Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 9 de enero de 2009

Reflexión de año nuevo

(Artículo de opinión publicado en la página 9 del diario El Nacional, el viernes 9 de enero de 2009)

Este año será de muchas tensiones y bajo nivel financiero. Estaremos pendientes de la llegada de 2010 y dispuestos a que el año pase rápido y no se perturbe mucho el tenso ambiente nacional.

Sin embargo, tendremos que vivir cada uno de los 365 días por venir, que son muchos días para la creatividad político administrativa judicial y propagandística del autoproclamado líder de la errática revolución inspirada en el indescifrable socialismo del siglo XXI.

Atravesaremos el 2009 tratando de calibrar los vaivenes del gobierno nacional y preparándonos para el salto e hincada a la yugular oficialista, que será la elección de diputados y diputadas a la Asamblea Nacional, en 2010.

En un mes decidiremos sobre la reelección a los cargos de elección popular. Asunto escabroso, presentado de forma tan simple que parece un juego de niños: tan sólo varias pequeñas enmiendas a la Constitución. Apenas unos recortes a los artículos 230 (presidente), 192 (diputados), 174 (alcaldes) y 160 (gobernadores). Estocada mortal al espíritu de la Constitución, que, desde 1830, ha mantenido la alternabilidad como clave para la democracia venezolana.

Que nadie se acongoje por no poder cumplir sus fantasiosos deseos de llegar a ser Presidente, Diputado, Gobernador o Alcalde. No estará más esa ilusión entre las ambiciones del venezolano. No podrá estarlo, pues mantenerse en el poder indefinidamente requiere de un apoyo de necesidades creadas, sólo compatibles con la complicidad, epítome de la corrupción.

Continuarán las expropiaciones “compartidas”, eufemismo inaceptable para quienes arriesgan sus conocimientos, sus capitales de trabajo y su productividad, generadoras de empleos y fortuna para ellos y para otros, incluyendo a la nación.

A los “prontos” en la toma de decisiones sobre los bienes de los demás, le seguirán mayores impuestos y obligaciones para con el estado, sin representación alguna en beneficios para los ciudadanos, pero sí para los planes grandiosos y la propaganda personalista del gobierno.

La supuesta cautela en la administración de divisas, es un signo de represión a las libertades ciudadanas y de rechazo a la inmigración y a la inversión extranjera, excepto la privilegiada por el amiguismo, la corrupción o la propaganda.

El descenso en las entradas petroleras sorprende sólo al gobierno, que, despilfarrador e imprevisor, se encuentra con planes improductivos que debe mantener por compromisos políticos. Pagaremos justos por pecadores y se mantendrán los planes populistas en desmedro del avance real de la economía y de las mejoras sociales.

Año complejo: mentiras y disimulos en asuntos de salud, en materia financiera, en el tema de la pobreza y el desempleo y en los supuestos avances educacionales, culturales y sociales, que vemos como atrasos.

Año del despegue definitivo de las fuerzas progresistas y concertadas que se están desarrollando en los espacios mantenidos por el espíritu democrático, tolerante e incluyente de esa mayoría de ciudadanos que nos damos cuenta del desbarajuste y caída libre que ha representado para Venezuela este gobernante y sus secuaces.

Año para mantener la fe en nuestras capacidades, con esperanza, sin permitirnos el menor desaliento, siendo perseverantes en nuestras metas y utilizando al máximo nuestra creatividad y buen humor criollo, para afirmar así nuestra seguridad en el futuro que nos queremos dar.

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