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viernes, 18 de marzo de 2011

“Japonismo”

(Artículo de opinión publicado en la página 6 del diario El Nacional, el viernes 18 de marzo de 2011)

Palabra apresurada que describe una actitud colectiva, comunitaria, nacional y hasta étnica, esencial y constituyente de los orientales y especialmente de los japoneses. Quizá, se deba a que los ojos rasgados les proveen de una visión particular de la vida, que nuestra mirada tropical no capta con igual densidad y significado. ¿Quién sabe? A lo mejor conviene llamarlo más genéricamente, “orientalismo”.

Pero en este momento y bajo la impresión de los sucesos iniciados por el reciente terremoto en el Japón y sus más de 160 réplicas, me siento deslumbrado y aterido por los videos de la televisión sobre los destrozos y la invasión del tsunami a esos poblados y tierras perfectamente delineadas, ordenadas y obviamente productivas, agresivamente inundadas por el mar. Indescriptible visión, sobrecogedora sensación, apabullante desarrollo de destrucción y ruina.

Es muy loable y admirable la actitud vital de los orientales, que habiendo pasado por situaciones catastróficas como la segunda guerra mundial y las de Corea, Vietnam, Camboya y otras, se recuperasen económica y socialmente tan espectacularmente como lo han hecho, manteniendo sus tradiciones y culturas locales, y sintonizándose con el resto del mundo en aquello que es asumible dentro de sus actitudes básicas colectivas y ancestrales.

Este terremoto sucede en un momento en el que Japón es considerado por los analistas financieros como en “baja”, y pronostican crisis económicas y sociales severas para los próximos años. Puede ser que tengan razón. Yo no lo creo así.

Los orientales son porfiados y nada los apoca. Si superaron cosas peores, como las vividas en los últimos cien años, y llegaron a ser las potencias que son y a organizarse como naciones en la forma que lo han hecho, seguro que, una vez más, lo harán. Allí no hay petróleo ni gobernantes resabidos indiscretos. Allí todos saben exigir y los gobiernos hacen, no dicen sólo lo que el pueblo quiere oír.

Mientras aquí estamos viviendo las consecuencias de los desastres de las lluvias en los últimos doce años, allí, sin haber terminado de padecer, ya están en vías de recuperación.

Prevenir es que en esa desgracia hubiesen, proporcionalmente, tan pocos decesos, aunque mucha destrucción. No prevenir, es que en una catástrofe natural se multipliquen las desgracias por la desidia, la falta de organización y autoridad para normar y exigir pautas y reglas para la construcción y convivencia.

La recuperación, ya lo veremos, no será larga. La normalidad regresará pronto. Las ayudas y colaboraciones internacionales serán bienvenidas y bien usadas. Japón dará otra lección al mundo. Será el manual obligado de la recuperación total, y del desarrollo. Como siempre, su economía será menos importante que su gentilicio.

Japonismo: actitud y doctrina filosófica de los japoneses.

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