Candidatos muy cuidados
(Publicado en el diario El Nacional, el viernes 15 de septiembre de 2006 en la página A-8)
Ser candidato de la oposición a las elecciones presidenciales del próximo 3 de diciembre, exige una buena dosis de valor personal, además de claridad en sus ideas políticas, sociales y económicas, y respeto a los derechos y libertades que, con sobrada razón, seguiremos defendiendo.
Los opositores a la oposición, confundidos con los oficialistas, han sido agresivos y violentos contra el candidato Rosales, y por eso el gobierno, por acción del ministro Chacón, decidió protegerlo, no sin antes intentar probar que fueron los simpatizantes de Rosales quienes incitaron con su actitud la destemplada y violenta agresión de los chavistas de Catia.
El candidato gubernamental y actual presidente de la república está más que acostumbrado a esquivar, conjurar y develar, atentados en su contra. Él y Fidel, supuestamente, han sido víctimas repetidas de la maldad de los opositores y de la CIA. Como consecuencia de esa expectante paranoia gubernamental, el Presidente es uno de los personajes públicos más cuidados y por tanto menos accesible al votante, es decir, al pueblo. Esa fantasía morbosa que se regodea en la posibilidad remota del magnicidio, es el producto natural y lógico de las mentiras, promesas y, por consecuencia, desilusión de los espectadores, otrora fanáticos y hoy aficionados a la esperanza, que es lo último que se pierde.
El discurso chavista de víctima potencial de quienes le adversan, organizados y financiados por agencias extranjeras tenebrosas, nadie lo compra y da risa. Ni los más ingenuos de los simpatizantes chavistas se creen lo de que la lucha electoral es entre Chávez y Bush, pero si se sospechan, cada vez más, que la verdadera contienda electoral venezolana es entre Fidel y Rosales.
Tampoco está interesada la ex?fanaticada chavista en oír el largo y tedioso discurso populista, engrandecedor de pequeños y no repetidos logros; informador de ventajas por adquirirse, que no llegan jamás; expositor de esquemas políticos que no entiende nadie y que se arropan con las banderas comunistas. Discurso que dejó de ser atractivo y hasta entretenido, y ahora es cansón.
Pero lo que ha puesto peor a los ex?fanáticos de Chávez, es saber que llevan 8 años gobernando y todavía no lo saben hacer, y que el candidato gubernamental les está ofreciendo 6 años más y, en el camino, la reelección indefinida y el partido único. ¡Qué fastidio! ¡Qué obstinación!
La saturación de esperanzas no cumplidas y de expectativas vacías, llegó al máximo con las dádivas presidenciales y las carencias populares. Ante la imposibilidad de encontrar nuevos elementos de sorpresa esperanzadora, el discurso ha tenido que cambiar. Apareció Barreto diciendo barrabasadas que sólo hacen sentido en cuanto que generan inseguridad y miedo en unos pocos y esperanzas agónicas en muchos, que oyen, ven y desean, pero saben que por esa vía no colmarán sus aspiraciones, como no lo han hecho hasta ahora.
Nuestro pueblo entiende y así lo harán saber en su momento, que lo importante no es lo que me den hoy, aunque es bienvenido, si no lo que yo pueda aportar a mi persona, a mi familia y a la comunidad. No es eso lo que está pasando hoy ni en los 8 años anteriores, pero es lo que deberá suceder en el futuro: fomentar en las personas el hacerse cargo de sí mismas con el apoyo irrestricto y equitativo del estado, es una aspiración que comienza con las ventajas ciertas de la educación y la previsión social y de salud, y termina con el estímulo continuo a la inversión privada, al ahorro y a la justicia social, pasando por un sistema jurídico estable, una administración de impuestos racional, justa y adecuada, y una política exterior coherente e interrelacionada con los países que son socios en el desarrollo y expectativa de nuestra riqueza cultural, social y económica.
La protección que se despliega para proteger al Presidente-candidato es muy consistente y obvia, pero, como decía antes, aislante.
La protección que el gobierno ha decidido brindarle al candidato de oposición, aunque concebida diferente y actuada por personas menos experimentadas que el G-2, también busca lo mismo: aislar al candidato, pero por razones diferentes.
Mi recomendación para el candidato de la oposición es que no se deje proteger por el gobierno, que no acepte tal cuido, que se cuide solo o se deje cuidar por el pueblo. Que sus agentes de seguridad no usen armas de fuego y que confíe en el pueblo que le necesita y le quiere. Como hizo Chávez, antes de ser el gobernante distante, aislado y publicitariamente retorcido, que tiene que ser hoy para mantenerse vigente en las mentes de sus adeptos.