¡Hola, Henrique!
(Artículo de opinión
publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 20 de enero de
2012)
Es experto en derecho tributario
y no le tiene miedo a los impuestos ni a quienes no los quieren pagar, es un político conciliador, trabajador, que siempre
quiere quedar bien y complacer a todos. Además de ambición, tiene mano
izquierda y es indiscutible que sabe como estar en la cresta de la ola y llegar
a sus metas. Para muchos es el político ideal, pues reúne condiciones y no es
tan terco y empecinado como otros que anteponen sus ambiciones a los intereses
y ambiciones de los demás, haciendo que sus intenciones sean coincidentes y
echándole pichón al esfuerzo de lograrlo. De hecho su meteórica carrera
política, en la que ha hecho de todo y ha estado en los cargos más relevantes
en edades en que otros apenas comenzaban a balbucear en política, se ha debido
a esas actitudes.
A través e la prensa recogemos
rasgos de sus intereses e inclinaciones políticas y a través de las agresiones
del oficialismo entendemos su resiliencia. La constancia sería otra de sus
condiciones.
Lo dicho anteriormente en forma
de resumen de horóscopo, es mi manera de ver este personaje que está en
posición de ganador en las encuestas. Los votos podrán elegirlo y seguramente
que su gobierno será tan bueno como lo fueron sus otros cargos administrativos.
Si sale electo en las primarias será un buen candidato y si sale electo en
octubre un buen Presidente. Siempre será suficientemente bueno. Lo que dudo es
que sea más que eso. Así que si queremos
un candidato suficientemente bueno para ser un Presidente suficientemente
bueno, escojamos votar por Capriles.
Por cierto, en este momento de
nuestra historia republicana, en el cual hay más ruido que melodía, la contra
de lo que tenemos como gobierno no puede ser demasiado contrastante pues el
chisporroteo encendería fuegos incontrolables y los malos ratos serían muchos y
continuos hasta que las cosas cambiasen. A mi, no me importaría padecerlo y
estaría dispuesto a sufrir el rigor de la desgracia por el éxito del porvenir
de mi país, pero hay quienes no piensan así y estoy seguro de que votar por
Capriles aliviará sus inquietudes democráticas y de todas maneras les dará
sensación de un futuro mejor, pero a cámara lenta.
Parece mentira, pero a pesar de
lo dicho, las cosas estarían mejor para Capriles Radonsky y para Venezuela si
la pasión popular lo acompañara, en lugar de tanto razonamiento y
justificaciones, pero ese carisma no es exactamente lo que mueve su candidatura
y como casi todas las candidaturas a las primarias, carece de furor popular,
está sobrada en análisis político, inundada de propuestas económicas y
sociales, exaltada en cuanto a la seguridad personal y jurídica, apoyada por
muchos, pero no taladra el corazón de nadie ni nos deja sin aliento. Así lo
analizamos como candidato posible, racionalmente, prudentemente.