Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 4 de enero de 2013

Reflexión en año nuevo


(Artículo de opinión publicado en la página 6 del diario El Nacional, el viernes 4 de enero de 2013)
En contra de la expectativa generada al inicio de un nuevo año, en Venezuela ya no esperamos cambios para bien, ni actitudes oficiales bondadosas o al menos conmiseradas con los ciudadanos en desgracia. Los cambios esperados en otras épocas y momentos, ya no son prioridad para los gobernantes. Ahora la importancia radica en el más sórdido avance hacia la conformación de un país sin dolor moral, sin remordimientos, sin propósito de enmienda, es decir, sin la generosidad que implica reconocer errores y enmendarlos, mandar sin apabullar, dirigir sin naricear, liderar sin chantajear con el poder, y escuchar al doliente.
El final de 2012 trajo contento y alivio a algunos, pero no les trajo paz. Casi tres años presos sin juicio, sin acusaciones definidas, sin progreso en el litigio y dependiendo de la veleidad de fiscales, jueces y otros seres también comandados.
El estamento judicial estableció un procedimiento en el que lo importante es mantener preso al sospechoso sin importar la legalidad y veracidad de sus actos; sólo tomando en cuenta el impacto publicitario y la repercusión popular y política de semejantes exabruptos.
No ha sido sólo con los financistas y sus administradores, también están en lo mismo, jueces, policías y algunos sindicalistas disidentes o, simplemente, no obsecuentes.
La Constitución en Venezuela es un libro en blanco en el que se escribe todos los días. No importan las contradicciones ni los desprecios a lo ya legislado. El último ejemplo no va a ser el de la toma de posesión del próximo Presidente de Venezuela, ni donde y cómo el Presidente encargado obtuvo el permiso de viajar a Cuba y a quién dejó en su lugar. La lógica vernácula indica que por ahí viene algún desafuero constitucional mayúsculo, que ni lo soñamos hoy.  
Esa es la historia que se viene escribiendo en este país, pero no es porque “el ganador escribe la historia”, es porque dejamos que la escriban otros. Porque hemos perdido nuestra capacidad para seguirla escribiendo justa y solidariamente, y nuestra voluntad para hacerla cumplir estricta y constantemente. Ya no contamos con personas que consideren un valor a toda prueba la defensa de la Constitución. Ya no hay defensores ante las injusticias. El miedo se ha apoderado de muchos. Nos las estamos calando todas.
2013, tristemente, será una mano más en esa partida; perdida mientras sigamos esperando cargar mejores piezas para hacer un mejor juego.
Los verdaderos y exitosos jugadores y también los luchadores, lo son a pesar de las contrariedades y de la mala suerte, además, no se dejan vencer por el tiempo ni pierden la paciencia, siempre son creativos y perseverantes.
Debemos seguir jugando este juego mortal y definitivo. La suerte no está ni tiene que estar con nosotros, pero la esperanza y la actitud, sí.

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