Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Nueva Constitución, ¿SÍ o NO?

El próximo 2 de diciembre, los venezolanos sancionaremos la adopción o no de una nueva Constitución. No es, como dice el oficialismo, una reforma de la Constitución de 1999, se trata de un instrumento nuevo, con unos principios políticos y filosóficos diferentes a los establecidos en la Constitución a derogarse el 2 de diciembre.

No entiendo, al igual que muchos otros compatriotas, como el Tribunal Supremo de Justicia ha permitido ese exabrupto. Un reforma puede plantear la optimización de los recursos, derechos y deberes de los venezolanos, pero no puede ni debe hacerlo bajo una ideología política determinada y única, cuando la propia Constitución vigente defiende, estimula y garantiza, la pluralidad del pensamiento político.

Tendremos que ir a las urnas a demostrar patentemente nuestro apoyo o rechazo a semejante abuso de poder y desprecio por la libertad de pensamiento y de acción.

Venezuela no es la única que ha atravesado por semejante predicamento. Me viene a la memoria el controversial año de 1980, cuando en septiembre se aprobó en Chile, con 67% de votos por el SÍ la Constitución propuesta por Pinochet. Todavía se discute la limpieza de ese referéndum. Menos de tres meses después, el 30 de noviembre, se votó en el Uruguay en un referéndum para aprobar o improbar la nueva Constitución propuesta por los militares, al mando del gobierno de facto que dominaba el país desde 1976. Esa Constitución proponía 238 artículos que daban a los militares un mayor poder e injerencia en el futuro político del país. El resultado fue el rechazo con 54% de los votos según unos (TIME), ó 57,2%, según otras fuentes de Internet.

De los dos hechos históricos reseñados, se pueden extractar varias conclusiones, en primer lugar que a los militares (chilenos y uruguayos, al menos) les encanta cambiar la Constitución. En segundo lugar, que los militares chilenos aún siendo tan sanguinarios, dominantes y presionadores como los uruguayos, sin embargo, generaban más miedo en la población que los uruguayos a pesar de que estos últimos llegaron a tener la más alta tasa de presos políticos por habitante en país alguno. En tercer lugar, que se puede ganar un referéndum si todos van a votar, sin miedo y con la seguridad de estarlo haciendo según su conciencia. Así al menos lo demostraron los uruguayos.

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