Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 8 de enero de 2010

Venezuela 2010

(Artículo de opinión publicado en la página 7 del diario El Nacional, el viernes 8 de enero de 2010)

“Yo te lo dije” y “yo lo sabía” son frases preferidas de los venezolanos. No hay en Venezuela un suceso que no haya sido pensado o previsto. Algunas veces, las menos, nos sorprendemos por nuestra capacidad de “adivinar” el futuro. En la mayoría de las ocasiones nos parece natural y lógico el suceso, pues en nuestra mente siempre estuvo la posibilidad de que sucediese, aunque secretamente, deseábamos que no fuese así.

Que la electricidad faltaría algún día era tan evidente que el único sorprendido es el gobierno. Que el petróleo bajaría de precio era tan seguro como que volvería a subir. Que las empresas de Guayana van camino al desastre y la forzada reforma agropecuaria y alimentaria, no resultará como dice el gobierno, es de anteojitos.

Que la mayoría de quienes están inscritos en el PSUV lo hicieron por conveniencia y no por convicción, es evidente. Qué el Presidente dice y hace cosas diferentes, miente en un sentido y actúa en otro, asusta por aquí y soba por allá, promete esto y aquello y no hace ni lo uno ni lo otro, amenaza y amenaza y al final, es de adentro de su camarilla de donde vienen los problemas, es obvio.

Que nos están prometiendo guerra con Colombia, los EE.UU., Holanda y pronto se imaginarán la coalición de los mencionados con el Reino Unido y, ¿por qué no?, Brasil, es de cajón. Todos contra él, es lo menos que imagina.

Que los cubanos y las FARC nos invadirían, al principio subrepticiamente, luego cada vez más descaradamente, se veía venir.

Que la oposición ganará más escaños en la Asamblea que los que el gobierno piensa, está anunciado y la pelea electoral va a ser brava. Las trampas invisibles ya comenzaron: la desinformación, la no información y la distribución arbitraria de los circuitos electorales para favorecer al oficialismo.

Que los problemas creados por el maltrato a los médicos y el abandono de los hospitales explotarán pronto, es seguro. Más aún cuando la absorción por el estado de los seguros de hospitalización de los empleados públicos se encuentre en situación de mora con las clínicas y éstas, aunque las obliguen, no puedan prestar los servicios exigidos debido a la falta de insumos médicos y precariedad económica por la falta de cancelación de los servicios ya prestados, y porque no hay como llenar los cargos de especialistas en los hospitales y centros de salud del estado, pues ni Cuba tiene suficientes para mandar a Venezuela, ni aquí, ahora, tampoco los tenemos.

Lo que nunca nos imaginamos y jamás previmos, fue que no encontraríamos lentejas, ni leche líquida, ni azúcar, en diciembre y que los dátiles llegarían tarde a la cita con las tortas y las mesas navideñas. Tampoco previmos que remedios de primera necesidad como la lamotrigina (para la epilepsia), desaparecerían de las farmacias, con el consiguiente desespero de cientos de familias y pacientes.

Pero lo peor, es lo que nos espera en este comienzo de año. A quienes trabajamos, al menos hasta las 6:00 de la tarde, no nos dará tiempo de disfrutar una buena película en un cine, pues por la carrera contra el tráfico y la búsqueda de la pareja, llegaremos tardísimo y si no vamos al cine, pero sí a cenar, tendremos que hacerlo rapidito y sin mucha conversadera, antes de que cierren el centro comercial, será una estresante lucha contra el tiempo, la oscuridad y la inseguridad. Se acabó aquello de ir a echar un pié en un lugar seguro, ahora ni a bailar podremos ir.

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