Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Ene o: ¡no!

(Artículo de opinión publicado en la página 17 del diario El Nacional, el 14 de diciembre de 2007)

Así suele decirse cuando de la aceptación de una negativa se trata y sentimos la obligación de expresarla de forma clara y contundente. Tajantemente. Así deberíamos hablarle a quien no quiere entender que no es no y punto.

Es indignante la bravuconada irrespetuosa del primer mandamás del país, al informarnos, él primero y luego él otra vez, en Fuerte Tiuna, junto a militares de altísimo rango y más alta fidelidad, que la reforma a la Constitución iría de todas maneras. Lo que, traducido al idioma de los hechos, significa que le trae sin cuidado la opinión del pueblo de Venezuela, que rechazó por mayoría la reforma, o que no entendió que significa la palabra no.

Otros personajes oficialistas también han planteado lo mismo, como Escarrá, el del pelo gris. Tétrica y ominosa opinión, pues si él, que es constitucionalista y profesor, piensa así, no quiero ni imaginar en lo que estamos metidos los venezolanos.

Total, que algunos piensan que no tomarán un no por respuesta. Ante eso, los demás debemos estar bien seguros de lo que haremos. Se ve venir una colisión de entendimientos: los no contra los sí a la fuerza. ¿Quién ganará en esa confrontación? Obviamente, seremos perdedores todos.

Puede ser que, a través de algún truco o ardid, aprueben “legalmente” las reformas a la Constitución. Otra posibilidad es promover una constituyente y, si el oficialismo obtiene la mayoría constituyentista, se apruebe una nueva Constitución, como ellos la quieren. Es posible. Todo es posible. Habría que verlo, pues siempre tendremos algo que decir quienes votamos por el no. En todo caso debemos estar preparados para dar testimonio fehaciente de nuestro compromiso con el pueblo y con nosotros mismos. No podemos permitir que la decisión de la mayoría se diluya entre el miedo y la inseguridad que nos quieren generar con las amenazas de desconocer el rechazo popular a la propuesta de modificación de la Constitución. No lo permitiremos y nuestra resistencia será a que se desconozca, otra vez, la decisión mayoritaria del pueblo. La democracia, al fin y al cabo, es eso: respeto al voto.

Decir no, siempre es difícil, pero una vez dicho hay que apechar y defenderlo. Si los avances socioeconómicos y políticos que nos merecemos no se llevan a cabo por que no está Chávez en la presidencia, habrá alguien que los liderizará. El mundo, ni gira, ni ha girado, ni girará, alrededor de Chávez, ni de nadie. Inducir al pueblo a pensar lo contrario es otra falta de respeto y una mentira funesta.

Finalmente, debemos aceptar que al votar comprometimos nuestras acciones con el futuro de la Nación y, si creemos que nos salvamos de unas reformas que cambiarían nuestra forma de vida, restringirían nuestras libertades y derechos y nos condenaban al poder de un solo individuo, sin alternabilidad ni cambio en la jefatura, debemos pensar también que la minoría más importante del país nos adversa y nos gobierna, por tanto, es importante hacer coincidir nuestros intereses y dar batallas comunes, que difuminen en lo posible las marcadas diferencias entre quienes votaron por la reforma de la nación a estado socialista del siglo XXI, y quienes lo hicimos para impedir la entronización de ese proyecto de socialismo que, todavía, diez años después, no tiene forma definida, pero si actitud personalista, revanchista, abusadora, limitadora de derechos personales y estranguladora de derechos civiles democráticos y electorales.

Archivo del Blog

Acerca de mí

Mi foto
Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio