Reflexión de Navidad
(Artículo de opinión
publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 23 de diciembre de
2011).
Este año
hemos vivido muchas tensiones y no hemos
tenido paz. Cuando no es una cosa es otra: o es el dólar prohibido o es la
escasez de alimentos, medicinas, repuestos, cabillas y cemento; o es la intranquilidad
por las expropiaciones, confiscaciones, invasiones y detenciones sin juicio
inmediato o son las acciones y decretos imponiéndonos un régimen socialista de
nuevo cuño y viejos predicamentos, que no se compagina con lo que nuestra
constitución dice; o es la falta de respeto por las ideas y orientación
política del individuo o es lo que ha resultado de la impunidad y la
inseguridad: el ensañamiento y truculencia de la criminalidad actual; o son las
lluvias pertinaces o es la expectativa angustiosa de un nuevo y artero decreto
de fin de año.
Hemos visto a
nuestros médicos vilipendiados, desplazados y a nuevos médicos integrales
comunitarios, insuficientemente preparados, llenos de esperanza y con vocación
de servicio, enfrentarse al hecho de darse cuenta de su actual limitación
formativa, sabiendo, además, que están en hospitales sin dotación adecuada y
anticuados en su estructura y finalidad. A esa frustración se le añade la
comprobación mediática de que la atención médica especializada es intensa e
internacional para unos e insuficiente y escasa para los demás.
La realidad
es que aquí estamos, preparándonos para una elección que capta nuestras
expectativas de progreso, de cambio y de estabilidad y seguridad. ¿Cómo va a
suceder eso? No lo sabemos, ni lo podemos inferir, siendo aventurado y poco
serio especular al respecto.
Luego de
haber vivido todas las situaciones que este gobierno ha planteado y que no
obedecen a ninguna sesuda estrategia, sino a las veleidades e intereses puntuales
del gobernante y sus secuaces, se da uno cuenta de que no podemos hacer muchos
planes. Podemos expresar deseos y fantasías, nada más.
De las
primeras tareas a realizar por el nuevo Presidente, si es que asume el cargo,
ya que la negativa a entregar el coroto está en las palabras de algunos capitostes
del régimen –no obstante haber dicho públicamente el jefe máximo que sí
entregaría el gobierno si no fuere elegido– estarán las de averiguar de qué es
el Presidente, qué quedó de Venezuela.
Ni siquiera el gobierno sabe lo que tiene y lo que debe. El volumen de
cuentas por pagar en dinero y en penalidades legales es tal, que ya ni lo
contabilizan.
Las
realidades del futuro nos obligarán a enderezar las cargas y lo haremos, y eso
es lo que habrá de plantearse el Presidente electo en octubre de 2012, según
encuentre las cosas, luego de profundos análisis y auditorias.
Entretanto, y
como siempre, nos encomendaremos a Jesús, que por cumplir un año más y sentir
nuestra fe y devoción, sin duda nos alentará a escoger los caminos adecuados
con determinación y felicidad.