Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 16 de octubre de 2009

Medicina no alternativa

(Artículo de opinión publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 16 de octubre de 2009)

La atención médica pública en nuestro país, es espasmódica e insuficiente. Además, estamos siendo atendidos por personas ajenas a nuestra idiosincrasia, con equipos modernos pero sin repuestos y sin reparaciones posibles, ya que fueron comprados para otro país y las representaciones comerciales en Venezuela no están preparadas para darles servicio.

A pesar de que se formen miles de médicos de verdad verdad o de más o menos verdad, seguiremos siendo un pueblo mal atendido en salud y en enfermedad. Incluso si traen de Cuba miles de agentes de la salud o médicos cubanos o cubanizados, seguiremos igual de mal. Si Fidel compra para el Presidente, el Ministro de Salud, los Presidentes de los Institutos autónomos de Salud o para quien sea, los insumos médicos y los aparatos diagnósticos y de tratamientos más modernos y crujientes, recién salidos de las fábricas, seguiremos mal atendidos.

Si los médicos los traen de fuera o si se forman aquí, al cabo de poco tiempo no querrán, ni podrán, seguir ejerciendo, porque el principal problema no son los médicos, ni los aparatos, ni los cubanos, ni las compras más honestas y directas hechas por Fidel. El problema principal es que el país está desastrado, los barrios y las comunidades pobres de siempre y las empobrecidas de nuevo cuño, al igual que las comunidades que mantienen todavía cierto nivel económico y laboral, son sitios sórdidos y peligrosos, que exhalan incertidumbre, inseguridad, miedo, rabia, agresividad, violencia, odio y revanchismo, a la vez que han desarrollado desconfianza en el personal de salud, de aquí y de allá, porque, además, algunos políticos se han venido encargando sistemáticamente de sembrar odio e inquina contra los médicos y la medicina que los médicos venezolanos practicamos.

Para agravar esa situación de desastre sanitario, el gobierno ha venido utilizando la atención sanitaria como bandera política y fuente de captación ideológica y electoral.

Por una razón que no entiendo el grupo gubernamental que trabaja para la elaboración de los planes de atención a la salud del venezolano, ha decidido apartarse de “la nomenclatura propia y el verbo propio de la epidemiología en Venezuela”, tal y como lo manifestó el exministro Montilla en 2007. Pero también se están apartando de los esquemas diagnósticos y terapéuticos de la Organización Mundial de la Salud, privando entonces la nomenclatura nosológica cubana y los tratamientos respectivos, que resultan ser en muchos casos, inapropiados.

Nunca insistiremos lo suficiente en estos asuntos médicos, que ni siquiera son conceptualmente planteables a través de los conceptos de medicinas alternativas, pues, si ese fuese el caso, la libertad del enfermo de escoger el tipo de medicina que desea según sus convicciones o experiencias, es muy respetable. Pero la imposición de atención médica por agentes de salud de diferente definición y formación profesional que la de los médicos venezolanos, no es una nueva forma de medicina alternativa, es simplemente una manera grotesca y artera de subyugar a un pueblo que, como doliente, recurre a la pequeña e inútil esperanza de la atención a su padecimiento sin siquiera sospechar lo que los expertos en salud sabemos: que esa medicina es ineficiente, costosa y muy limitada y que, además, es un punto de contacto ideológico y político disfrazado de servicio de salud.

Pura captación de votos, pura propaganda. Cero servicio.

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Médico psiquiatra en ejercicio