Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Ojalá

(Artículo de opinión publicado en la página 15 del diario El Nacional, el viernes 14 de noviembre de 2008)

Nos hemos convertido en una sociedad que desea y sueña que las cosas sucedan en vez de hacer que sucedan.

Estamos perdiendo la cualidad de luchar por lo que queremos que sea. Las facilidades para hacer ciertos los sueños y efectivos los deseos, han sido demasiado grandes y frecuentes. El gobierno se ha encargado de adquirir votantes regalando objetos y satisfaciendo intereses momentáneamente.

Hoy, pocos sentimos que para cumplir nuestras aspiraciones haga falta el esfuerzo, la constancia, la creatividad y la paciencia. El dinero fácil, sin cómo ni por qué, la manipulación, el abuso del poder y la corrupción son actitudes comunes que los jóvenes se sienten tentados a imitar. El insulto, la descalificación y la amenaza, son modos de gestión. El desprestigio, la coacción, el desprecio y la humillación, son las recompensas a los servidores públicos que conservan su independencia y dignidad.

Ya no vemos como posible que ante la falta de paz y seguridad, la independencia y la defensa de nuestros derechos, sintamos la obligación de luchar y para ello, de ser necesario, sacrificar nuestros bienes y hasta la vida.

El Presidente teme obsesivamente que le quiten la vida y los demás tememos entregar la nuestra. Nadie se arriesga más allá de lo prudente y lo prudente es la zona de confort, el no padecer.

Nos quejamos de todo. El Presidente, el Concejo Municipal de Valencia y la supuesta izquierda revolucionaria se quejan y amenazan a quienes no están con él o no aprueban su forma de gobernar, en actitud sectaria, intolerante, excluyente y fascista. Hasta la Feria del Libro llegó la intolerancia, también llegará hasta los presupuestos estadales en caso de no ganar el candidato chavista la gobernación que sea. La oposición por boca de sus muchos dirigentes se queja de desiguales diferencias en el uso propagandístico de los medios y de la utilización gubernamental de los mismos, pero no presiona para su inclusión en los espacios mediáticos oficiales y satura los medios privados. Nos quejamos de que en algunas localidades la oposición no logró la unión entorno a un candidato único, pero los votantes no nos ponemos de acuerdo en hacerlo nosotros si los candidatos no responden al clamor popular y a las necesidades del momento.

A veces, criticar y opinar sobre la oposición parece más peligroso que hacerlo contra el gobierno. Más le tememos a que nos digan que "le estás haciendo el juego al gobierno", que a criticar abierta y duramente la actitud egoísta, oportunista e interesada de algunos candidatos opositores.

Ojalá ganara fulano. Ojalá no haya zaperoco. Ojalá votemos todos. Ojalá la gente decida en el último momento votar por un solo candidato.

Ojalá todos los gobernantes fueran como Solón, que supo retirarse a tiempo, que trataba a todos con respeto y que mantuvo los poderes en equilibrio y al pueblo con la expectativa de que cada vez serían mejores, si eran libres, demócratas y solidarios.

Estamos a tiempo de redescubrir que el único "ojalá" que funciona es hacer las cosas, luchar por ellas y que en ello vaya nuestro futuro, incluyendo la vida. Las cosas suceden por que las hacemos suceder. Los candidatos ganan elecciones por que nos presentan lo mejor de si mismos y sus esperanzas coinciden con las nuestras.

Si vamos a votar por quienes nos inspiran por su entrega y generosidad, ganaremos todos. Si pretendemos votar por quienes nos plantean un ojalá, seguiremos mal.

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