Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 3 de agosto de 2012

Indecisos


(Artículo de opinión publicado en la página 10 del diario El Nacional, el viernes 3 de agosto de 2012)
El gobierno en este país dice y hace cosas que no se corresponden con las realidades, con las expectativas que generan ni con los principios que dicen defender. Se llenan la boca con la constitución y el que no la soslaya o la tuerce, la interpreta a su manera. Se inflaman de ira con las injusticias y juran la independencia de los poderes y la autonomía de los jueces, pero terminan diciéndoles lo que tienen que hacer y demandando, de la solidaridad partidista, de la identificación ideológica y del salario, la sumisión al jefe.
El candidato de la oposición debe evitar comportarse así cuando dice, por ejemplo, que devolverá lo expropiado. Tendrá que, primero, preguntar si los despojados desean que les devuelvan el bien como está o que les paguen y, segundo, elaborar leyes que le permitan al estado reversar tales actos.
También hay incongruencias en las elecciones. Políticos y CNE, todos juntos tratan de llevarnos a unos discusión donde al menos dos de las premisas son manipulaciones.
La primera es si el voto es secreto, que es casi irrelevante, pero la premisa distrae de otras decisiones posibles del individuo, como cuestionar el REP o no votar, por ejemplo.
La segunda, es que hay indecisos, que son quienes decidirán el ganador. Mentira, aquí no hay indecisos. Eso se acabó. Hay quienes no se atreven a decirlo y hay a quienes les conviene que sus relaciones sigan pensando que no saben por quién votar.
En la era de las comunicaciones instantáneas, de los videos de denuncia, de las campañas publicitarias inmediatas, de las cadenas, del domino de los medios de comunicación, del dinero en abundancia, de los regalos electorales y de otras formas de comprar votos, ya no hay indecisos. Aquí, todos sabemos por quién no vamos a votar y todos sabemos si lo podemos decir o no y que repercusión tendría si se supiera. Algunos de los llamados indecisos, están a la espera del signo divino esclarecedor que les indique que ya pueden dejar de ser indecisos públicamente y sumarse a los decididos. Otros seguirán encaletados y jamás se sabrá por quién votaron.
A los chavistas no hay que conquistarlos, ellos se han cambiado solitos. El instinto de supervivencia les anuncia el porvenir de desgaste y desilusión que ya vienen sintiendo.
Las encuestas no pueden estar reflejando las realidades que todos palpamos cuando presentan esas cifras de goma para los indecisos. El pulso de las elecciones se toma no en los números sino en el espíritu de la gente. Estamos, casi todos, hartos, desilusionados y disgustados. Aquí no hay indecisos. Esas encuestas hay que leerlas de otra manera.
El cambio de gobierno viene y debemos llamar al pan, pan, y al vino, vino. Este gobierno no sirve y eso lo sabemos casi todos y ese “casi” son muchos, son demasiados para que hayan indiferentes e indecisos.

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