Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 6 de julio de 2012

¡Partida…!


(Artículo de opinión publicado en la página 8 del diario El Nacional, el viernes 6 de julio de 2012)
El domingo pasado se inició, oficialmente, la campaña electoral para la elección del próximo Presidente de la Nación y nuevo Jefe del Estado. Aunque así descrita parecen dos, en realidad es una sola posición electoral y gubernamental, pero es que en este país, actualmente, el Jefe del Estado no ejerce la función de Presidente de la Nación. Al menos no lo es de todos los ciudadanos, pues, como sabemos de sobra y nos lo repiten por cadena nacional, machaconamente, quienes no son lo que el Presidente quiere que sean, no son nadie o nada, por tanto no tienen los derechos que tienen quienes sí son lo que el Presidente quiere que sean. Tan evidente es la diferencia entre los ciudadanos de ambas clases, que la polarización política que fue la llave maestra de los insurgentes del 4F y de la marea brava del 2002, ya está olvidada.
El asunto ya no es político, ni ideológico, tampoco es económico, ni mediático y menos, social. Ahora es personalista, revanchista, despótico, manipulativo, despreciativo, injusto y desproporcionado. Se trata de sumisión y castración política.
Actualmente los ricos, los aprovechados, los echones, los chapeadores y los despilfarradores, son otros.
Los militares son ahora utilizados como una claque uniformada y los parlamentarios también, pero sin uniforme.
Los medios son casi todos oficialistas.
Nos han dividido en dos toletes, uno dominante, impositivo, irrespetuoso y paranoide, el  otro, pretende ser conciliador, reunir la Nación y cree que la Venezuela actual es un Estado disfuncional, que puede mejorar y llegar a ser un país como el que hemos soñado y no como el que nos han impuesto los propiciadores de este sistema, sin pies ni cabeza, que llaman Socialismo del siglo XXI y que falla, en primer lugar, por que es capitalismo de estado, represivo y no socialista y, en segundo lugar, porque pertenece a la segunda mitad del siglo XIX.
La carrera por el cambio comenzó, la contienda será muy difícil. Promesas incumplidas y reiteradas contra promesas por cumplir; ofertas contra ofertas; dechados de uno contra dechados del otro, pero los del oficialismo, aunque suenen más, serán cuestionables y hasta fantásticos, por no decir falsos, los de Capriles menos visibles y más modestos, son realidades. El oficialismo arropa como la espuma, pero Capriles penetra como el líquido y se queda, la espuma se desvanece. Credibilidad contra credibilidad.
Ya todos conocemos al taimado fabulador, cuentista y animador de televisión y ahora nos impresiona la sobriedad, mesura y respeto por la inteligencia, paciencia y tiempo de los demás, que muestra Capriles. A buen entendedor, breve hablador, dice el refrán.
El cambio se va a dar. La presión electoral será de tal calibre y el mensaje de la oposición tan contundente que o cambia el oficialismo o se acaba, de todas maneras.

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