Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Fraude y burla

(Artículo de opinión publicado en la página 15 del diario El Nacional, el viernes 12 de diciembre de 2008)

Recientemente vivimos un domingo pleno de devoción patriótica mientras votábamos por gobernadores, alcaldes y otras figuras políticas regionales. Esperábamos que los resultados definieran fuerzas partidistas y apoyaran planteamientos políticos y administrativos. Todos coincidimos en que votar es el único medio viable para cambiar o mantener las estructuras políticas.

Gran alegría para la oposición, que no sacó las once gobernaciones soñadas, pero obtuvo las cinco más populosas; gran alegría para los oficialistas que obtuvieron 17 gobernaciones y un montón de alcaldías.

La alegría duró poco. Horas después, Chávez inició un interminable juego matemático con los resultados y sus posibles interpretaciones, que convirtieron el voto en una maldición y la alegría de todos se truncó en amargura desproporcionada, teñida de envidia, egoísmo, rabia y desprecio, como no habíamos visto nunca.

Como consecuencia de la desilusión con sus acólitos perdedores, el Presidente de casi la mitad de los venezolanos –así se siente él– decidió concertar un fraude a través del secuestro de los poderes esperados por gobernadores y alcaldes, burlándose así del electorado. Los elegidos por la mayoría opositora se encontraron con cascarones sin substancia, vaciados arteramente por órdenes presidenciales, mientras que los oficialistas no sólo gozan de las prerrogativas de sus cargos, si no que, además, disfrutan de la exposición mediática que representa el Presidente de la República asistiendo a sus tomas de posesión. Además, ahora, algunos alcaldes oficialistas serán miembros del gabinete ministerial con derecho a voz: arietes embalados contra los gobernadores no oficialistas.

La buena fe y el respeto a las leyes es la base de los gobiernos democráticos y la principal motivación en la política. Cuando no se la respeta se cae en el autoritarismo totalitario, en la dictadura o en la tiranía.

En este país lo que quedaba por resquebrajarse, luego de las violaciones reiteradas a la constitución, el abuso de poder, los retardos procesales inducidos por el revanchismo, la intromisión oficialista mediática en las vidas de los ciudadanos, los falsos testimonios, las mentiras y las tergiversaciones, era la buena fe de los ciudadanos. La fe en que a través del voto se pueden cambiar las autoridades de gobierno y sus formas de gobernar, sin que se tambalee o se destruya el aparato del estado. Ahora resulta que no es así y como al Presidente no le gustó que ganara alguien de la oposición, entonces el derecho a gobernar es cercenado porque el gobierno vacía el cargo de sus atributos de poder que, sobre entendidos y aceptados por todos, de buena fe, se encuentran definidos en términos generales en la constitución.

Esa es la puñalada trapera más profunda que ha recibido la democracia en este país.

Ahora la pregunta que nos haremos será, obviamente, la que el oficialismo quiere que nos hagamos: ¿Votar, para qué? Y así se aprobarán ellos solitos sus propias marramuncias: gobernadores que nadie quiere, alcaldes que no cuentan más que con el favor del jefe y finalmente, la reelección indefinida presidencial, que no beneficia a nadie, excepto al propio Chávez.

Fraude evidente, burla hiriente y despojo artero, una receta para que los tercos como yo, sigamos votando y votando, por que esa sigue siendo mi única arma para detener las aspiraciones innobles, aviesas y fraudulentas de este gobernante.

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