Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 14 de octubre de 2011

La secta “Ch”


(Artículo de opinión publicado en la página 8 del diario El Nacional, el viernes 14 de octubre de 2011)
El discurso marxista tilda de anacrónicas y estupidizantes las prácticas religiosas. “La religión es el opio de los pueblos”, es una frase que resuena, retumba y descalifica, manida en el pasado, rechazada en el presente, a pesar de que el estamento gubernamental comunista por años persiguió a los religiosos, prohibió sus símbolos y coartó sus libertades civiles.
Sin embargo, los socialistas del siglo XXI, se comportan como fanáticos religiosos, imbuidos de espíritu corderil, seguidor, ciego, acrítico e idólatras de figuras contemporáneas y pasadas. Además, son sectarios, exclusivistas y terminan siendo más obstinados, tercos y fanáticos que los religiosos que descalifican.
Pero no sólo es una actitud de corte religiosa la que imponen a sus seguidores políticos, es también un culto a la personalidad que comprende elementos de misterio y admiración por logros, fantasías y expectativas delirantes. Se han hecho expertos en imbricar las realidades con las fantasías y en mezclar las acciones populares con las esotéricas. Lo secreto y las incógnitas son la base del poder de los iniciados o miembros de la clase gobernante. El conocimiento y las experiencias académicas y profesionales cuentan menos que la cercanía, la sumisión y la obsecuencia.
La base teórica es el manifiesto comunista y los complementos ideológicos son frases pertinentes de Marx, Lenin, Mao y el Ché, consecuentemente, los personajes adorables con aceptación y sin crítica, son esos mismos.
Parece ser que habrá un nombre nuevo en esa lista de divinidades.
El asunto tiene mucha importancia, pues no es lo mismo seguir a un político carismático con buen apoyo propagandístico y excelentes técnicas de mercadeo, que sentir que los intríngulis de la vida espiritual se entremezclan con las necesidades socioeconómicas, las inclinaciones políticas y las creencias animistas, así como las prácticas de religiones cercanas a nosotros como el cristianismo.
Eso es lo que estamos viendo y padeciendo. No vamos camino de un estado socialista del siglo XXI solamente, nos están llevando a un estado político religioso fanático, exclusivista, sectario, contestatario y contrario por definición a las prácticas sociales y económicas más deseadas, solicitadas y efectuadas por los seres humanos y que, a lo largo de siglos de luchas y correcciones de conductas y voluntades, se han venido depurando y decantando hasta las prácticas imperfectas pero perfectibles de la democracia representativa, alternante y electoral.
No dejarnos llevar por el camino de lo esotérico y fantasioso es importantísimo. Poner los pies en la tierra y darnos cuenta de las realidades absurdas que nos presentan los gobernantes es necesario. Cambiar de orientación la vocación política del venezolano es una esperanza que debemos compartir rápido y con intensidad.

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Médico psiquiatra en ejercicio