Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

viernes, 2 de febrero de 2007

¿Plan "B"?

(Artículo de opinión publicado en la página A-7, del diario El Nacional, el 2 de febrero de 2007)


En Venezuela ha aumentado el número de personas que quieren emigrar.

Nuestro país debe su desarrollo a personas que por las carencias, falta de oportunidades y desesperanza, en sus países, escogieron emigrar. A la mayoría les fue bien; industriosos, incansables, estoicos y provistos de experiencia ante las adversidades, supieron ahorrar e invertir. Aquí, apoyados por los recursos naturales y la receptividad del venezolano, ayudaron a construir las bases de la economía. Paradójicamente, sus naciones de origen, en los años posteriores a la segunda guerra mundial, desataron sus fuerzas internas y hoy son, en lugar de fuente de emigración, objetivo de inmigración de otros pueblos.

Siento admiración y respeto por quienes abandonando querencias seculares se lanzaron a la aventura de la inmigración, al igual que lo hicieron, en los cuatro siglos anteriores, nuestros antepasados.

Tenemos varios años oyendo hablar de que hay que tener un plan "B". Por tal se entiende la posibilidad de emigrar a lugares de mayor garantía ciudadana y seguridades temporales y económicas, además de defender con tal acción el patrimonio familiar o personal. El plan "B", tal como es descrito por quienes lo propugnan, es un plan defensivo, es evitar males que todavía no están pero que pueden venir, es intentar cuidar y mantener la familia y el patrimonio.

Algunos de los ex empleados de PDVSA, cuando quedaron cesantes, con sus ahorros y prestaciones retenidas por el estado, sus posibilidades de trabajo cercenadas en Venezuela y, además, amenazados de prisión, tuvieron que emigrar para continuar sus carreras profesionales y mantener económicamente a sus familias. Otros no lo hicieron y debieron incursionar en otras áreas de la actividad profesional y económica. Ninguno tenía plan "B".

En estos últimos nueve años los venezolanos hemos estado sometidos a muchos cambios. Los procesos de adaptación han sido casi inexistentes debido a los bruscos e inesperados cruces de dirección y de estilo que ha desplegado el gobierno. A la inseguridad generalizada se le ha sumado la incertidumbre económica, la falta de reconocimiento profesional, las dudas sobre la propiedad privada y la continua descalificación de quienes no son ciegos, sordos y mudos seguidores del Presidente Chávez. Situaciones como la descrita son un obstáculo para la paz personal y social de muchos. No todos toleran bien las dificultades y las frustraciones. Hay quienes, simplemente, no pueden llevar adelante con decisión y disciplina la diaria tarea de vivir en un país en constante zozobra e incertidumbre y una expectativa interminable de cambio.

La inflación –la más alta de América y la segunda más alta del mundo– específicamente la del precio de los alimentos –la más alta del mundo– han traído como consecuencia que el diario vivir en Venezuela, con los salarios actuales, sea una proeza. Para los estratos más pobres de la población, la alimentación representa la mitad del salario. Para todos, los precios de los alimentos son una mortificación y para las amas de casa un drama sin final.

Las fuentes de trabajo son escasas, las inversiones son menores que en otros momentos de la vida nacional y la angustia por conseguir un trabajo que aporte un ingreso digno y suficiente, es acuciante.

La política es a todas luces excluyente de quienes no compartimos las intenciones políticas de los jefes gubernamentales.

¿Emigrar será la solución?

No lo es. Sin embargo, hay muchos que piensan que sí, que los pastos son más verdes en la otra orilla. Además, si nos vamos, si emigramos: ¿qué va a ser de nuestro país, lo dejaremos en manos de quienes sabemos están equivocados; no levantaremos ni una palabra ni una acción a favor de nuestras ideas y en apoyo a nuestras libertades; quién dará la lucha por nosotros y por los demás?

El que ama no tiene plan "B". No me casé pensando que si me iba mal me divorciaría y me casaría con otra. No pienso que si mi patria está mal yo me iré a otra que esté bien, a disfrutar el esfuerzo de otros por su nación y no hacer lo mismo por la mía.

Pero, en fin, ese soy yo y es obvio que muchos no piensan igual; yo los respeto.

Puede ser que algún día nos encontremos en algún lugar como inmigrantes, pues ellos se fueron cumpliendo su plan "B" y a mi me echaron de mi país o tuve que huir, en pelo, sin plan "B".

O, quizá, se desaten las fuerzas internas de nuestro país de tal manera que lleguemos a ser, en lugar de fuente de emigración, objetivo de inmigración de otros pueblos, como lo fuimos siempre.

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