Retaliación y asfixia
(Artículo de opinión
publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 15 de febrero de
2013)
Actitudes despreciables que no
siempre están ligadas a un hecho anterior, muchas veces lo están a un hecho o
suceso por acaecer, producto de mentes atormentadas por la envidia, complejos,
paranoia y pasión por destacarse, sin pasar por el trabajo, la constancia, la reflexión,
la creatividad y el respeto por las personas, leyes y costumbres.
Es más fácil destruir que
construir y además parece que se está haciendo algo; luego se culpa a los demás
de que las cosas estén mal o ya no estén.
En ese juego desesperado de
destruir por asfixia y reprimir por retaliación están las claves de la Venezuela
actual. Se ahoga, se paraliza o no se constituyen las empresas y con el miedo
se paraliza al individuo y se adormece a la sociedad.
Llevar a cabo los mandatos
básicos del anacrónico manifiesto comunista exige una disciplina ideológica muy
comprometida, con ideas muy claras y desprendidas de cualquier debilidad socio
cultural o compasión. Es una actitud general, no especial ni específica, la
lucha del proletariado sólo es contra la burguesía y sus constructos. Aspira el
cambio a través de la destrucción, pero no en forma de venganza personal o
política, ni basada en la mentira, el ocultamiento, la complicidad y la patraña,
aunque estimula el odio y la lucha de clases.
Está mal que una revolución obtenga
cambios basados en el chantaje, la represión, la retaliación y la complicidad
partidista para proteger las ineficiencias, corrupciones y desapego a la leyes
y la constitución, de quienes pretenden imponer su voluntad y persona. Acciones
todas que la sociedad maltratada entiende como delito, tipifica como complicidad
y cataloga como capitalistas y fascistas. Ya deberían saber que ese no es el camino,
pues, sistemáticamente, han fracasado en todas partes, incluyendo Cuba.
Ha sido muy visible en los
últimos veinte años, el socialismo nórdico; que funciona sin retaliaciones,
estrangulamientos ni complicidades que oculten malversación, corrupción o
negligencia, confía en el ciudadano y estimula su autonomía. Siguen avanzando
en bienestar, salud, educación, seguridad personal y jurídica, crecimiento y
abastecimiento. Varios países van por esa ruta. Nosotros vamos para atrás, pero
nos dicen que vamos para adelante; contrasentido propio de quienes no saben lo
que hacen y creen que lo están haciendo bien porque se retroalimentan de
ignorancia y abuso de poder.
No es vengándose de los policías,
jueces, políticos de la oposición, estaciones de radio y televisión, ni
protegiendo a los negligentes, corruptos e incapaces o devaluando poco a poco, entrabando,
confiscando y aislándose, que se arreglan las cosas. Es con claridad,
transparencia, contundencia, equidad y sentido común. Valores de los que hace
gala el Papa Benedicto XVI. Comprendido por todos, generador de esperanzas
infinitas.