Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 17 de abril de 2009

Cómo hacerlo

(Artículo de opinión publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 17 de abril de 2009)

En estas últimas semanas se han levantado polvaredas que enturbian la visión del camino. Aparecen opiniones de quienes basados en encuestas y temores personales, han creído descubrir que lo que está pasando en nuestro país es inevitable. Que el desmontaje y destrucción de las instituciones, las leyes y la cultura, son actos irreversibles. Que a Chávez no le gana nadie. Que no hay líderes en la oposición. Que la profundización de la revolución es indetenible y que vamos camino a una dictadura y lo que estamos viviendo es, solamente, una “autocracia”.

Es difícil pensar diferente cuando los argumentos esgrimidos son producto del análisis de alguno de los más exitosos encuestadores de este país o es la reflexión de un brillante analista político e historiador. No son ellos los únicos. Todos hemos caído en ese tipo de justificaciones anticipadas a los resultados catastróficos que creemos empezar a ver para el futuro, si es que no los hemos venido viendo y sintiendo en los últimos 11 años.

Los psiquiatras tratamos de ponernos en los zapatos de nuestros pacientes, sólo así empezamos a entender lo que están padeciendo. Salvando las distancias, pero utilizando un acercamiento similar a los problemas de la política venezolana, nos damos cuenta que, situados en los zapatos de algunos de los personeros del gobierno, para conseguir los fines de la propuesta política inicial, representada por el Presidente Chávez, utilizaron varios de los elementos de las estrategias de guerra psicológica que tanto mentaron en sus declaraciones a la Asamblea aquellos personajes militares del 2002, como el General Rosendo. El rumor, la mentira, la tergiversación de los hechos, la falsificación, la manipulación de las leyes y de los derechos civiles, hasta el punto en que las personas sientan como inútil cualquier resistencia; la descalificación de las ideologías políticas, económicas y sociales; la criminalización de los actos de oposición política y de defensa de los derechos humanos; los retardos procesales; los enredos judiciales; la utilización y encumbramiento de personajes oscuros, dudosos, ineptos y hasta insensatos para cargos públicos y el insulto, descalificación y escarnio de personas, líderes o no. Una mentira repetida mil veces, termina siendo creída. Esa es la filosofía reinante. Seremos, aquello que quienes nos afrentan quieren que seamos, si seguimos haciéndonos eco de esas insidiosas jugadas de laboratorio psicológico.

Afortunadamente, hay quienes no se rinden ante tanta insistencia malévola y mantienen sus esperanzas y capacidad de lucha incólumes.

La forma más efectiva de luchar para detener esta vorágine que vivimos es hacer lo mismo que hacen los oficialistas y, si es posible, con pruebas. Hay que actuar. Hay que informar, desenmascarar y protestar. Hay que hacer ver a nuestros conciudadanos, que las encuestas sólo reflejan lo que está en la superficie y lo que importa es la marea fuerte y arrolladora que, con energía indomable, es capaz de cambiar el signo de menos a más en la suma de los votos.

Este gobierno es una dictadura paraconstitucional y eso no es juego, es terrible y es una situación injustificable. Su próxima jugada será, como ya estamos viendo, invalidar el peso del elector en la dirección del país. Hacia allá es que debemos dirigir nuestro esfuerzo: a mantener la vigencia plena de la democracia representativa y valorar, sin discusión, el voto personal.

Archivo del Blog

Acerca de mí

Mi foto
Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio