¿Candidato ya?

(Artículo de opinión publicado en la página 6 del diario El Nacional, el viernes 1º de abril de 2011)

Todos piden lo mismo: ¡Candidato, ya!

Candidatos para las primarias. Candidatos para satisfacer ínfulas presidenciales o para distraer atenciones gubernamentales. Candidatos porfiados, que reboten cuando los maltraten. Candidatos sin rabo que pisarse. Candidatos con poder de convocatoria. Candidatos que no se duerman en el camino. Candidatos que despierten la creatividad, la emoción de la novedad y la esperanza, que aseguren la paz, la justicia, el desarrollo, la prosperidad y que estén dispuestos a combatir la delincuencia y fomentar la producción de bienes y servicios. En fin, un candidato para competir con el candidato oficialista.

Todos piensan igual. Los oficialistas, que ya tienen a su candidato perpetuo en plena campaña, quieren que aparezca el candidato de la oposición para preparar sus estrategias ofensivas. La oposición, que está dividida, tiene todavía que ponerse de acuerdo y escoger un candidato presidencial y trazar entonces su estrategia electoral.

El CNE quiere ser el arbitro de las primarias de la oposición. El oficialismo tiene el control de los electores y sus números serán la angustia de todos. Poner los chivos a cuidar el jardín es menos arriesgado que cortar la grama con tijeritas. En el caso de los chivos es rápido y aproximado el resultado, pero en el caso de las tijeritas es demasiado lento, exigente y extenuante, pero el resultado es confidencial. ¿Qué es lo que queremos, un resultado sin listas públicas o una doble derrota electoral para el oficialismo, en las primarias y en la presidencial?

No quiero que apresuren las primarias para aplacar la inquietud del oficialismo que no sabe todavía contra quienes se enfrentarán, ni para calmar la impaciencia de los que creen que madrugando mucho llegarán más temprano.

Quiero un candidato único, elegido en unas primarias controladas o no por el CNE, me da igual, que muestre: que somos muchos, más de lo que piensan en el oficialismo; que nos pusimos de acuerdo; que no tenemos miedo de hacer pública nuestra inclinación por la oposición y nuestro rechazo al gobierno actual; que mantuvimos al país en ascuas deshojando la margarita y la gente tensa y mortificada, hasta que al fin se hicieron las primarias y salió el humo blanco: ¡Ya tenemos candidato único!.

Las primarias serán un alivio para todos y el último aviso de que las elecciones hay que ganarlas. Los errores y defectos del gobierno ayudan, pero la pelea es por el futuro no por lo que pasó. La oferta es por el mañana. La lucha definitiva es en las urnas electorales, no encerrados en las casas llenos de temores y acogotados por las paranoias gubernamentales que se regodean de su poderío militar y miliciano. Contra los cañones, las armas y el miedo, el voto, y si no es suficiente: la influencia popular y democrática árabe.