Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 8 de junio de 2012

Cárcel o liceo



(Artículo de opinión publicado en la revista electrónica Analítica.com, el viernes 8 de junio de 2012)

He buscado intensamente por internet a ver si encontraba algo parecido a lo que sucede en las cárceles en Venezuela. La búsqueda ha sido infructuosa. En ese y en algunos otros aspectos, sólo nos parecemos a nosotros mismos. Somos únicos e irrepetibles. De repente eso es un valor al que estamos desacostumbrados y, sin embargo debería ser tan deseable como ser el más alto, el más fuerte y el más valiente.
Alegrémonos de que en nuestra nación a los presos se les guarda en prisiones que sólo sirven para mantenerlos dentro (a algunos) mientras se les juzga (que no sucede a menudo) y se les condena (más infrecuente) y mientras tanto se les paga un salario, se les da techo, formación musical (orquestas, conjuntos, DJs, rapeo), deporte (motocross, natación)  y comida y ellos, por un sistema socialista de libre empresa, se procuran diversiones (casinos, piscinas, discotecas, apuestas, ajiley y drogas club), dinero (traslados, posiciones en el penal, respeto, asistencia y protección, narcotráfico y sicariato), parejas (de dentro y fuera del penal, de penales vecinos), educación (alfabetización, manejo de armas blancas y de fuego, defensa propia, procedimientos de compra y distribución de sustancias, nuevas y perfeccionadas formas de agavillamiento, complicidad, involucramiento de autoridades, compra de conciencias y sanciones físicas a quienes disientan o se revelen) y gerencia avanzada (negociaciones impensables, chantajes, demostraciones de poder, revanchismo y formas múltiples y publicitarias de llamar la atención, evitación de responsabilidades y culpabilización de la sociedad, el gobierno, la oposición y los medios noticiosos).
Lo que no aprendieron en la calle lo adquieren en prisión. De malo a peor, pero para ellos es hacer de lo malo la fuente del futuro.
Imagino que ya hay quienes recomiendan a los más desesperados y apartados de las buenas costumbres y que además no tienen trabajo o lo han perdido, que cometan algún acto delictivo más o menos grave y que esperen esa oportunidad llena de expectativas de poder, riqueza, dominación e intimidación a la sociedad, que representa haber pasado por ese nuevo tipo de institución formativa, autónoma y sin concierto, neoliberal, totalmente capitalista y cruenta, que son las cárceles en Venezuela.
Si no hay quienes lo recomienden, seguro que sí hay quienes se sientan impulsados a imitar esas conductas en busca de esas ventajas, que les han imbuido de que la sociedad les debe y se las niega.
Por supuesto que también cabe la pregunta: ¿si esa evolución del concepto de penal es parte del socialismo del siglo XXI, es un desarrollo autóctono de la cultura criolla o es un plan estratégico de los imperialistas para hacernos perder a todos los demás la paciencia y el respeto por los gobernantes que, obviamente, no han hecho nada al respecto y han permitido que se desarrolle ese mundo infernal de los pranes, sus acólitos y cómplices?

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