadamente los seres vivos
nacemos aprendidos respecto de lo que es vivir en paz. Desde el más simple
organismo unicelular al más complejo ser humano, todos llevamos dentro, junto
con la esencia de la vitalidad, el concepto de la paz y a todos la irradiamos.
Si no están en profunda y total
paz entre sí, las células de un árbol, este no prospera. Si no lo están las de un gato,
tampoco. Cuando las células o los elementos que componen un organismo no están
en paz, ese organismo no progresa y pierde su vitalidad, languidece, sufre y
finalmente, fallece.
Las sociedades son organismos
tan complejos como otro ser vivo y sus componentes sólo progresan y se
desarrollan cuando están en paz. Si no, terminan siendo sociedades corruptas e
indignas del esfuerzo del resto de los humanos y de las otras sociedades en
general. Eso es lo que quiere decir la historia de Sodoma y Gomorra, el Imperio
Romano, el tercer Reich y otros ejemplos en proceso…
Ahora bien, los elementos que
componen un organismo y que están en paz entre sí, también son independientes,
aunque sus funciones sean complementarias o sinérgicas, tengan un mismo
propósito y su vida esté comprometida a tal fin. “En la unión está la fuerza”,
es un viejo dicho obtenido del más profundo análisis sobre la independencia del
hombre y es aplicable a toda la escala filogénica.
De hecho, como dije antes, la
pérdida de la paz, el temor, la desesperación, la dominación, la sumisión, la
dependencia, la subyugación, el rechazo, la absorción y cualquier otra acción
que imponga un límite o presión a un ente independiente trae como consecuencia,
la enfermedad, la destrucción, la reacción y finalmente, lo más grave siempre
será la pérdida de la función original del ente que ha perdido la paz, que no
ha podido mantener la serenidad.
Pero así como nacemos aprendidos
de la necesidad de la paz y de mantenerla, también nacemos con el instinto de
recuperarla o fallecer y así suele ser.
Por eso es tan importante el 5
de julio para nosotros en Venezuela, ese día encendimos todos el compromiso por
recuperar la paz perdida y casi lo hemos logrado 202 años después, aunque hayan
personas que crean que paz es hacer lo que ellos dicen, todavía existimos
muchos que sabemos que paz no es hacer lo que dicen o desean otros, paz es
hacer lo que tenemos que hacer todos y cada uno de nosotros, para que como
cuerpo social, con un compromiso común asumido inquebrantablemente, vivamos
independientes y seamos autónomos en nuestro pensamiento y juntemos con los
demás nuestras energías en pos de la felicidad y bienestar de todos, a la vez.
Por la paz se lucha, no se
espera a que regrese o aparezca sola, por que sola no vendrá. Se la busca
activamente, con determinación, sin tregua, sin descanso, con esperanza, sin
temor y sin violencia.