Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 17 de agosto de 2012

Qué entendí…


(Artículo de opinión publicado en la página 8 del diario El Nacional, el viernes 17 de agosto de 2012)
Con frecuencia pienso en las noticias que da el gobierno y a ese pensamiento le sigue otro sobre la racionalidad de lo planteado por el mensajero oficial, pero al rato me comienza una ansiedad que va aumentando y termina envolviéndome de tal manera que empiezo a preguntarme si no será que estoy reblandecido o que me he vuelto chavista.
Como eso me pasa con frecuencia, decidí estudiar mis reacciones y relacionarlas con los eventos que estamos viviendo. Mi conclusión es que soy una víctima de la propaganda oficial y la propaganda oficial es tergiversada, sesgada, falseada y deformada. No es mentirosa, es sólo fantasiosa y artera.
Las cosas que dice el gobierno no las creen ni ellos mismos. El dinero que gastan en hacerse propaganda es algo grosero. El efecto que intentan conseguir y que por años han conseguido, ya no lo están consiguiendo y en vez de variar la estrategia lo que hacen es recrudecer la propaganda engañosa. Algo así como cuando alguien dice que pescó un pez así de grande y le dicen con incredulidad que no puede ser, entonces le aumenta unos centímetros más, hasta que termina siendo del tamaño de una ballena. Inflación brutal de los hechos. La más alta del mundo.
En los últimos días hemos oído que, por fin, bajó la inflación. Lo creímos.
Nos venían diciendo que se acabó el analfabetismo, que no hay escasez de alimentos ni fármacos, que aumentó la producción de alimentos en el país, que las empresas expropiadas y las estadales son exitosas, que no hay problemas en los hospitales ni en las cárceles, que son saboteadores tanto los médicos como las enfermeras y tanto los presos como sus familiares; que PDVSA funciona machete y lo mismo la producción de cabillas y aluminio.
Lo único que falta es que nos digan que el Guaire está limpio y transparente, pero los caraqueños somos unos cochinos malucos que lo ensuciamos para dejar mal al gobierno.
El gobierno presenta una foto de un instante como si fuera la historia del futuro. El mejor ejemplo es lo de la inflación. Hay que estar bien enamorado del gobierno para creer que el descenso hasta un punto en julio, sea un indicativo del futuro y la alegría se acaba cuando vemos que las causas han sido el aumento de las importaciones, la disminución de los inventarios, el aumento salarial, el rezago de los precios controlados, las actuales y futuras correcciones del control de cambio, etc. Lo que viene es inflación otra vez, pero esta vez con menos disponibilidad de reservas y gastos contratados de muy alto calibre. Somos un país hipotecado.
El próximo Presidente tendrá que informar sin tergiversar, controlar los gastos, desarrollar la industria, el comercio y los servicios sociales, de salud, judiciales y penitenciarios. También esperamos que respete la inteligencia, paciencia y sana credulidad de los venezolanos.

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Médico psiquiatra en ejercicio