Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 30 de noviembre de 2007

No más manguareo

(Artículo de opinión publicado en la página 17 del diario El Nacional, el 30 de noviembre de 2007)

No sé cuando se perdió la brújula. No sé en que parte dejamos de verla. Ha sido muy difícil reconocer la dirección y el sentido del camino. Cada quien tiene su propia y respetable opinión acerca de la vía a tomar. En la encrucijada del próximo domingo hay que escoger un camino o seguiremos en este manguareo en el que nos hemos estado consumiendo, mientras otros, más avispados o menos escrupulosos, no lo sé, se han dedicado a cercenar y estrangular los derechos que nos asisten. Los instrumentos de restricción y entrabamiento con los cuales nos han aplicado la palmada y la pomada, están allí y seguirán estando, el gobierno actual los ha utilizado sin escrúpulos y sin vergüenza alguna. De ahí los resultados de un Consejo Nacional Electoral sin credibilidad, un Tribunal Supremo de Justicia que no genera confianza, una Asamblea Nacional manejable y un gobierno que no convence, que pretende obtener más poder, que desea inspirar confianza y que se delata con el manirrotismo y la manipulación. Un gobierno que reputamos como espurio a pesar de mostrar credenciales electorales en apariencia impecables, pero que nos hacen doler el alma por intuirlas adulteradas.

En fraude electoral los venezolanos somos unos expertos. Unos por cometerlos con eficacia y suficiente indiscreción como para que todos los demás lo sepamos, otros por saberlo y no haber hecho nada, excepto manguarear. Hablar sin actuar. Bla, bla, bla, sin hacer. El fraude electoral es opresivo, alienante y abusivo, genera rabia, malestar y revanchismo. La seguridad que creció en los actores de los últimos fraudes para manipular a los ciudadanos es tal, que sienten que pueden, a través de un referéndum, cambiar la Constitución y cambiar a toda una sociedad de musitantes opositores y mendicantes aliados, a desinformados, callados, serviles y agradecidos recipiendarios de las dádivas gubernamentales, o sea, a rebaño pacífico y obsecuente.

Se equivocaron.

El pueblo, con los estudiantes en un primer plano de valentía y arrojo, ha decidido poner límites al abuso oficialista que pretende, sin consenso nacional de ningún tipo, cambiar la estructura política del estado venezolano a una armadura ideológica rígida, constriñente y despreciadora del individuo y sus libertades y derechos individuales y, además, perpetuar en el poder a una persona, haciéndonos ver que no hay, para el oficialismo, ninguna persona capaz de gobernar y pensar por todos, aparte del Presidente Chávez.

Razones de más hay para ir y votar NO. NO, es rechazar la nueva constitución. NO, es negar la posibilidad de un gobernante vitalicio. NO, es mostrar que nadie debe apropiarse de mi derecho a decidir. NO, es decirle a quien corresponda que todos tenemos un límite. NO, es un grito desesperado. NO, es informar al oficialismo de cuántos somos, pues se acabó el manguareo. NO, contribuirá a hacerle sentir al oficialismo que no es Chávez el único conductor posible del gobierno. Un NO que puede cambiar el destino aciago que creemos entrever para nuestro país.

Se trata de que esa nueva Constitución propuesta es un abuso concertado para ser legitimado por el voto. Pero, ni el voto legitima lo írrito y ante el desamparo jurídico en que vivimos, sólo queda el camino de decir NO, una y mil veces, cada uno de nosotros, empezando por los estudiantes y terminando por los servidores públicos que testigos mudos y amenazados, ya saben que pueden decir no.

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