Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 1 de marzo de 2013

A río revuelto, ganancia de pescadores

(Artículo de opinión publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 1 de marzo de 2013)
Proverbio antiguo de validez permanente y que en este país, por arte de birlibirloque ha adquirido nuevo significado: ahora no son los pescadores quienes se benefician del río revuelto, por el contrario son quienes no obtienen nada… Excepto: desconcierto, confusión, desesperanza, inseguridad, incredulidad, escepticismo, desconfianza, de propios y adversarios, y cuando los humanos nos encontramos en ese estado de aturdimiento e impresión por insuficiente o falsa información, pero casi creíble, nos paralizamos, no sabemos que hacer, se hacen silencio nuestros pensamientos y pausados, lentos y eternos nuestros movimientos y decisiones.
Que el Presidente está mal, no es información suficiente. Que va a vivir o morir, tampoco. Que presidió un consejo de superministros íntimos, de cinco horas, puede ser, pero si tiene insuficiencia respiratoria y tiene que escribir para comunicarse, y Jaua dice que ha empeorado, entonces, ¿por qué no garantizar con reposo su recuperación, por qué someterlo a ese esfuerzo? A menos que fueran sus últimos tiritos, su testamento, como dicen en la calle.
Por supuesto, todo tiene su límite y si no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, tampoco hay sociedad que soporte el desprecio a su sentido común, su inteligencia y su capacidad de comprensión y compasión, tanto tiempo y luego de tantas noticias que nunca fueron y de tanta incertidumbre cubierta con cortinas de humo, mentiras, amenazas y retaliaciones.
En Venezuela no estamos yendo en la dirección necesaria ni en el sentido correcto, no vamos adonde deberíamos ir y además lo hacemos para atrás. El método que escogió la mayoría electoral para conducir al país, resultó un engaño mayúsculo del cual todavía y por un tiempo no tendremos plena conciencia, hasta que termine de suceder que esos votantes se encuentren, por fin, con que el país está en la ruina económica, en desorden social, en un limbo ideológico, en la más abyecta inseguridad personal y jurídica, en desesperada carencia de alimentos, productos farmacéuticos, repuestos, atención médica y con una clase dirigente autoimpuesta, agavillada, negligente y dependiente de los hechos, fama e historia de otro. En ese momento, el país reaccionará. No antes.
Entretanto, quienes adversamos el sistema que nos empobrece y resta calidad de vida, debemos mantener vigente nuestras aspiraciones democráticas y solidarias, dedicar nuestros esfuerzos a ser ejemplos de respeto, constancia, creatividad, trabajo, servicio y paciencia.
No olvidemos que el juego oficialista es: desconcertarnos. A todos. A la oposición para que no encuentre cómo hacer para salir adelante y a sus propias fichas para que no piensen, no vean, no oigan, no huelan, no sientan y hagan y voten por quien ellos digan.
Así es, tristemente.

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Médico psiquiatra en ejercicio