Desfachatez
(Artículo de opinión
publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 10 de mayo de 2013)
Quizá he debido titular este escrito: “Cara
dura”; pero cuando consulté el diccionario de sinónimos resultó que
“desfachatez” tiene el doble de sinónimos que “cara dura” o cualquiera de las
múltiples y variadas acepciones de esa frase. Invito a los lectores a
comprobarlo, lo cual además les va servir bien, pues es obvio que esas palabras
son la mejor definición de la actitud de aquellos que dicen o, mejor dicho, se
atribuyen la representación de los venezolanos en virtud de una elección
cuestionable y cuestionada que no les dio el voto que creían tener
automáticamente ganado.
De
cinismo para abajo, pasando por cualquier otro sustantivo, se pueden usar
muchos calificativos para pintar la actitud de los oficialistas. Si no, ¿cómo
llamaría usted la actitud del CNE, haciendo una “auditoría” que no es lo
solicitado, ni el compromiso adquirido, pero sí una burla y desprecio a la
oposición y a la inteligencia y razón de los venezolanos? Ellos mismos se pagan
y se dan el vuelto y los resultados serán los ya previstos: tantos votos en la
máquina, tantos papelitos en la caja. Sí, como no y ¿todos los votantes están
sellados en los cuadernos, estaban vivos, concuerdan en número de votantes,
etc…?
¿Cómo llamar a quienes inventaron la patraña de
que la oposición había quemado, saqueado y destruido los CDI?
¿Cómo definir a quienes urdieron la trama que
engañó con más mentiras y falsos testimonios a los Presidentes en UNASUR, para
que aceptaran a Maduro?
¿Cómo se denominaría la actitud de los diputados
oficialistas que agredieron a los de la oposición y después dijeron que ellos
fueron los agredidos,? ¿A Diosdado y su risa, cómo definirlo? ¿Y al pacto de no
agresión que propusieron en la Asamblea, cómo llamarlo?
¿Y los ministros socialistas de siglo XXI que se
dicen demócratas y definen sus políticas laborales como excluyentes, sectarias
y agresivas, qué son?
Estas y mil preguntas más, son disgresiones que
tienen las mismas respuestas: desfachatez, falta de respeto y cinismo.
No hay una pena legal para tal actitud, pero sí
una consideración personal y grupal. Esta es más penosa que si fuera una
sentencia judicial o una penitencia religiosa. Me refiero a que estos desfachatados
personajes que han manipulado a los venezolanos, serán algún día, objeto del
más enconado sentimiento de rechazo y repudio posible y serán olvidados por propios
y extraños. Su recuerdo dejará de existir por ser inmerecido, injusto, triste y
ellos haber abusado de la buena fe de un pueblo, sufrido y estoico, pero
alegre, creativo, de memoria corta e infinito deseo de alternar y abrazarse con
sus semejantes. Porque esa es la Venezuela que siempre conocí y que sabemos
todos que está ahí, reprimida, agazapada y dispuesta a brincar y bailar en un sólo
pie, pero no resentida social ni vengativa.