Falacias oficialistas
Los
ciudadanos somos víctimas de las falacias que los laboratorios políticos oficialistas
plantean como posiciones ideológicamente puras, responsables, solidarias y
altruistas. Al analizarlas nos damos cuenta de que nos están metiendo gato por
liebre, siendo así que nos hacen cómplices de un montaje propagandístico y
populista, que logra confundir a muchas personas respecto de lo justo, adecuado
y prudente de esos planteamientos.
Por ejemplo, Snowden
es evidente que ha sido usado como complemento de la campaña propagandística
internacional para legitimar el gobierno y a Maduro. Por arte de la falacia y
la retórica populista lo han convertido en un símbolo de las libertades
individuales y en un paladín justiciero de la lucha de clases y la opresión a
la juventud norteamericana, de la cual Maduro se ha autonombrado defensor.
Otros
ejemplos son los policías metropolitanos presos, Simonovis, la Dra. Afiuni y el
paro universitario. Sentarse a discutir los problemas de las universidades con
sindicatos que no representan a los necesitados y esquivar el tema diciendo que
lo importante es el contenido de lo que se discute y no quiénes lo hacen –que
en principio es cierto, si el interlocutor es legítimo.
También es notoria
la actitud de evitar licitar obras públicas de envergadura y adjudicarlas a
dedo, para después descubrir que han sido desfalcados tantos millones, como ha
sido el caso de iraníes, chinos, rusos y vecinos nuestros y de la ex unión soviética.
Nos llaman a
producir más, a autoabastecer al país, a construir, a no denigrar y las
críticas son catalogadas de traición a Chávez, a la revolución y a la patria.
Pero el gobierno hace lo contrario, ahoga al productor, estrangula la empresa
privada y descalifica continuamente a los empresarios venezolanos, a los
profesionales y por supuesto a los médicos y los servicios que brindamos.
Está claro
que muchos argumentos utilizados por el gobierno, no sirven, siguen siendo
mentiras, son manipulativos, chantajistas, fantasiosos y traerán como
consecuencia más corrupción, injusticia e inestabilidad política, social y
económica, que se harán desesperantes y al final hundirán a este grupo de
autonombrados conductores del país que están llevándolo al desastre de forma
inminente y que no entienden, por empecinados y mentirosos, los riesgos de sus
falaces propuestas.
A nosotros
nos corresponde el papel de desmontar esas falacias, de exponer esas mentiras,
de contener la rabia sorda de los agraviados y de quienes entienden la
situación que vivimos y pedirles a todos que, más que crítica acerba e injusta
del proceder de nuestros líderes en la oposición, sigamos luchando con los
instrumentos que existen en nuestro país, que son, por el momento y espero que
para siempre, la opinión individual y el voto, directo, personal y secreto.