Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 20 de febrero de 2009

Las dos mitades

(Artículo de opinión publicado en la página 13 del diario El Nacional, el viernes 20 de febrero de 2009)

El 15 de febrero vivimos un episodio más de la serie "socialismo del siglo XXI".

Más de la mitad de los venezolanos decidieron que Chávez debe quedarse de jefe absoluto y líder de la revolución, todo el tiempo que él quiera y todas las veces que lo desee.

Si eso es bueno, sano, práctico y útil, o no lo es, ya no importa. Así será por los próximos años y es probable que veamos otros cambios en la estructura política administrativa del Estado que, aunque no nos gusten y seamos capaces de prever claramente su mínima conveniencia para un Estado moderno, dinámico, con alto crecimiento económico y fuertes cambios sociales, serán, sin embargo, aprobados por la propaganda y el apabullamiento mediático y financiero del Gobierno.

La oposición no tiene las respuestas a todos los problemas, pero tampoco las tiene el Gobierno y por tanto, la imposición, por la vía de la insistencia propagandística, los juegos de palabras y las frases altisonantes y carentes de sentido pero que reflejan una postura emocional, seguirán siendo el lubricante preferido para introducir los cambios que el Gobierno necesita para preservar e incrementar la dependencia de los necesitados y la inseguridad en los aventajados por su propio esfuerzo. El depender del tejido social, político y económico instaurado por la mal llamada revolución, es la concha de cambur que han pisado muchos y que les llevará al suelo, en una lenta pirueta fatídica.

La aprobación de la enmienda propuesta para la reelección indefinida se convirtió en una prueba de popularidad y aprobación para el presidente Chávez. Salió airoso con 54,86% de los votos emitidos que equivale a 1 millón de votos más que el No. Cifras que son la demostración palpable del efecto de la propaganda, del acercamiento al votante y de la dramatización emocional del concepto a debatir.

El Sí es la respuesta a un esfuerzo propagandístico descomunal. El No fue la respuesta popular máxima posible ante la racionalidad, el sentido común y la escasez de medios de propaganda.

La oposición no cuenta con los medios adecuados y suficientes para impulsar sus campañas de propaganda.

Probablemente jamás contará con esos medios. Las arcas del Sí fueron en gran parte las del Estado. El Gobierno estuvo por al menos dos meses al servicio del Sí. Nunca tanto esfuerzo gubernamental estuvo por tanto tiempo y tal intensidad al servicio de una acción política.

Eso fue sólo para ganar la enmienda. ¿Pueden ustedes imaginar cómo van a ser las próximas elecciones presidenciales? ¿Vislumbran quién va a ganar la elección y ser reelecto? ¿Y por cuántas veces...? Para los pueblos el aprendizaje derivado de las experiencias no es frecuente y, si se da, no es duradero. Los pueblos reaccionan, a veces súbitamente, a veces lentamente. Buscan la seguridad y la esperanza, no la racionalidad ni la lógica. Desean la paz y la sensación de poder, no el altruismo ni el sacrificio colectivo. Los pueblos desean líderes que los guíen y les den y, tristemente, se dejan abusar. La autoridad abusadora se hace con el poder de forma casi permanente. Las únicas salidas de los pueblos abusados crónicamente son la revolución o los cambios políticos inducidos por un líder temporal, sin aspiraciones dictatoriales ni de permanencia. Es decir, un líder altruista, racional, abierto intelectualmente, respetuoso de la condición de ciudadanos y que esté dispuesto a dejar el paso a los que vienen...

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