La mesa está servida
(Artículo de opinión
publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 30 de septiembre de
2011)
La posición está siendo
solicitada y los personajes que la persiguen están inscribiéndose. Mientras más
se inscriban, mejor, pues según La Constitución (Art. 6): “El gobierno …es y
será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado,
alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.
Que tantos quieran ser Presidente,
es decir, guía y gerente de este país, es digno de admiración y de apoyo.
Venezuela es un clavo caliente. Todavía hay muchas personas con espíritu de
lucha, creatividad, buenas intenciones y disposición para el sacrificio al pretender
conducir un país que carece de orden y le sobran problemas.
El oficialismo, por boca de su jefe,
ha dicho que esperan que la “oposición mate la patria”, pero la realidad es que
no nos están dejando patria que matar, la han regalado casi toda y la han hecho
dependiente de las veleidades socialistoides de personajes distantes y
desinteresados del progreso, el desarrollo, el crecimiento personal y la
previsión social y de salud de nuestro terruño.
Así de crudo es el panorama que
se presenta al elector venezolano, con los agravantes de la inseguridad, la
inestabilidad jurídica y la polarización política, racial, económica y social.
Ante ese cuadro abstracto e
indescriptible, hace falta una actitud más fuerte de la que estamos viendo en
quienes participan en la mesa de la unidad democrática.
No puede ser que la MUD, aparte
de establecer planteamientos generales de sentido común y obvia necesidad, se
distinga más por no sacar chispas que por sacarlas. Que no transmita algo más
que facilitar la búsqueda de un candidato único. Eso está muy bien, pero… ¿y la
seguridad, la confianza, la esperanza de un buen gobierno de ese candidato, qué?
No se trata sólo de alcanzar el
poder y de presentarse al elector como poseedor de habilidades para ejecutar
planes de gobierno, se trata también de transmitir al elector que se tiene la
legitimidad y el derecho de ejercerlo y por supuesto que ese ejercicio estará
planamente justificado. En otras palabras, la mesa detenta la autoridad que
luego representará y ejercerá el nuevo presidente o gobernador o alcalde.
Además, si la mesa no precisa la
disciplina necesaria para el ejercicio de las primarias y el comportamiento
general de los candidatos ante el elector y de la mesa ante el gobierno, la
oposición corre el riego de entrar en confusión respecto a su papel y el de los
candidatos.
La mesa hoy y el candidato
mañana, deben entender que ante el desorden y confusión reinante, hay que
mostrar una actitud que demuestre autoridad ante propios y adversarios, que sea
moralmente enaltecedora y que trasluzca benevolencia en las actitudes de
gobierno del futuro presidente.
Ese es el candidato que aspiro
tengamos y esa es la mesa que lo servirá al electorado..