Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 10 de junio de 2011

Valores alterados

(Artículo de opinión publicado en la página 6 del diario El Nacional, el viernes 10 de junio de 2011)

Romper esquemas y vivir por patrones distintos de los usuales es para muchos y para mi, una necesidad existencial. La vida entubada y conducida a través de los rieles de la sociedad y la cultura prevalente es insoportablemente tediosa. La creatividad, la imaginación, la improvisación, la perseverancia y la originalidad, son parámetros de una vida llena de pasión, logros y felicidad.

Pero esa es una respuesta anárquica respecto del cómo viven la mayoría de los humanos y esa estructura vital sin esquemas previos hace difícil, pero no imposible, alcanzar los objetivos individuales. El costo de realizar movimientos autónomos es grande pero los resultados son significativos y estimulantes. Ese análisis de la envolvente sociedad que estamos construyendo muestra, en consecuencia, la frustración social, cultural y política en la que vive la mayoría.

Mi mente siempre divaga por los caminos de la libertad intelectual que choca con las necesidades reales e impuestas por la sociedad. Hacer algo para todos es difícil.
Los religiosos tienen más oportunidades que los idealistas. Los políticos, corrompidos por el poder y su abuso, y por el dinero y las prebendas, son más eficaces en logros superficiales y temporales que aquellos que entregan su vida a un ideal y al esfuerzo por conseguirlo.

El socialismo del siglo XXI no es la orientación adecuada a mis inquietudes, ni por su incomprensible planteamiento teórico ni por sus protagonistas. La actitud populista de amputar esquemas y simplificar o tergiversar patrones y valores, en lugar de cambiarlos, y la modificación de la conducta del venezolano, volviéndolo agresivo, irrespetuoso, irreverente, envidioso, revanchista y clasista, son deleznables, vergonzosas y ocultan la banalidad ideológica y la incapacidad administrativa.

Haber convertido a un país que venía adquiriendo confianza en sus instituciones judiciales, en una zona discrecional con leyes sólo aplicables si satisfacen algún interés y haber llegado a ser causa de asombro para propios y extraños, porque las cosas funcionan según sea el acoplamiento político de los involucrados y no en beneficio de la sociedad, ha dado al traste con la propuesta original del anacrónico socialismo marxista.

Ejemplo de lo dicho es la prisión de Porlamar, que tal y como nos lo contó The New York Times el sábado pasado, más que una prisión es un “spa” en el que estar dentro puede ser más seguro y cómodo, que andar por la calle traficando drogas.

En cambio, allí se hace lo mismo en paz y armonía, con doble vigilancia y dobles seguridades, por fuera la Guardia Nacional Bolivariana y dentro reos armados que protegen a los capos presos que fungen a su vez de cabezas de familia de la comunidad prisionera.

¿Humanización de prisiones o un valor social y legal amputado en su significado y sentido?

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Médico psiquiatra en ejercicio