No hay
(Artículo de opinión
publicado en la página 10 del diario El Nacional, el viernes 7 de diciembre de
2012)
“Se acabó”. “Tiene dos semanas
que no viene”. “Hace meses que no lo traen”. “No, eso no lo están produciendo
más”. “Lo retiraron del mercado”. “Este, es parecido”. “Ese es el precio, no se
cómo hacen allí para venderlo tan barato, será que es del gobierno…”
La lista de excusas, justificaciones
o explicaciones, se agotó. Simplemente, no hay y si hubiere, el precio sería
otro. Es más, si es aceite, harina de trigo o de maíz, arroz, café o azúcar y
lo encuentras en alguna venta callejera, será a un precio muy superior al de cualquier
supermercado.
De pronto sale alguien del
gobierno y dice que no entiende porqué determinado producto no se encuentra y
propone que si el fabricante no puede o no quiere producir a ese precio, el gobierno
si puede y que les entreguen la planta, que ellos lo producirán. Súbitamente,
tres o cuatro días después, aparece la noticia del aumento de precio del
producto en 47%, casi la mitad más. ¿Entonces, era obvio lo del precio
inadecuado, o no?
Al final, el desconcierto es
total, quienes no conseguían el producto, seguirán sin el hasta que se nivele
la producción que se ha venido abajo y que ni la mejor intención, ni el más
experto administrador o ingeniero de producción, hubiesen sido capaces de
recuperarla, sin dólares, sin producción agrícola suficiente, sin materia
prima, sin servicios de puertos adecuados o sin la clara y determinada
intención de arreglar el problema. Hasta que se rinden, como la han hecho y
espero que sigan haciendo, ante el desesperado “¡ya basta!”, del ciudadano
común y corriente que siente que su diario vivir no tiene paz ni confort por
ninguna parte y tampoco seguridad.
Por eso y por otras razones de
igual o mayor peso, el ciudadano que aspire a cambios en la manera obligada de
vivir que nos ha impuesto la ineficiencia y descoordinación del gobierno, debe
entender que un gobernador, un legislador y un alcalde siguen siendo poderes
locales con más capacidad de modificación de nuestro diario vivir, que un
Presidente digital, casi virtual, a quien se le han escapado de las manos los
resultados de sus inconclusos y fantásticos proyectos. No hemos avanzado cuando
tenemos que corregir precios cuyos rezagos han perturbado tanto la economía
nacional, que la producción del bien implica una pérdida constante y una
desmejora insuperable en la modernización del sistema de producción y
distribución. Tan sólo pensar en sincerar el precio de la gasolina, da
escalofríos.
Esa es una razón
más para votar en estas elecciones venideras: hacer del “No hay”, un asunto
local e infrecuente. Gobiernos estadales y municipales con fuerte apoyo
ciudadano, serán potentes barreras contra la ineficiencia y el abuso del
centralismo político que estamos viviendo.