Sitio virtual donde se archivan los ensayos periódicos que escribe Álvaro G. Requena, sobre la situación política, social, económica y de salud en Venezuela.

sábado, 6 de enero de 2007

Reflexión en el año nuevo

(Artículo de opinión publicado en la página A-7, del diario El Nacional, el 5 de enero de 2007)

El año nuevo es motivo de renovación de viejos y casi olvidados propósitos y de enunciación de nuevas propuestas y decisiones, que alivien nuestras consciencias y estimulen nuestra autoestima. Así ha sido, así debe ser y espero que sea así, por siempre. Dejar de fumar, no más flirteos, beber menos, no trabajar sábados ni domingos, invitar a la suegra al menos una vez al mes, hacer dieta, visitar a mi mamá más a menudo, llamar por teléfono a la hermana casi olvidada, ir a misa los domingos, confesarme y comulgar una vez en la cuaresma, no ponerle malas caras a fulanito, saludar a mengano, ahorrar… etc. ¡Qué lista! La misma de siempre con algunos añadidos generados por la inercia del tiempo, la pérdida natural de la paciencia y la engorrosa dificultad de desplazarse en Caracas.

Pero para el año 2007 me he propuesto, además, nuevas resoluciones, algunas con carácter totalmente discrecional, es decir, propias y únicas de mi persona y basadas en mis propios e individuales intereses. Tal y como lo hace Chávez. Con la diferencia de que a él no le gusta un canal de televisión y ordena que no le renueven la concesión. Discrecionalidad absoluta. Así haré yo. La primera, es que no pienso ver los canales de televisión del estado, pues no me gustan ni como hablan ni como hacen los programas, la chabacanería y la jaquetonería no son definitorias, para nada, del estro nacional; además los programas en su mayoría no obedecen a los intereses del pueblo y sí a los intereses de una fuerza política y a las pasiones mezquinas, revanchistas y hasta morbosas, de los jerarcas políticos gubernamentales del momento, y eso, en mi manera de ver, desvirtúa el concepto de Estado, parcializa al gobierno y sus seguidores en contra del resto de los venezolanos y convierte a los medios de comunicación del estado en marionetas gubernamentales.

Otra, es que he decidido incrementar mi presencia en la red. El Internet está tomando últimamente un auge impresionante, no sólo en Venezuela, también en el resto del mundo. El crecimiento en Venezuela era de esperarse, ya que la libre expresión de las ideas se encuentra constreñida o amenazada y el recurso de Internet es excelente para cumplir con esa necesidad de expresarse con libertad y sin cortapisas. Vemos como cada día se restringen más los medios de comunicación en la expresión libre de sus ideas. Los medios que no se han regulado –léase: autocensurado – a sí mismos lo serán pronto por el gobierno y este de manera discrecional y sin respeto por los debidos pasos, argumentos, normas y costumbres, no renovará las licencias de quienes le “caen mal” o simplemente no están de acuerdo con las políticas oficialistas. En Internet estará el asunto… y la información. Mis opiniones continuarán llegando al público y saldrán a la calle, como siempre, por este medio o por el medio que sea y por la red, tal y como lo he venido haciendo desde hace cuatro años, desde mi página web: http://mivenezuela.blogspot.com.

Finalmente, he decidido actuar en la política local de una manera más activa. No puedo seguir sentado aquí, tranquilo y sin nervios, viendo y oyendo cómo al pueblo se le dicen tantas mentiras, se le dibujan quimeras y se le ofrecen soluciones, que salvo raras excepciones, siempre pasan por el quitar, el expropiar, el obligar a compartir, el torcer voluntades hacia los intereses oficialistas y, además, no hay respeto por la propiedad privada, el valor individual de la formación profesional ni por el derecho a la compensación económica adecuada derivada del trabajo realizado. No se respetan los derechos de los individuos ni de sus comunidades. La buhonería, eufemísticamente llamada “economía informal”, ha acabado con los espacios de ornato y expansión ciudadana, dejando ruido, basura, delitos y criminalidad, donde antes habían jóvenes y viejos paseando y glorias patrias y universales mirando, con sus ojos fijos de piedra milenaria, nuestro corto pasar de ciudadanos humildes, agradecidos por la presencia de la plaza o del parquecito. Ahí iré algún día, espero lejano, a andar mis huesos escuálidos en el sol de la mañana y de la tarde y regresar luego al hogar, cansado del paseo diurno por los sitios ciudadanos que todos nos merecemos y hoy no tenemos.

Feliz y venturoso año 2007 y a trabajar por aquello que vale la pena. Recordemos que los reyes Magos traen regalitos, pequeños presentes que pueden hasta ser útiles a más de bonitos, pero no traen democracia, respeto, compromisos ni espíritu de sacrificio. Eso lo ponemos nosotros individualmente. Y cada grano cuenta.

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Caracas, Venezuela
Médico psiquiatra en ejercicio