Yo creía que…
Estos primeros días del año han
sido de esclarecimiento político y legal intensivo. La cantidad de asuntos que
se han aclarado, valga la redundancia, y las nuevas visones de viejos conceptos
por fin actualizados, es inmensa.
Ejemplo primordial y primoroso
es la tesis político jurídica de la “continuidad”. Allí está el meollo. Era
simple y no nos habíamos dado cuenta. Con tan sólo haber recordado la primera ley
de la termodinámica: “La energía ni se crea ni se destruye, simplemente se
transforma”, hubiésemos entendido el asunto. Pero hizo falta que la clara y
profunda reflexión de Maduro nos expusiese ese principio inviolable de la ciencia
universal y luego, que ese otro portento de la inteligencia jurídica, la muy conocida
Presidenta del máximo tribunal del país, interpretando las leyes y la
Constitución, con la modestia que la caracteriza, sin mencionar siquiera su
apego a la teoría termodinámica, avalara con su palabra y la del cuerpo
colegiado que preside, la brillante salida político, legal y social que
representa hoy día la “Continuidad” en las funciones presidenciales. Ni la
energía ni el tiempo tienen final. Un lapso, un período y la intemporalidad son
lo mismo. Como el Universo comenzó y seguirá expandiéndose hasta siempre. ¡Qué
sabiduría!
Obviamente, luego de haber
vivido todos los venezolanos el “parto de los montes” que significó la
secuencia de eventos hasta llegar a la solución inédita de la “Continuidad”, se
nos plantean varias opciones que queremos proponer, por ejemplo, está claro que
no necesitamos más una sala constitucional, ni una Procuradora de la Nación,
menos aún una Asamblea Nacional y ni que decir de la Constitución, que ya está
más que claro y definido, que estuvo mal hecha, que a cada momento hay que estar
saltándosela e interpretándola y que dejó sin definir tantas situaciones y
problemas, que es una rémora al avance y desarrollo del Estado. Para qué más,
con el “know how” de Nicolás Maduro y “el savoir faire” de Luisa Estela Morales,
tenemos.
El otro aspecto relevante de los
sucedido en el fin de año pasado y el comienzo del presente, es que mi
percepción de la oposición –¡Que Dios me perdone !– ha cambiado radicalmente. A partir del 7-O
pensé que la oposición se había desinflado y que estaba más ausente que sol de
media noche, pero no es así. ¡Todo lo contrario! Y yo no lo sabía, ni siquiera
lo presentía. Tuvo que ser el Gobierno en pleno, Cabello, Maduro, Rodríguez,
Villegas y otros capitostes y comunicadores, quienes, en un alarde de
generosidad, que reconozco y aprecio sinceramente, nos informaran de todas las
cosas que estaba haciendo la oposición. Cosas que aparentemente incluían desde
hablar mal del gobierno hasta un paro cívico con características clonadas al
del 12-A, pasando por decir que era mentira la enfermedad del Presidente –A
quien Dios cubra con su bondad y su misericordia infinita– y finalmente
buscando la manera de que no se juramentara el Presidente electo el 10-E.
Agradezco pues tanta bondad e
ilustración que en estos primeros días de enero de 2013 iluminan nuestro
porvenir y nos reconfortan con nuestros líderes opositores.
Por cierto, en otra oportunidad
hablaremos de la segunda ley de la termodinámica: la entropía, que es, definitivamente,
nuestro futuro, tal y cómo lo describe la Real Academia de la Lengua: entropía:
1- Magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía
contenida en un sistema; 2- Medida del desorden de un sistema; 3- Medida de la
incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de los cuales se va a
recibir uno solo.
Obviamente, ya no sigo creyendo,
ahora lo sé. Me lo explicaron todo.