Once de mayo
(Artículo de opinión
publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 11 de mayo de 2012)
El recuerdo de lo vivido tal día
como hoy en 1968, sigue siendo angustioso. Los estudiantes de todo el mundo se
solidarizaron con los parisinos y a medida que avanzaba el día se sentía el
despertar efervescente de la furia desatada por las mentiras, la ambigüedad y
la represión. Los acontecimientos de los siguientes días fueron una mezcla de
golpes de timón político sin contenido estratégico por parte del gobierno de De
Gaulle y de Pompidou, y de insistencia y constancia creciente de descontento
por parte de estudiantes y trabajadores. De Gaulle huyó a Alemania. Regresó y
ganó adeptos. Pactó hasta con el Partido comunista.. De estar al borde de una
conflagración sangrienta se pasó, en poquísimo tiempo, a nuevas elecciones
parlamentarias y a un triunfo reforzado de los Gaullistas.
¿Qué más pasó? Nada más.
No crean ustedes que es sólo en
Venezuela que no pasa nada luego de una rebelión. Las fuerzas de la
inconsistencia, la impresión del boato, la palabrería ó retórica populista, el
apoyo de los cómplices voluntarios y el de los ingenuos, sirven de base a la perpetuación
de más de lo mismo. Somos capaces de mostrar nuestro descontento, pero siempre
hay quien lo orienta hacia su asador.
En estos días se viene hablando,
insistentemente, de la triste, malhadada e implacable condición de salud del
Presidente Chávez y las varias posibilidades que plantearían tanto su muerte
como su retiro del gobierno o de las elecciones venideras. Por supuesto que
tales disquisiciones son importantes y necesarias y me gustaría estar seguro de
que en las altas esferas gubernamentales hay cabezas pensantes buscando la
mejores opciones para un país convulsionado, dividido y desesperanzado con sus
gobernantes, expectante de un futuro, sea cual fuere, pero diáfano, tangible y
que traiga a nuestro ánimo paz, armonía, seguridad y estabilidad económica y
social.
Por nuestra parte, quienes no
queremos el tipo de gobierno que nos han impuesto sin consentimiento y en
contravención de lo pautado electoralmente, pensamos que en las próximas
elecciones estamos ofreciendo un cambio de estrategia socio política y
económica, moderna y adecuada, para captar el voto de nuestros conciudadanos
sin tener que recurrir al macabro expediente de ofrecer soluciones por defecto.
Aprecio la actitud del candidato
Capriles Radonski, creo que su discreción y continuo trabajo de captación
constante de votantes, es el camino adecuado. Las explosiones sociales, sean
del origen que sean y por la razón que sean, no tienen hoy cabida en nuestro espíritu.
Si vienen, vendrán y ya veremos que hacemos, pero las rebeliones, como la que se
conmemora hoy y la del 11 de abril, que conmemoramos el mes pasado, son
historias inconclusas, mal interpretadas y de resultados, cuando menos,
desfavorables, por no decir nefastos.