Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 6 de febrero de 2009

Simulacro

(Artículo de opinión publicado en la página 11 del diario El Nacional, el viernes 6 de febrero de 2009)

El lunes pasado fuimos testigos de la culminación, por ahora, de un experimento político sobre el autoritarismo, el desprecio por los intereses individuales y colectivos y la estructuración necesaria para la instalación de un estado de control y dominio social y económico total. Es decir, una dictadura.

El jefe del Estado nos sorprendió al decretar día feriado de asueto obligatorio al 2 de febrero, apenas dos días antes de la fecha. El Gobierno hizo uso de las Fuerzas Armadas y policiales para forzar el cumplimiento del feriado, en evidente reconocimiento de que los ciudadanos no sólo no se sintieron a gusto con la celebración forzada, si no que, además, no les causaba ninguna alegría ni regocijo la conmemoración de los diez años del gobierno actual.

Deduzco, de las situaciones que hemos venido padeciendo últimamente: aumento extraordinario de la criminalidad; desconocimiento de la voluntad popular que negó la reforma constitucional; criminalización y satanización de las protestas; amenazas y ataques contra los representantes de la Iglesia Católica; coacción a periodistas y medios independientes; restricción del poder de los gobernadores y alcaldes no afectos al
Gobierno; campañas de descrédito y desprecio de los líderes no oficialistas; represión brutal a los estudiantes que manifiesten sus criterios, opiniones y simpatías políticas; invasión de los recintos inviolables universitarios; política velada de apoyo y estímulo a grupos violentos e irracionales para que invadan, destrocen y hasta maltraten a servidores públicos hoy bajo la dirección de líderes de oposición; ruptura de relaciones diplomáticas basándose en acusaciones vagas que no reconocen el curso de los acontecimientos y que, como ya es usual en este país, convierten al agresor en víctima.

Además de lo dicho, la profanación de la sinagoga de Maripérez, que fue observada desde corta distancia por las fuerzas del orden público sin ninguna reacción de protección, nos ponen sobre la pista de que esto ha sido un simulacro de consolidación dictatorial.

Profanar un templo y destruir sus símbolos es una barbaridad inaceptable. Ninguna comunidad religiosa debe ser tratada con agresividad y violencia. Maltratar a la comunidad judía es un signo de represión política y social que ya hemos visto muchas veces en la historia y que ha sido tristemente el preludio de la desgracia del
totalitarismo y la intolerancia. Dos actitudes con las que, al menos yo, me niego a convivir.

La desprotección a la sinagoga y la declaración del día de asueto y su imposición, aun sin haber sido publicada en la Gaceta Oficial, demuestran que el Jefe es el jefe y que las fuerzas del orden público son ciegos brazos ejecutores de órdenes emanadas de la impulsividad, el odio, el resentimiento y el narcisismo del gobernante que
quiere perpetuarse. Ya ni siquiera se nos incita a la paz y a la armonía familiar y social con el descanso merecido después de largos e intensos días de trabajo. Ahora se nos conmina a estar contentos y se nos obliga a demostrarlo no trabajando, a pesar de que estemos llorando de rabia e impotencia ante la barbarie política que estamos viviendo y que nos están anunciando que vendrá, gane o no el Sí.

Como recurso de dignidad y respeto ciudadano, votaremos No y lo seguiremos haciendo a todas las indignantes propuestas de este gobierno totalitario, corrupto e irrespetuoso de la voluntad popular.

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