Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 7 de enero de 2011

Reflexión de año nuevo

(Artículo de opinión publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 7 de enero de 2011)

Es difícil darse cuenta de las oportunidades si no estamos esperanzados y optimistas respecto de las posibilidades de alcanzar nuestras expectativas. Usualmente nos quedamos en las cuestiones puntuales, del momento, pero necesarias para la preparación del camino a recorrer y olvidamos que el futuro que deseamos es alcanzable y los obstáculos del presente son superables.

En este año nuevo miraremos con avidez y optimismo el futuro, decididos a no perder ni energía ni esperanza ante los obstáculos.

Ciertamente la situación política de Venezuela se ha enrarecido. El oxígeno para quienes no tienen complicidad con el gobierno, es escaso. El futuro para quienes mencionen intenciones diferentes de aquellas que exige el oficialismo es, cuando menos, aislamiento carcelario y juicios interminables. La expresión y la comunicación ideológica han terminado, la hegemonía oficialista sobre el pensamiento anula su creatividad y coarta su expansión.

La privacidad será invadida. Internet no será más un medio confiable para la comunicación interpersonal, menos aún para la difusión informativa e ideológica; la prensa, la radio y la televisión, exceptuando a Globovisión, tampoco.

“Hecha la ley, hecha la trampa.” Ese es y será el camino intuitivo del espíritu libertario, independiente y autónomo que tenemos.

Hace más de cinco años que venimos viendo el desarrollo lento pero constante de medios de información intangibles y alejados del bullicio mediático. Nada pasa desapercibido, todo termina sabiéndose. Desde el contenido de las computadoras de la FARC, hasta los cables diplomáticos secretos. Wikileaks, radio bemba, caminos verdes, amigos “chavistas”, celulares, fotos, videos, mensajitos e e-mails encriptados o en cuti, lectura entre líneas, cartas privadas, letreros en las paredes, etc. Cualquier método sirve, pero no hay ni habrá silencio total. Ahora sí van a tener que preocuparse, pues cuando la información es abierta, es discutible y analizable, incluso controvertible y hasta descalificable o desmentible, pero cuando no lo es, cuando es a sotto voce y soterrada, clandestina, funciona como un vendaval indetenible cuya veracidad o fuente no es identificable y cuyo efecto más inmediato es la desesperación y la rabia de quienes son objeto de denuncia. Por ahí van las cosas actualmente y por ahí seguirán.

Con el inicio de las sesiones de la Asamblea vemos en nuestros diputados la esperanza de mantener viva la llama de la lucha contra el autoritarismo y la opresión ideológica. Deseamos conocer cada palabra que digan y les sea dicha en esa Asamblea. Necesitamos saber cada propuesta que estudien y su opinión parlamentaria. No importa si les vemos o no por televisión, pero la información de cada una de sus palabras debe llegarnos, por el medio que sea. Nunca fue más importante para todos la figura de un diputado como lo es ahora y lo va a ser en el futuro inmediato.

El oficialismo hará de las suyas con sus métodos arteros y deshonestos y despreciará, como en 2010, la decisión popular de 2007 en contra de la reforma de la Constitución o bloqueará el voto de nuestros representantes, pero queremos saber que esos valientes diputados dijeron lo que tenían que decir y quedará constancia de ello. Sentiremos así el orgullo de saber que estamos ejerciendo, a su través, el deber de oponernos razonadamente, constantemente y radicalmente a este gobierno espurio.

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